La Justicia ignoró un video clave por un crimen y un inocente pasó dos años en la cárcel

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Un carpintero de 40 años pasó cerca de dos años preso por un crimen en San Miguel que no cometió con un agravante tan insólito como preocupante: la fiscal de instrucción,

el juez de garantías y los jueces de la Cámara de Apelaciones de San Martín nunca vieron un video clave que desligaba al acusado del caso, pese a que el abogado defensor lo presentó como prueba a seis meses de su detención.

Parece mentira. Pero Pablo Melo estuvo encerrado en el penal de San Martín hasta la semana pasada. En el inicio del juicio oral por el homicidio de Iván Vázquez (24), un joven que fue asesinado a tiros el 21 de mayo de 2020 en San Miguel, la fiscal Roxana Tornett analizó el video e inmediatamente pidió su sobreseimiento.

A raíz de ello, el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) Nº 5 de San Martín explicó que en la filmación “se advierte que la misma atribuye una visualización de los hechos por los que resulta Pablo Melo sometido a proceso con un distinto desarrollo de los hechos y la atribución errónea del delito a su persona” y automáticamente dictó el sobreseimiento.

La fiscal recién vio el video el 31 de marzo pasado. Para entonces Melo llevaba un año y diez meses detenido. Incluso PERFIL dio a conocer el registro de la cámara de seguridad en noviembre de 2020, pero ni siquiera eso llamó la atención de los funcionarios judiciales.

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En el video clave aparecen tres hombres: dos están parados en la esquina de Río Limay y Río Santa Cruz, en la localidad de Bella Vista, y un tercero pasa delante de la cámara con un palo en la mano. El que dispara lleva puesta una gorra tipo visera, barbijo y pantalón de gimnasia. Pero no es Melo como creía la fiscal Karina Carbonella, a cargo de la instrucción por el asesinato de Vázquez.

El jean que luce el acusado en el video, y que llevaba puesto cuando fue demorado por la Policía, tiene una pequeña mancha de color negro en la parte de arriba y otra blanca en su pierna derecha, cerca de la pantorrilla. “Ese pantalón es el mismo que se ve en las imágenes de la cámara municipal. Con muy poco esfuerzo se observa esa mancha blanca. Además, es el mismo que Melo vestía el 18 de mayo de 2020 (días antes del hecho que se le imputa), conforme surge de la fotografía aportada por la defensa que obra en el celular de la esposa de Melo, cuyas especificaciones técnicas obran en ese aparato y que acreditan la originalidad de la mentada imagen”, explicó Juan Manuel Casolati, abogado defensor de Melo, en el recurso de apelación que presentó a la negativa del cese de la prisión preventiva que dictaminó el juez de garantías, Nicolás Schiavo, el 30 de noviembre de 2020.

Según el tribunal, el contenido del video prueba que Pablo Melo “no portaba arma de fuego alguna en el momento preciso en que se observa a otro hombre apuntar y realizar al menos cuatro disparos en una dirección que por la secuencia y prueba en la causa fueron dirigidos a causar la muerte de Mauricio José Iván Vázquez”.

“De tal forma –señala uno de los jueces en el dictamen al que tuvo acceso PERFIL– corrobora mi convicción al advertir mediante cotejo de fotografías que identifican al imputado Melo que no resulta ser la misma persona que efectúa los plurales disparos concluyendo con la vida de Vázquez. Confirma tal circunstancia la objetiva valoración de dicha prueba en tanto en la escena del crimen se advierte que Melo es el hombre que vestía pantalón de jean con una mancha por debajo de la rodilla en su pierna derecha, y que solo blandía un palo en su mano derecha y ningún elemento en su mano izquierda. Ello se colige fácilmente de toda la observación de la secuencia de la aparición de Melo en el cuadro fílmico hasta la finalización del episodio cuando huyen todas las personas de sexo masculino allí presentes, sin portar ningún elemento más que dicho palo”.

Casolati, abogado defensor de Melo, adelantó a este diario que no solo van a “iniciar acciones legales contra el Estado provincial por el terrible error judicial” sino que además van a “querellar a la fiscal Carbonella, al juez Schiavo y al juez Pilarchi y su compañero de Cámara, porque la verdad era fácil de encontrar”.

“Si solo hubieran visto el video habrían advertido la inocencia de Melo. Pero no leyeron nada de lo que presenté, resolvieron de manera arbitraria, no vieron el video, no valoraron ninguna de las pruebas que presentamos. Se excusaron en la pandemia para no dar la cara y maltrataron a Melo”, enfatizó el letrado.

Además, señaló que también pedirá que “sean ellos –por los fiscales y jueces que intervinieron en la causa– quienes indemnicen a Melo y que no sean los ciudadanos con sus impuestos que paguen el terrible error y la negligencia de sus actuaciones”.

“El sufrimiento fue constante”

Pablo Melo (40) regresó a su casa después de casi dos años de un encierro injusto. “Pasaron muchas cosas en el medio”, dice con algo de tristeza en su voz. “Perdí a mi padre y mis hijos se tuvieron que esconder porque los amenazaban; les decían que le iban a prender fuego la casa”, cuenta a PERFIL.

Melo estuvo cerca de medio año preso en la comisaría 1ra de San Miguel. Luego pasó a la Unidad Penitenciaria de San Martín. “Nunca me dieron la oportunidad de explicar mi situación. No quisieron ver las pruebas, el video, las fotos. Eran tan claras las cosas”, dice con bronca sobre la actitud asumida por la fiscal de instrucción, el juez de garantías y los integrantes de la Cámara de Apelaciones.

Sobre sus días en prisión señala que su estadía no fue fácil. “En el contexto de encierro una hora es muchísimo tiempo, imagínese un año y once meses encerrado. El sufrimiento fue constante. Estos dos años no te los devuelve nadie. No hay nada que pueda recomponer el tiempo perdido”, dice.

Melo destaca que en el penal de San Martín pudo explotar su oficio de carpintero y artesano y logró desarrollar un proyecto para construir muebles, sillas y bancos para una Fundación. “Si algo bueno puedo rescatar es que pude armar ese proyecto. Logramos ganar un espacio en la cárcel, algo que no es tan sencillo. Conseguimos hasta que entraran camiones. Yo trabajé como maestro carpintero y tuve la oportunidad de enseñar el oficio a muchas personas”, cuenta Melo.

Pese al encierro injusto, el carpintero está decidido a volver a la unidad penitenciaria para seguir colaborando. “Voy a seguir en el penal ayudando a los chicos”, asegura.

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