El Gobierno prioriza hablar del pasado de la economía, no del futuro

Review of Books). Hobsbawm, marxista, deja una frase contundente para prestar atención. “El pasado es la materia prima de los nacionalismos y todo lo que los nacionalismos suelen decir el pasado... es mentira”.

El Gobierno parece morder ese polvo por estas horas. Van dos ejemplos de dos de sus economistas y funcionarios principales:

- Martín Guzmán echó la culpa a Mauricio Macri sobre la deuda sin mencionar que el kirchnerismo pasó del superávit fiscal a déficit duplicando el gasto público en diez años (algo no visto en el mundo), sin contemplar documentación de deudas heredadas y agigantando el desendeudamiento con el FMI cuando en verdad pagó con reservas y a cambio entregó al BCRA una letra intransferible que paradójicamente... fue más deuda.

- La vicejefa de Gabinete, Cecilia Todesca, dijo días atrás que el salario real de los asalariados privados aumentó 78% con los tres kirchnerismos, omitiendo que el salario se había desplomado entre 2001 y 2003, que luego el PBI per cápita creció fuerte de la mano de los términos de intercambio excepcionales y que en verdad el salario dejó de crecer en 2011 (hasta 2015) como explicó Matías Kulfas en su libro Los tres kirchnerismos.

El Gobierno y las autoridades económicas no hablan en cambio sobre el futuro de la economía. Algunas preguntas que podrían servir para obtener respuestas que ayudarían a eliminar incertidumbre, serían cómo piensan bajar la inflación, ¿habrá un plan antiinflacionario?, ¿qué falta (y cuánto) para empezar a negociar con el FMI?

Y ya que sale el tema del FMI, ¿por qué el Gobierno no comunicó ni informó cómo piensa instrumentar los US$ 4.334 millones que recibió del Fondo Monetario, en concepto de la ayuda extra que el organismo repartió a nivel mundial? ¿Cómo piensa registrar esos dólares el Gobierno: será una transferencia al Tesoro o al Banco Central como fue el caso de México (que informó su Banco Central)? Si el dinero ingresa a las cuentas del Tesoro, ¿Argentina tendrá superávit fiscal (arriba de la línea) o se contará como financiamiento (debajo de la línea). ¿Cómo se analizará su trazabilidad si el FMI exigió y preguntó al país sobre la transparencia de sus cuentas? Pero el Gobierno sólo habla del pasado y como los nacionalismos lo hacen: olvidando datos.