Atentado en Kabul: el dramático final para un joven taekwondista y una estudiante de periodismo

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Mohammed Jan Sultani se aferró a sus certificados de campeón nacional de taekwondo mientras se abría paso entre la multitud que presionaba para entrar al aeropuerto de Kabul

a fines de la semana pasada.

El atleta de 25 años no estaba en ninguna lista de evacuación. Sin embargo, esperaba que sus logros lo hicieran a él y a su joven familia lo suficientemente especiales como para que se les permitiera entrar y subir a uno de los vuelos que rescatan a extranjeros y afganos que huyen de los talibanes.

Mientras avanzaba con decisión, un terrorista suicida del Estado Islámico detonó diez kilos de explosivos entre la multitud justo antes del anochecer del jueves, matando a 169 afganos, incluido Sultani, y a trece militares estadounidenses.

Su esposa y sus dos hijos, Zahid, de 4 años, y Zahra, de 2, sobrevivieron; él les había dicho que se alejaran un poco mientras se acercaba a la puerta.

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Tres días después, Zahid sigue en estado de shock. Llora, pero no habla.

El padre del atleta, Ali, dijo que su hijo preveía un futuro sombrío bajo el gobierno de los talibanes.

El padre del atleta, Ali, dijo que su hijo preveía un futuro sombrío bajo el gobierno de los talibanes. Foto: AP

El padre del atleta, Ali, dijo que su hijo preveía un futuro sombrío bajo el gobierno de los talibanes. Foto: AP

"No sabía adónde iría", dijo el domingo el hombre, que se apellida Rahmani. "Estados Unidos, Europa, no importaba", agregó Rahmani, sosteniendo algunas de las medallas de su hijo, con la voz cargada de tristeza.

"Todo el mundo en el país parecía estar escapando", dijo.

Najma y su canal de YouTube


Najma Sadeqi también estaba entre los que intentaban salir esa tarde. Esta joven de 20 años, que cursaba el último semestre en la escuela de periodismo, temía que el regreso de los talibanes al poder trajera consigo una versión dura del régimen islámico en la que las mujeres en gran medida se verían confinadas en sus hogares.

Atravesar las puertas del aeropuerto era la promesa de hacer carrera en otro lugar, lejos de todas las amenazas y los juicios.

La explosión del jueves mató a Najma, así como a su hermano y a un primo que la había acompañado al aeropuerto para garantizar su seguridad.

Las medallas de Sultani. Foto: AP

Las medallas de Sultani. Foto: AP

Najma se había iniciado en el periodismo con un canal de YouTube hace unos años y luego pasó a trabajar para un par de emisoras privadas, dijo su hermana mayor, Freshta.

En las dos décadas transcurridas desde que la invasión liderada por Estados Unidos expulsó a los talibanes del poder, las mujeres han logrado avances en la educación, la política y los negocios, pero no ha sido fácil.

Afganistán sigue siendo un país profundamente conservador, en especial fuera de las zonas urbanas. Muchos de los familiares de Najma se opusieron a su incipiente carrera y algunos incluso cortaron el contacto con ella.

Freshta dijo que su hermana recibió llamadas telefónicas y mensajes de texto amenazantes de hombres desconocidos que se oponían a que apareciera en público.

Talibanes patrullan las calles de Kabul. Foto: AFP

Talibanes patrullan las calles de Kabul. Foto: AFP

"Yo era la única a la que le contaba su preocupación por la seguridad", dijo Freshta. "No quería compartirla con la familia porque esta podría impedirle trabajar en los medios de comunicación".

Pero cuando los talibanes avanzaron rápidamente, capturando la mayor parte del país en cuestión de días y entrando en la capital a principios de este mes, Najma decidió unirse al éxodo por temor a que la toma del poder supusiera el fin de una carrera que no había hecho más que empezar.

Recopiló los mensajes de texto amenazantes y los llevó al aeropuerto, con la esperanza de que la ayudaran a convencer a los estadounidenses de que la subieran a un avión.

Najma planeaba reabrir su canal de YouTube desde su nuevo hogar -dondequiera que fuera- y documentar la vida de los inmigrantes afganos, contó Freshta. "Soñaba con hacer carrera en los medios a pesar de los retos a los que se enfrentaba".

Najma y otras decenas de miles de personas que estaban frente al aeropuerto no se han dejado convencer por las promesas de los talibanes de permitir la participación de las mujeres en la vida pública y la asistencia de las niñas a la escuela.

Ali Reza Ahmadi, un hombre de 34 años que había trabajado como periodista durante casi una década, estaba tan desesperado por salir que acudió al aeropuerto apenas unos meses después de comprometerse. Tanto él como su hermano menor, que esperaba viajar con él, murieron, según Khadim Karimi, un amigo y colega.

Dijo que Ahmadi ya luchaba con la depresión y los problemas financieros antes de que los talibanes entraran en escena. "Estaba muy angustiado, así que decidió ir al aeropuerto y quedarse allí hasta que pudiera conseguir transporte aéreo de cualquier país que lo acogiera", dijo Karimi.

Associated Press

Traducción: Elisa Carnelli

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