Koeman, el héroe ultrajado

Deportes - RDN
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Muy tocado anímicamente, Ronald Koeman no encontraba las palabras adecuadas para explicar el lamentable incidente que había vivido a la salida del Camp Nou. El técnico miraba, afectado, a su esposa y
trataba de calmarla. Bartina también iba en el coche que fue zarandeado y golpeado cuando abandonaban el feudo azulgrana tras el clásico. «¿Ysi hubieran ido nuestros nietos dentro?», se preguntaban. Recibieron la llamada del club y el apoyo público de la entidad, que tratará de poner medidas para que un incidente de este calado no se vuelva a repetir. De hecho, desde el departamento de seguridad se estudiaban ayer diferentes medidas, como delimitar la zona por la que salen jugadores y técnicos y protegerla con empleados y ‘stewards’, al tiempo que se solicitará al Ayuntamiento más efectivos de seguridad. El Barcelona quiere atajar la tendencia que parece haberse instalado entre los aficionados más jóvenes, que esperan a los futbolistas en los semáforos de los aledaños de la Ciudad Deportiva para increparlos, provocarles y colgar en las redes sociales sus reacciones. El entorno culé también ardía en las últimas horas con la reacción del centenar de radicales que pusieron en riesgo la seguridad de Koeman y la suya propia. «El gol más importante en la historia del Barça despedido con escupitajos y zarandeos en su coche. Los valores los tienen las personas, el fútbol sigue enterrando mitos. Asqueroso», publicaba en su perfil Pedro Nieto, exfutbolista y comentarista en Movistar. Resumía a la perfección el alud de mensajes que censuraban el incidente. El camino de Koeman desde que llegó al Camp Nou ha estado sembrado de espinas. El héroe de Wembley, en un acto de generosidad, abandonó su zona de confort y la opción de estar en la Eurocopa con la selección neerlandesa para aceptar un proyecto repleto de trampas, desoyendo el consejo de amigos y allegados que le advirtieron del desgaste al que se enfrentaba y de las escasas posibilidades de triunfar en el Barcelona. La grave crisis institucional, con luchas interinas y amenazas de mociones de censura, la agonizante situación económica y financiera y la decadencia de un equipo envejecido y con demasiado poder en la entidad eran el aderezo perfecto para cocinar una nueva decepción. Se sobrepuso a la salida de cracks como Luis Suárez y al malestar de Messi, proyectó a jóvenes talentos de la cantera y acabó ganando la Copa del Rey. Méritos insuficientes para Joan Laporta, que lejos de reconocérselo, le ninguneó. «El presidente dijo que necesitaba dos o tres semanas para encontrar un nuevo candidato. Y que, si no lo encontraba, entonces, Ronald podría continuar en el banquillo», explicó Rob Jansen, agente del técnico. «Era una decisión loca, fundamentada en nada. Basada sólo en sus sensaciones. Una locura... Yo no volví a hablar con Laporta. Pero, afortunadamente, la gente que le rodea contribuyó a que Koeman se quedara. Entonces, el presidente salió ante los medios diciendo que continuarían juntos, que son amigos... Esta es la hipocresía del deporte de alto nivel», añadió Jansen en un documental. Relación con Laporta Algo se quebró ese día. La idiosincrasia holandesa, en la que la honestidad es un valor sagrado, actuaba como catalizador en las comparecencias públicas del entrenador, acostumbrado a decir lo que piensa, de forma directa, sin cortapisas. Laporta no dudaba en filtrar sus intenciones, dejando al técnico a los pies de los caballos y debilitándole ante el vestuario. Le impuso un estilo de juego, la participación de futbolistas con lo que no contaba y, por supuesto, resultados. Presidente y entrenador no se hablaban durante los desplazamientos ni cuando coincidían en el hotel de concentración, más allá de un educado saludo que denotaba el distanciamiento entre ambos. Koeman también se sintió ultrajado con las acusaciones de Enric Masip, asesor del presidente, o de Lluis Carrasco, jefe de campaña del abogado en las últimas elecciones. Este malestar iba calando en el entorno y en la afición, decepcionados por los resultados y el juego del equipo. Koeman se iba justificando argumentando la gran cantidad de bajas que asolaban al equipo y su apuesta por la cantera como valor de futuro, al tiempo que dejaba caer que había aceptado decisiones del club como no renovar a Messi o traspasar a Griezmann. «Quedar en puestos altos en la Liga sería un éxito. En la Champions League no se pueden esperar milagros», aseguró en un mensaje que fue contestado por el vestuario. No obstante, los resultados cosechados ante rivales de cierta entidad le dan la razón. El Madrid y el Atlético en Liga han demostrado que el Barcelona ha perdido su hegemonía en el campeonato español (actualmente está fuera de la zona europea), mientras que Juventus, PSG, Bayern y Benfica le han pintado la cara en Champions. La confirmación de una temporada de transición que la grada se niega a aceptar. La chispa que ha prendido la espita ha sido la derrota ante el Real Madrid, equipo contra el que ha perdido todos los partidos que ha disputado. Dudoso honor el de igualar a Patrick O’Connell, que en la década de los años 30 perdió tres clásicos consecutivos. Koeman sigue convencido de sus posibilidades y el club le da aún un margen de confianza, pero la presión ambiental empieza a ser asfixiante y los cuatro próximos partidos (Rayo, Alavés, Dinamo de Kiev y Celta) se antojan, esta vez sí, trascendentales.

Fuente La Razon:

https://www.abc.es/deportes/futbol/abci-koeman-heroe-ultrajado-202110260100_noticia.html