Un debate chino: bajar emisiones o hundir a la industria

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Hace una semana, las luces se apagaron en el noreste de China. Los autos se amontonaron en las esquinas bajo los semáforos oscurecidos. Y la población acudió a

las redes sociales para quejarse de tener que subir las escaleras a pie para llegar a casa. Las ventas de velas se multiplicaron por diez, y la indignación fue general ante la tibia respuesta de autoridades y un proveedores de servicios. Una planta de agua estatal envió un mensaje advirtiendo que los cortes de energía serían "de duración indeterminada, en momentos indeterminados, sin plan y sin advertencia", al menos hasta marzo: la compañía luego eliminó la declaración y se disculpó por su "redacción inadecuada y contenido inexacto".

Muchas voces influyentes de la indutria y el periodismo comenzaron a culpar al gobierno por sus objetivos extremos de reducir las emisiones de dióxido de carbono, y señalaron a los cabilderos del medio ambiente como responsables. “La escasez de energía no tiene nada que ver con los controles de emisiones”, explicó en Yu Aiqun, investigador de Global Energy Monitor, una organización no gubernamental. “La industria de los combustibles fósiles ha estado enviando señales de que ahora debemos repensar el ritmo de la transición y asegurarnos de que el carbón pueda anclar el sistema eléctrico, cuando, en realidad, fueron las centrales eléctricas de carbón las que no asumieron el problema”, remarcó.

Replanteos

Los cortes de energía en China han cerrado fábricas y enojado a la población en un clima ya tenso por las interrupciones relacionadas con el Covid: los ambientalistas temen que esto cambie los objetivos climáticos de la nación. China es clave para salvar al planeta del cambio climático, pero no puede dejar el carbón: el gobierno de Xi Jinping ha enfatizado que las principales razones de la escasez energética fueron los altos precios del carbón y la alta demanda de electricidad de las fábricas. Según los medios estatales chinos, el aumento de precios se debió a la reducción de la producción minera debido a incidentes de seguridad e investigaciones anti-corrupción, así como el acceso limitado a las importaciones: China bloqueó la entrada de carbón australiano tras una disputa diplomática.

Debido al alto precio del combustible, muchas de las centrales eléctricas de carbón de China se negaron a operar con pérdidas, según un análisis de Lantau Group,firma de investigación financiera. Muchas localidades chinas mencionaron la necesidad de cumplir con sus compromisos de consumo de energía cuando les marcaron a los fabricantes que redujeran la producción para evitar sobrecargas eléctricas más allá de la capacidad de las redes provinciales, lo que provocó una caída inesperada en la actividad de las fábricas. Para muchos analistas el gobierno de Xi Jinping se verá obligado a elegir entre el crecimiento económico y el cumplimiento de los objetivos ecológicos.

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Dependencia

Los activistas ambientales, sin embargo, argumentan que culpar a los objetivos de emisiones por la escasez de energía es un error. Li Shuo, activista de Greenpeace East Asia con sede en Beijing, remarcó que los objetivos se establecieron hace muchos años y no se han endurecido en los últimos años. “La razón por la que muchas provincias no cumplieron con esos objetivos no es porque China duplicó su ambición climática; es porque la economía de China se ha vuelto más dependiente del carbono en los últimos años”, agregó. Durante la administración Trump, Beijing acusó a Estados Unidos de ser "un alborotador", por la decisión del presidente estadounidense de retirarse del acuerdo climático de París.

Pero ahora es la administración Biden la que presiona a China para que cumpla con las metas establecidas. El presidente chino prometió recientemente que China dejaría de construir centrales eléctricas de carbón en el extranjero, y que China alcanzaría un pico de emisiones de dióxido de carbono antes de 2030, y la "neutralidad de carbono" para 2060. Pero el gobierno chino aún no ha publicado su plan para la transformación de una matriz con fuerte dependencia del carbón a la energía eólica, solar e hidráulica renovable.

Contaminación

Es que incluso Xi, el líder más poderoso del país en décadas, podría quedar en jaque si los gigantes de la industria -y los empleos que de ellos dependen- se ponen en contra. China genera más de la mitad de la energía a carbón del mundo, y representó el 27 por ciento de las emisiones globales de gases de efecto invernadero en 2019. Las industrias contaminantes como el cemento, el acero y la construcción, continúan impulsando su crecimiento económico, e impulsando la producción de dióxido de carbono a niveles récord tras la recuperación de la actividad tras los bloqueos impuestos por el coronavirus. Es que el orgullo nacional de China por su poderío económico no puede ser socavado para recortar el carbón demasiado rápido, sostienen quienes ya se oponen con el argumento de que es peligroso para el desarrollo del país a largo plazo.

Decenas de empresas chinas que cotizan en bolsa, incluidos los proveedores de Apple y Tesla, anunciaron cierres o retrasos en las entregas, y muchas culpan de la orden a los departamentos gubernamentales decididos a reducir la producción para cumplir con los objetivos de consumo de energía. “Con la escasez de energía aumentando tan rápido es natural que las partes interesadas de la industria la utilicen como una oportunidad para modificar el titular en su beneficio”, marcó Yan Qin, analista de Refinitiv. Una disputa al otro lado del mundo que pone en riesgo a todo el planeta.

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China no baja sus emisiones de carbono. | Foto:Bloomberg

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