Tras la derrota electoral en la Provincia, Axel Kicillof convocó a los intendentes peronistas

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Después de la derrota, Axel Kicillof está en la disyuntiva de mantener el rumbo de gestión con tropa propia o abrir a concesión su gabinete para conformidad de sectores

internos en el Frente de Todos. Los intendentes partidarios en primer lugar.

La primera aproximación, aunque tangencial, la aportó la ministra de Gobierno, Teresa García, con su declaración sobre la renuncia a los cargos que están a disposición del gobernador. Una formalidad ante cada catástrofe electoral, como la de este domingo en el oficialismo. No obstante, revela alguna intencionalidad. Entre ellas, la búsqueda del gesto imitativo en el gobierno nacional. Desde la Provincia requieren cambios entre los colaboradores de Alberto Fernández. Economía (Martín Guzmán) y la jefatura de Gabinete (Santiago Cafiero) como prioritarios.

Kicillof y Andrés “Cuervo” Larroque se encargaron de mensajear sobre esa aparente necesidad. Cristina fue la primera en advertir al Presidente que había “funcionarios que no funcionan”.

Pero, al fin, Buenos Aires resultó la expresión más ruinosa de la elección de Frente de Todos al perder por 37,99% contra 33,64 %. Hasta en municipios considerados inexpugnables, hasta ahora.

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Por eso, las renuncias de los ministros que mencionó García no se agota en la formalidad. Algo de esta proyección estarán instalando los intendentes peronistas de la primera y tercera sección en su reunión con el gobernador, en La Plata.

Ayer, hubo un almuerzo de intendentes de la tercera sección con el presidente Alberto Fernández, Máximo Kirchner y Sergio Massa. Fue en Almirante Brown. Kicillof no asistió. “Por motivos de agenda personal”, aclararon ante el requerimiento de Clarín.

Hoy sorprendió con la convocatoria ampliada a los alcaldes del Gran Buenos Aires.

No se esperan planteos destemplados. La queja se desarrolla, intensa, en sordina y se expresará, llegado el caso, en la organización de la elección en la general de noviembre a nivel distrital. La peor de la factura política al gobierno es el reparto de la “boleta doble”, con candidatos propios en el segmento municipal en un tramo, y la “ganadora” (aunque sea de Juntos) en la representación de diputados al Congreso Nacional. En las PASO se verificaron esos cruces espontáneos, y de los otros, los que se preparan.

“Vamos a redoblar el esfuerzo para mejorar más rápido”, comprometió el martes Kicillof. Veinticuatro horas antes tenía la comprobación de haber perdido en siete de las ocho secciones electorales de la Provincia.

Apenas pudo demostrar, como resabio electoral, la ventaja de diez puntos en la tercera sección electoral, en el sur del Conurbano.

Surge, entonces, la eventualidad de un golpe de timón.

No tiene la premura que le atribuyen. “No hay cambios de gabinete inminentes. Las renuncias de los ministros siempre estuvieron a disposición desde que asumieron”, explicaron a Clarín en la Gobernación.

La ministra había argumentado en entrevista con La Red: “Nosotros le hemos puesto a disposición nuestro lugar de responsabilidad al gobernador y él tendrá que tomar la decisión respecto de con quién quiere seguir y con quién no, cuál es su visión de gabinete futuro. Ninguno de nosotros es imprescindible, todos somos reemplazables en la medida que no interpretamos bien lo que la gente espera de nosotros”.

¿Qué evalúa Kicillof? Si aprovecha estos dos meses para un relanzamiento de su gestión con nuevos actores y otro formato en el método de gobernar. O espera las generales para que el resultado final determine el segundo tramo de su administración.

Hay cuatro áreas claves que condicionan el tempo del gobernador. La jefatura de Gabinete, a cargo de Carlos Bianco, no resultaría materia de intercambio. Tampoco Economía, con Pablo López, el funcionario que cerró el acuerdo con los bonistas extranjeros y normalizó los términos de la deuda por 7.500 millones de dólares. Ambos expresan el funcionariado de Kicillof.

Desarrollo Social, en manos de Larroque, y Salud, donde asumió Nicolás Kreplak, en lugar del candidateado Daniel Gollán, son dos cabeceras de playa de La Cámpora. Representan el equilibrio político e institucional del gobierno provincial.

Un desplazamiento de Larroque o de Kreplak provocaría un cisma en ese relacionamiento interno.

“Imposible”, adjuntan al pie. Tendría el carácter de ruptura. Una depreciación del poder de Máximo Kirchner, con lo que significaría, además, para el escenario nacional del Frente de Todos. Demasiada escala para Kicillof, quien depende aún del talante de la vicepresidenta Cristina Kirchner.

Sólo queda Gobierno, de la misma García –electa como senadora provincial-, Infraestructura, administrada por Agustín Simone, y Justicia, del experimentado Julio Alak, como espacios negociables. Pero, a juicio del observador prevenido, serían cambios “para que nada cambie”.

De estas insinuaciones, surge que el propósito último de la movida de las renuncias en Provincia, sólo procuran condicionar lo pasos de Alberto Fernández.