El Gobierno busca dejar atrás el escándalo por las fotos de Olivos y se abraza a la polarización

Politica
Lectura

Como si fuera una profecía autocumplida, los números de las encuestas del oficialismo proyectan lo que hace una semana era nada más que un deseo o un pronóstico entre los principales

allegados al Presidente. Según los sondeos que manejan en el comando de campaña del Frente de Todos, el escándalo por las fotos de los festejos en Olivos en el medio de la cuarentena estricta no restó votos. "Los votos que perdimos, los perdimos antes de las fotos", reflexionan en los despachos más importantes de la Casa Rosada.

Durante las primeras horas posteriores a la revelación de LN + sobre los festejos de la primera dama en agosto de 2020, cerca de Alberto Fernández celebraban que la oposición se hubiese puesto delante de las denuncias y hasta fantaseara con un juicio político contra el Presidente. “Fue un error estratégico garrafal. Como no encuentran un discurso de campaña, se apuraron en politizar una escándalo que podría haber tenido otro cauce en una sociedad engrietada. En campaña, todo es parte de la grieta”, apuntaban.

El Presidente hizo lo propio. Se refugió en el bastión más duro de la coalición gobernante y viró del tono por momentos apesadumbrado y de lamento de Olavarría, a los gritos en La Matanza, San Martín, Avellaneda (y algo más calmo) en La Plata. En las últimas paradas se mostró ademásjunto a Cristina Kirchner. Las denuncias por violar las medidas sanitarias se reproducen ahora de los dos lados de la grieta.

La apatía de un sector del electorado a tres semanas de las PASO también se cuela en los focus del Gobierno. Las elecciones provinciales en Jujuy, Misiones y Salta tuvieron como hilo conductor la baja asistencia a las urnas. En el último caso, además, el 12,1 por ciento prefirió votar en blanco. Fue una opción más exitosa que la tercera fuerza más votada (el FdT local). Nada de eso parece asustar demasiado al oficialismo. Pesa más por ahora el sector de la biblioteca política que dice que esos signos -menos votos y votos en blanco- favorecen a los oficialismos.

BANER MTV 1

En el Ejecutivo abonan esa teoría para subrayar que el Frente de Todos en la Provincia duplica en votantes duros, aquellos vinculados emocionalmente con una fuerza, a Juntos por el Cambio. Se abrazan a la tesis de que los votantes blandos e independientes, que definen las elecciones, tienen un voto utilitario ligado a la economía de bolsillo. Apuestan a seducirlos con la reactivación económica y del consumo -que, según los índices que manejan en el Ejecutivo, empieza a mostrar números alentadores- y a las reaperturas paritarias (aunque los trabajadores informales (el 51 por ciento de la masa laboral) y quienes están fuera de convenio perecerían no entrar en la ecuación.

“La reactivación es un hecho”, sentenció Santiago Cafiero el viernes. De todos modos, saben que dentro de ese universo será difícil retener a quienes no les haya llegado un alivio económico. Ya se recuperaron 220 mil empleos de los 260 mil que se destruyeron en 2020. "No es un rebote, es una recuperación", se ilusionan. 

Entre quienes diagraman la campaña nacional del Frente de Todos aseguran que no hay una migración masiva de votantes entre las diferentes fuerzas políticas. También echan por tierra la posibilidad de que exista una masa decisiva de indecisos que puedan tomarlos por sorpresas. Aseguran que en la Provincia no son más del 7 por ciento. “Son un espejismo de agua en la ruta, cuando nos acercamos no están más”, dicen en Balcarce 50.

Durante la primera reunión de Gabinete que encabezó el Presidente en 20 meses de gestión, Cafiero les reclamó a los ministros que salieran a defender la administración nacional. “Tienen que defender la gestión, porque es la carta de presentación de nuestro frente político”, exigió el jefe de Gabinete.

De todos modos, en el Ejecutivo reconocen que la idea original de presentar estos comicios como un plebiscito de gestión ya fue archivada. Pesará más la venta de una narrativa de futuro y futuro, que estará apalancada por las reaperturas de actividades que permiten el escenario de vacunación.

La aplicación de las dos dosis a la mayoría los mayores de 50, permitirá que en septiembre regresen conciertos y espectáculos; además del fútbol; señales que se inscriben dentro del lema oficialista para estos comicios: “la vida que queremos”. Por ahora, en el Ejecutivo confían en que la variante delta de coronavirus no entorpecerá sus planes. 

Entre los colaboradores más próximos al Presidente, acechados por las críticas por ahora silenciadas de los aliados tras la publicación de las fotos, insisten en que Fernández es el dirigente oficialista con más votos, el principal elector. El mensaje parece tener como destinatario al conjunto del arco político, pero sobre todo a los socios.

A pesar de los números sólidos del jefe de Estado, que repiten sus laderos, Fernández retomará una agenda federal esta semana en tres provincias donde el oficialismo es amplio favorito: Catamarca, La Pampa y San Juan. Los tres distritos juntos suman apenas el 3,45 del padrón nacional. En la Rosada confían que las obras nacionales en el 80% de los 2 mil municipios del país y el plan de vacunación en marcha le permitirá al mandatario mostrar gestión y resultados-y una excusa que habilite el viaje- adonde quiera que vaya a hacer campaña. Las fotos con Cristina Kirchner en el Conurbano no se terminaron. La prioridad es que el peronismo vuelva a ganar una elección intermedia en la Provincia después de 16 años.