El regreso de los grandes casamientos

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Un estallido de pedidos. Así se ven las agendas y casillas de mail de los distintos proveedores para los festejos de casamientos, que después de un año y

medio sin casi ceremonias, volvieron a trabajar como en las mejores épocas. O incluso mejor, dados los muchos eventos pospuestos que se sumaron a los nuevos organizados en el tiempo de cuarentena. Salones, caterings, organizadores, DJs y barras, entre otros rubros, hoy hacen malabares para cubrir todos los pedidos que les llegan. La flexibilización de los protocolos, el avance de la vacunación y el buen tiempo lo hicieron posible: el amor está de regreso y con más fuerza que nunca.

Casamiento

Las nuevas reglas

Después de casi un año de demora, Bárbara y Justo pudieron casarse el pasado 1 de octubre. Su fecha inicial era el 19 de diciembre, pero la incertidumbre de fin de 2020 los hizo dudar tanto que finalmente lo pospusieron. Luego pensaron en abril, pero volvió la cuarentena estricta y de nuevo debieron cambiar la fecha. A pocos días de su tercera y vencida, ella hace un balance: “al haber elegido un espacio con mucho verde, la Asociación Argentina de Polo de Pilar, no tuvimos que cambiar tanto la organización. Sí sumamos una carpa para la recepción y comida y armamos la pista adentro, algo que en la fecha original no hubiéramos podido hacer”. También debieron acomodarse a cambios en los presupuestos y hasta a un catering que anunció que dejaría de hacer eventos. “Por suerte pudimos cerrar con el propio del lugar, donde fueron súper amables y predispuestos a armarnos todo con solo un mes de anticipación”, detalla Bárbara. En cuanto a los números, los novios fueron testigos de la galopante inflación del país, “en algunos rubros tuvimos un aumento de casi el 150%”, relatan.

Lo que esta pareja detalla es, en resumidas cuentas, el panorama de todos aquellos que buscan concretar su casamiento en estos días, en especial en los espacios y con los proveedores más cotizados y premium. En este nuevo mundo, a medio camino entre el durante y el post pandemia, la flexibilidad es uno de los mayores aprendizajes a uno y otro lado del mostrador. “¡La agenda está a tope! Estamos con todos los eventos que fueron reprogramados desde abril de 2020 hasta ahora más todos los nuevos, para los que nos están llamando con solo uno o dos meses de anticipación. Estamos tomando eventos hasta en días de semana, viernes, domingos y feriados. Toda fecha es válida, porque los salones prácticamente ya no cuentan con opciones libres en fines de semana, hasta el primer trimestre de 2022”, cuenta María Inés Novegil, organizadora de eventos con 22 años de trayectoria. Desde las últimas aperturas anunciadas por los gobiernos nacional, provincial y de la ciudad, están recibiendo a diario más de 10 consultas para celebrar cumpleaños, aniversarios, casamientos y todo aquello que sea posible festejar. Y así, hasta enero de 2023 esta organizadora y su equipo tienen fechas reservadas.

Ambientación de un casamiento

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Entre los mayores cambios, María Inés resalta esta capacidad de adaptación permanente. “Tuvimos bodas que estaban planificadas para 150 invitados y por las restricciones se vieron reducidas a 20, de día y solo al aire libre”, ejemplifica. Hubo múltiples reprogramaciones y novedades en los contratos con los proveedores, que ahora deben contemplar cláusulas para este tipo de imprevistos. “Hasta llegué a tomar un curso en el exterior con una certificación en Eventos Bioseguros, para poder aplicarlo a lo que hiciéramos acá”, apunta la experta.

Ambientación de un casamiento

Otros cambios de estos tiempos fueron el agregado de estaciones sanitizantes, los barbijos bordados con el monograma de la pareja o los portabarbijos como souvenirs, el envío de invitaciones digitales fijas o animadas, el mayor espacio entre mesas y en ocasiones hasta las pistas individuales para cada mesa, de modo de poder bailar manteniendo la burbuja intacta.

De vestidos y salones

Uno de los rubros que más anticipación solía tener era el de los diseñadores, maestros artesanos que se tomaban su tiempo para delinear el vestido soñado. Hoy esos plazos pasaron de seis meses a uno, y por eso otro de los grandes auges son las colecciones “ready to wear”, con propuestas listas para llevarse a casa (tal vez con algunos pocos ajustes de modista). “No tanto las novias, pero sí se usa mucho en el caso de las madrinas y hermanas. Al achicarse los tiempos, no hay margen para las pruebas que requeriría un vestido hecho de cero, y muchas se llevan versiones hechas”, describe Benito Fernández, diseñador reconocido por su estilo romántico. En este sentido, destaca el cambio de mentalidad de las clientas, que después de varias postergaciones en su evento, lidian con todo lo referido al vestido con mucho menos estrés y ansiedad. “Todo el proceso es mucho más amigable”, cuenta.

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El parate de tantos meses, sin embargo, repercutió también en la industria, en la que hoy hay faltantes de telas para vestidos de fiesta. “Como no se utilizaban, se dejaron de importar o de hacer, y esa reactivación va a tardar un tiempo, mucho más del que tomó reactivar los casamientos”, razona Fernández. Las novias, con géneros un poco más atemporales y clásicos, todavía no afrontan estos problemas.

El siguiente rubro que requiere la máxima anticipación es la elección del salón. Y aquí se conjugó el factor aire libre: aquellos con espacios verdes se ven entre los más elegidos y mejor cotizados. De hecho, muchos se dedicaron a ampliar su espacio exterior sumando decks y terrazas. “La temporada viene como nunca, tenemos un altísimo nivel de ocupación. De aquí a fin de año en cada uno de nuestros salones hay alrededor de 60 eventos”, describe Carola Zimmermann, directora de ventas de Grupo Sens, a cargo de las locaciones Espacio Pilar, Espacio Márquez y 5500 Figueroa, todos con amplios sectores de verde. “Si bien mantenemos los cuidados e insistimos en la importancia de la responsabilidad individual, en nuestro caso particular contamos con salones amplios y espacios abiertos, y eso nos da una ventaja”, apunta Zimmermann.

Ambientación

Asimismo, tomando nota de esta necesidad, el grupo inaugurará a principios de 2022 un nuevo salón, Espacio Tigre. “Tiene una ubicación imbatible sobre Panamericana Este Ramal Tigre e instalaciones de calidad hotelera, con servicios exclusivos como baby’s room para los invitados y una suite nupcial para los novios”, se entusiasma la especialista. Y tanto en este como en los ya existentes, el panorama promete mantenerse similar: mucho aire libre, eventos de menor duración (comienzan y terminan más temprano, lo que era invitados “después de las 12” migró a “después de las 10”) y durante el día. “A la gente le gusta esta nueva forma más abierta de celebrar”, sintetiza.

Colapso de fechas

Desde que se levantaron la mayor parte de las restricciones, el Registro Civil porteño vio casi colapsar su sistema de turnos. Mientras en 2020 en la ciudad de Buenos Aires apenas se casaron 5200 parejas, solo en octubre se estima que habrá 1300 uniones, que subirán a 1500 para noviembre y diciembre. Fuentes del Ministerio de gobierno porteño, a través del Registro Nacional de las Personas; indican que los números son mucho más altos que en 2019, previo a la pandemia, y que actualmente solo hay turnos a partir de enero o febrero. “Un aluvión”, sinceran.

En los próximos 30 días, además, esperan reabrir la posibilidad de casarse en lugares emblemáticos de la ciudad, un servicio muy requerido en la anterior normalidad. “Va a estar garantizada la limpieza y los protocolos en dichos lugares”, apuntan. Algunos de los hitos que podrán volver a ser testigos de las uniones serán el Muelle de los Pescadores, la Reserva Ecológica, el Patio de los Lecheros, el Jardín Japonés, la Usina del Arte, el Rosedal y la glorieta de Barrancas de Belgrano. Espacios memorables que prometen estar a la altura de los festejos más deseados durante los años inciertos que se vivieron. Espacios en los que celebrar como corresponde el amor que, pese a todo, sigue haciéndose lugar.

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La fiesta en números

$ 700.000 es el costo promedio de un salón en una fiesta.

$ 1.000.000 es valor del catering.

$ 600.000 es lo que vale la contratación del Dj.

$ 800.000 es el precio aproximado de la ambientación.

$ 300.000 cuestan el video y las fotos.

$ 350.000 sale una barra para los que quieran contratarla.

(Todos los valores se calculan en una celebración para 100 personas).

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