Carta a un padre nazi: "Miro su foto en la horca para asegurarme que está bien muerto"

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“El padre, un ajuste de cuentas” (The Father, a revenge, en inglés), una obra del periodista alemán Niklas Frank, es todo un fenómeno editorial en Alemania. Porque Frank, un apellido común

en alemán, es hijo de Hans Frank, alto cargo del régimen nazi y gobernador militar de la Polonia ocupada por los nazis.

Frank tuvo el poder absoluto en Polonia hasta que a principios de 1945 las tropas soviéticas entraron en Polonia por el este y tuvo que huir. El 3 de mayo de ese mismo año fue detenido en Alemania por soldados estadounidenses.

Un duro entre los duros, Hans Frank fue juzgado por el Tribunal Militar Internacional durante los juicios de Nuremberg, fue considerado culpable de crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad y condenado a muerte. Fue ahorcado el 16 de octubre de 1946.

Jerarcas nazis durante los juicios de Nuremberg. Foto: AFP archivo.

Jerarcas nazis durante los juicios de Nuremberg. Foto: AFP archivo.

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Frank había sido nazi desde los inicios del movimiento liderado por Adolf Hitler. En 1919, tras la Primera Guerra Mundial y con apenas 19 años ya se afilió al Partido Obrero Alemán (DAP), origen del Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán (NSDAP), el nombre oficial del partido nazi.

En 1930 ya fue elegido diputado. Fue jefe de la Asociación Nazi de Abogados y aprobó, como ministro, matanzas como las primeras que ocurrieron en el campo de Dachau.

Una carga contra su padre


El libro es toda una carga de profundidad contra su padre. Frank dice que cada día mira la foto de cuerpo entero de su padre ahorcado “para recordar y para estar seguro de que está bien muerto”.

“El padre, un ajuste de cuentas” (The Father, a revenge, en inglés), una obra del periodista alemán Niklas Frank. Foto: waterstones.com

“El padre, un ajuste de cuentas” (The Father, a revenge, en inglés), una obra del periodista alemán Niklas Frank. Foto: waterstones.com

Su padre, Hans Frank, fue considerado responsable del asesinato de casi cuatro millones de polacos (gran parte de ellos judíos) porque una de sus principales labores fue la de asegurar su deportación a campos de exterminio.

Hans Frank fue gauleiter (jefe de distrito), un cargo que en la práctica significaba ser el representante plenipotenciario de Hitler en Polonia. Frank nunca aceptó la responsabilidad de sus crímenes, ni ante el patíbulo. La actitud de Niklas Frank no es la más corriente.

Personas como Edda Goering siempre rechazaron condenar los crímenes de sus padres. Niklas Frank no. Él, tras años de trabajo para el semanario ‘Stern’, decidió escribir una obra que es abiertamente una carga contra su padre.

Hermann Goering (de pie) durante los juicios de Nuremberg. Foto: AP

Hermann Goering (de pie) durante los juicios de Nuremberg. Foto: AP

Niklas Frank no se acuerda de la Segunda Guerra Mundial (nació en 1939 y tenía 6 años cuando la Alemania nazi fue derrotada). Hoy, con 82 años, publica una obra para la que estuvo años estudiando la abundante correspondencia y diarios que la familia guardó de su padre, que antes de ser gobernador militar de Polonia fue jurista amante del arte renacentista y amigo del teórico nazi Carl Schmitt.

Un cobarde y un mentiroso


Niklas Frank no sigue la actitud de su familia. Mientras sus hermanos y hermanas nunca han condenado a su padre, su libro dice que su padre era un hombre borracho de orgullo, obsesionado con su carrera política, un cobarde y un mentiroso.

También critica a su madre, de quien asegura que estuvo sobre todo pendiente de amasar dinero. Niklas vio a su padre por última vez cuando tenía siete años, poco antes de que este fuera ahorcado.

Dice que durante su investigación buscó “al menos una buena acción, un signo de algo, una señal de una pequeña flor en algún lugar de su existencia, pero no encontré nada”.

Su padre, para Niklas Frank, fue un ogro, el mismo hombre que gobernó a sangre y fuego Polonia a las órdenes de Hitler. Recuerda que desde pequeño “tuve la convicción de pertenecer a una familia de criminales”.

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