Dos policías a juicio por matar a un nene de 12 años: "Nos quisieron callar, pero no pudieron"

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Facundo Ferreira tenía 12 años y el mismo sueño de miles de pibes de orígenes humildes: llegar a Primera División y firmar un contrato que le permitiera comprar una casa para

su mamá y una "mansión", como aclaraba, para su abuela. Jugaba al fútbol en Unión de Sunchales, de la provincia de Santa Fe, iba a la Iglesia Cristiana, a una maestra particular y se la pasaba jugando a la Play con amigos. A fines de febrero de 2018 viajó a San Miguel de Tucumán, para festejar el cumpleaños 67 de su abuela Mercedes.

Días después, en la madrugada del 8 de marzo, fue fusilado por la espalda. Los policías Mauro Díaz Cáceres (30) y Nicolás González Montes de Oca (27) le dispararon en la nuca.

Este lunes comienza el juicio y se espera que declaren cerca de 80 testigos. Díaz Cáceres, quien gatilló, llega libre y haciendo tareas administrativas en la Policía. González Montes de Oca, conductor de la moto policial en la que iba Cáceres, está detenido, aunque no por el homicidio. Meses después del hecho lo detuvieron por el robo de una cartera. 

"Estamos con muchos nervios; será la primera vez que podamos mirar a los ojos a los asesinos de Facundo", cuenta Malvina Gómez, tía de la víctima. Y agrega: "En un principio nos quisieron callar. Pero no pudieron. Queremos que sean condenados a perpetua, y que cumplan una sentencia firma. También apuntamos a que sean imputados todos los que intentaron encubrir el crimen de Facundo".

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Facundo Ferreira, el nene de 12 años asesinado por la Policía en Tucumán.

Facundo Ferreira, el nene de 12 años asesinado por la Policía en Tucumán.

En la que sería su última noche, Facundo dejó su casa para ir a ver picadas de motos en la zona del Parque 9 de Julio. Su amigo Juan, un año mayor, lo había pasado a buscar en una moto. Fueron juntos. Cerca de una hora después, la familia de Facundo recibió un llamado. Decían que el nene había sufrido un accidente, y que estaba herido. Hasta horas después del entierro, seguían creyendo la versión policial. Todo cambió con la visita de dos militantes de DDHH.

"Nos mintieron hasta en el hospital", recuerda Malvina. "Con el dolor de la muerte, nuestra ignorancia y las mentiras ,creíamos la versión policial. Pero dos personas llegaron a nuestra casa y nos dijeron que había sido un caso de gatillo fácil, y que tenían un testigo dispuesto a hablar".

Cuando se confirmó que Facundo no había muerto por un accidente de tránsito, la Policía de Tucumán intentó instalar la versión de un tiroteo entre los dos policías y los dos chicos. E informaron que habían secuestrado un revólver calibre 22 (y dos vainas), que sería de los menores.

“No se trató de un caso de gatillo fácil, ya que los agentes actuaron contra un claro ataque y contra una agresión; como es su deber y obligación”, le dijo en aquel entonces el ministro de Seguridad, Claudio Maley, al diario La Gaceta. Días después, el episodio se empezaría a esclarecer.

La escena del crimen. Foto La Gaceta

La escena del crimen. Foto La Gaceta

La fiscal Adriana Giannoni ordenó que las pericias del arma en cuestión fueran realizadas en Salta y en Chaco, donde analizaron un barrido electrónico, que puede determinar los rastros de “fulminante”, que sólo son hallados en personas que dispararon un arma de fuego.

A Juan le dio positivo; a Facundo, negativo. "En el juicio vamos a comprobar que el arma fue plantada por los policías", plantea Carlos Garmendia, abogado de la familia Ferreira. "Juan conducía la moto a toda velocidad. ¿Cómo se explica que pudo mirar hacia atrás y disparar con la izquierda si aceleraba con la derecha? No es muy difícil alterar ese tipo de pruebas", advierte.

En el lugar del hecho habían hallado doce vainas de 9 milímetros, del arma de Díaz Cáceres. Ese mismo policía también quedó filmado marcando con tizas las propias vainas de sus disparos, algo fuera de protocolo en cualquier jurisdicción.

Además, el resultado de los estudios que les hicieron a los policías dio positivo de marihuana y de cocaína para Díaz Cáceres.

"Otra de sus mentiras fue decir que primero habían disparado balas de goma y que, al quedarse sin proyectiles, usaron el arma reglamentaria. Pero les secuestraron dos cartuchos de balas de goma intactos. Y en vez de llevarlo a un hospital ubicado a 400 metros del lugar del hecho, lo enviaron a un hospital especialista en accidentes de tránsito, ubicado a quince o veinte cuadras", agrega Malvina. 

La víctima

Facundo era fanático de Atlético Tucumán y del fútbol. En su provincia natal había jugado en Cebollitas y Central Norte. El futbolista Fernando Zampedri, hoy en la Universidad Católica de Chile, varias veces lo había invitado a la cancha de Atlético, como "mascotita". Era su ídolo.

A los 8 se mudó a Sunchales, Santa Fe, junto a sus dos hermanitas y su mamá, que pasó a trabajar en la Huerta de la Municipalidad local. A fines de febrero de 2018, Facundo se reencontró con su abuela Mercedes, quien decía sobre él: "Es la luz de mis ojos", y no tenía problemas en reconocer que era "su nieto preferido". 

La mujer, que lo había criado, viajó de Tucumán a Sunchales y juntos volvieron a San Miguel. En un principio, el viaje duraría una semana. Facundo quería estar con su abuela el 5 de marzo, día en el que cumpliría 67 años. El primer festejo fue más íntimo. Pero para el fin de semana siguiente llegaría el resto de la familia y comerían un asado entre todos.

Facundo, con su abuela.

Facundo, con su abuela.

"Mamá, venite que le vamos a hacer un buen asado a la abuela", le había pedido Facundo a su mamá, que viajaría junto a su hermana (tía del nene) hasta Tucumán. Pero el día que debían disfrutar de la parrilla y la juntada familiar, lloraban a Facundo.

"La fiscal Giannoni pidió tres veces la prisión preventiva para los policías. Es inexplicable que no estén presos. Facundo era un pibe pobre. Creo que esa es la razón por la que no los encarcelaron", remarca Garmendia.

"Los policías modificaron la escena del crimen. Y se comprobó que organizaron amenazas con la familia Ferreira. Hay un policía que, estando suspendido de sus funciones, declaró que le ofrecieron 'regresar a trabajar a cambio de atacar a tiros la vivienda de Ferreira en Tucumán'. Facundo Maggio es el juez que se negó a las preventivas. Es un juez que fue ex defensor de genocidas", concluye.

EMJ