Balance del Emmy 2021: Netflix consiguió prestigio y se buscó diversidad, aunque no fue tanta

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“Permítanme empezar diciendo que somos demasiados en esta habitación. ¿Qué estamos haciendo? Dijeron que iba a ser al aire libre y no está siendo así. Nos mintieron. Ahora mismo estamos en

una carpa herméticamente cerrada, y yo no vine para esto. ¿Por qué hay un techo?”

Seth Rogen fue el primer encargado de entregar un premio y, también, el primero en mencionar la gran anomalía de la 73ª edición de losEmmy: en plena pandemia, el regreso a una ceremonia presencial, en un espacio cerrado, con la presencia de 500 personas sin barbijo ni distancia social. Eso sí: todos los asistentes estaban vacunados y debían presentar un análisis negativo para poder entrar.

Es que el show debía continuar. Si estas ceremonias son por definición aburridas, y todo el circo alrededor es mero control de daños, parafernalia para hacer más llevadero un trámite que casi siempre se extiende más allá de lo tolerable, ni hablar de lo desangeladas que se volvieron desde que el coronavirus apareció en escena. Por algo los Emmy 2020 tuvieron el rating más bajo de la historia.

Delta es una aerolínea

Seth Rogen en los Emmy. Fue el primero en decir que no estaban al aire libre. oto AP

Seth Rogen en los Emmy. Fue el primero en decir que no estaban al aire libre. oto AP

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Qué delta ni qué ocho cuartos: con toda lógica, los Emmy siguen la lógica productivista del capitalismo. La rueda no podía permanecer trabada por más tiempo: había que volver al espectáculo presencial como fuera.

Y blanquearlo de entrada con los chistes de Rogen: “Esta noche es más importante poder usar velas que asegurarnos de no matar a Eugene Levy, así se ha decidido. Pasé de limpiar mi comida a que Paul Bettany me estornude en la cara”.

Es probable que la ceremonia no haya sido un foco de contagios, y más probable aún es que si lo fue, jamás nos enteremos. La pregunta es si valió la pena.

En comparación a la entrega del año pasado y a tristes galas “mixtas” como la última de los Oscar, la respuesta es sí. La excitación por la vuelta a la “normalidad” que se notaba en el aire del Microsoft Theater de Los Angeles atenuó un poco el tedio habitual de estos rituales de premiación.

La agenda de la diversidad, al día

Como viene ocurriendo en los últimos años tanto en los Emmy como en los Oscar y los Globos de Oro, se volvió a notar el esfuerzo por estar al día en la agenda de género y diversidad.

RuPaul y sus drag queens, en la entrega de los Emmy Foto AP

RuPaul y sus drag queens, en la entrega de los Emmy Foto AP

Más que nunca, se intentó hacer de la alfombra roja y el salón de actos un gran bar de Star Wars, con un ejemplar de cada planeta de la galaxia. Por el escenario desfilaron desde nativos de pueblo originarios norteamericanos hasta una atleta paralímpica con prótesis en las piernas, pasando por las exuberantes drag queens de RuPaul.

Incluso desde el estrado se llegó a resaltar la cantidad de mujeres nominadas en alguna categoría que tradicionalmente les estaba vedada, como dirección de serie dramática. Son costos a pagar en búsqueda de la paridad: es de esperarse que en el futuro sea tan común que ganen indistintamente mujeres, hombres o de la identidad de género que fuera, que ya nadie se fije en ese dato a la hora de premiar.

Lo mismo va para las etnias, aunque en estos Emmy no hubo reparto salomónico como en los Oscar. Y entonces aparecieron los indignados porque las doce principales categorías de actuación fueron para intérpretes blancos: en el micromundo de las redes sociales volvió a ser tendencia el hashtag #EmmysSoWhite (Emmys tan blancos).

Netflix se bañó en prestigio

Anya Taylor-Joy sube a recibir el Emmy para Gambito de dama. Foto AP

Anya Taylor-Joy sube a recibir el Emmy para Gambito de dama. Foto AP

Fue una noche sin grandes sorpresas, en la que por fin Netflixlogró darse el ansiado baño de prestigio que venía buscando y se le negaba desde 2012, cuando estrenó su primera serie original, Lilyhammer. La plataforma pionera del streaming se llevó dos de los tres premios más importantes: mejor miniserie, Gambito de dama, y mejor drama, The Crown.

Con 44 premios en total, Netflix logró empatar un récord que tenía la cadena CBS desde 1974, cuando se llevó esa cantidad gracias a programas como M*A*S*H* y The Mary Tyler Moore Show. Cabe aclarar que si bien en la ceremonia televisada el domingo se resolvieron 27 categorías más el Emmy honorario (por eso duró tres horas), en total se dirimen 119 rubros.

Lejos quedaron HBO y HBO Max, con 19; Disney++, con 14; y Apple TV++, con 10. Recién en el quinto lugar aparece un canal “tradicional”, como la NBC (ocho), lo que confirma el cambio de época en el modo de consumir televisión.

Sin sorpresas

Olivia Colman, ganadora en los Emmy por The Crown. Foto Reuters

Olivia Colman, ganadora en los Emmy por The Crown. Foto Reuters

Nadie dudaba de que The Crown arrasaría entre los dramas, y fue la ficción más ganadora, con once premios (los recibieron en Londres). La misma cantidad que Gambito de dama, que entre las miniseries finalmente logró vencer a la enemiga, Mare of Easttown (se llevó cuatro, tres de ellas a su elenco: Kate Winslet, Julianne Nicholson y Evan Peters). Con siete premios, incluido mejor comedia, Ted Lasso también ratificó los pronósticos.

Tal vez la gran perdedora fue The Handmaid’s Tale. No porque se esperara que este año se llevara muchas estatuillas, sino porque aspiraba a 21 y no ganó ni una: un récord para una sola entrega de Emmy. Apenas una más de esas curiosidades de estas ceremonias que absurdamente equiparan a la industria del arte y el entretenimiento con el deporte.

WD