Djokovic, el peso de convertirse en el mejor de la historia

tenis, descomunal, siempre lo hubo, pero faltaba algo que lo motivara. Le costó al serbio encontrarlo, pero los dos colosos que tenía por encima se convirtieron en su nuevo reclamo: pondría su nombre a todos los récords que se apellidaran Nadal o Federer. Desde 2018, Djokovic fue una revolución: ocho Grand Slams, por tres del español y ninguno del suizo. Pero ha habido resbalones de categoría en su intento por alcanzar la eternidad. Empeños excesivos por sumar una cifra más que acabaron en decepciones. Así como a Serena Williams le cuesta desde 2017 alcanzar los 24 Grand Slams de Margaret Court, al serbio no le han faltado momentos malditos cuando el premio parecía tan cerca que ya lo saboreaba. En 2020, ausentes tanto Rafael Nadal como Roger Federer en el US Open del coronavirus, tenía casi vía libre para acercarse a ellos, a quienes tenía a solo tres títulos después de un esprint tremendo. Pero verse con una posibilidad tan cómoda le hizo perder de vista el presente. El serbio, que admite que la presión que tiene es un privilegio, jugó en futuro, ya casi rozando el trofeo antes de salir a la pista, y contra Pablo Carreño fue víctima de sus prisas. El español lo desquicia siempre, y en octavos acabó con su paciencia. La frustración se transformó en malas formas, rugidos multiplicados por el eco de las gradas vacías y una pelota que impactó en la garganta de una jueza de línea. Ahí se acabó el torneo y la oportunidad. Aquel pelotazo le sirvió de acicate. Magnífico durante todo 2021, conquistados el Abierto de Australia por novena vez, Roland Garros por segunda, con batalla física y moral ganada a Nadal en las semifinales, y su sexto Wimbledon en julio. En agosto, otro encuentro con la historia en los Juegos Olímpicos de Tokio, con la opción de levantarse de un tremendo tropiezo en los de Río 2016, batido en primera ronda por Juan Martín del Potro, y seguir soñando con el Golden Slam (los cuatro Grand Slams y el oro). Pero primero Zverev en semifinales y después Carreño, otra vez el asturiano, en la lucha por el bronce, lo dejaron un ciclo más sin medalla olímpica. Y de una decepción, a la siguiente un mes después. Ya empatado con Nadal y Federer a 20 títulos, y sin la presencia de sus archienemigos en el US Open de 2021, el empeño por firmar en solitario en la clasificación quedó aplacada por Daniil Medvedev con un 6-4, 6-4 y 6-4. Ya en 2022 y en su cortijo particular, otro traspié. Con una situación atípica en la que el rival fueron documentos, normas y una decisión personal que ha chocado con su ambición deportiva. Con 34 años, Djokovic mira a París tras tachar otra oportunidad que se esfuma. El cielo tendrá que esperar.