“Soy un intérprete del entorno y busco recuperar el color nacional de lo urbano”

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Esperó dos años exactos por la pandemia, pero agregó obra –sobre todo de Buenos Aires– y ahora se desquita: el artista Pablo Temes inaugurará, el próximo sábado 14, su muestra Crónicas

Urbanas en el Museo Quinquela Martín (Av. Pedro de Mendoza 1835, en La Boca), compuesta por 26 obras que revelan su interpretación de dos ciudades icónicas: la capital argentina y Manhattan. La muestra se puede visitar, con entrada libre y gratuita, de martes a domingos de 11 a 18 y cierra el 26 de junio.

“Me centro en el paisaje urbano entre Buenos Aires y Manhattan, que vengo pintando desde hace más de veinte años. Me interesa mucho la cosa urbana, el ciudadano y el hábitat en el que se desarrolla; los colores, arquitectura y luz de esos lugares, y de alguna manera no son imágenes con cierta figuración y realismo, son interpretaciones. Los reestudio a partir de fotos, recuerdos, revistas, viajes”, cuenta.

Eligió Nueva York no solo porque es un lugar donde su obra se vende mucho, sino también porque “me atrae, estuve cinco veces, la caminé muchísimo”, agrega el artista. “En principio, cualquiera pensaría que hay muchas diferencias. Son dos ciudades portuarias, una muy desarrollada y la otra más quedada. Pero la luz y la cosa del río que parece un mar, la salida al Atlántico en NY, y las corrientes migratorias originales –italianos allá y acá–, eso influye mucho en mi elección. Hay puntos de contacto desde lo cultural y lo antropológico tanto allá como acá: los judíos, los polacos. Ese fue el anclaje de la muestra”.

Yamila Valeiras, curadora del museo, define que “desde el sur del continente, Temes juega con la dualidad entre Buenos Aires y Manhattan, dos ciudades portuarias de intenso movimiento y marcada inmigración italiana, sometidas a una innata mirada periodística que compone escenas con personajes y sitios icónicos, oscilando entre la cotidianeidad y el extrañamiento”.

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Ese mismo espíritu ribereño atrae a Temes y hace que el museo donde expondrá cobre más sentido aún: “Está muy ligado a la obra, varios cuadros remiten a La Boca, al Riachuelo. La gran pintura argentina abreva mucho en La Boca”, asegura.

Para su colega, el artista plástico Daniel Santoro, “la obra de Pablo Temes se inscribe en la tradición de grandes maestros que elaboraron su imaginario uniendo el campo del dibujo con el de la pintura, pensemos en Spilimbergo, Centurión, Berni, Alonso, Gorriarena, todos ellos, al igual que Pablo, elaboraron un mundo formal propio en el cual el dibujo es el elemento insoslayable que estructura las superficies de color, en esa relación es donde nace una forma, una representación espacial que podemos percibir inequívocamente propia del pintor, al decir de Merleau Ponty, es su manera particular de ‘rumiar el mundo’,” dice.

“Ya sea en Barracas, Nueva York o La Boca, todo es apropiado y pasa por el diagrama formal de Pablo, ya se trate de camiones, formas humanas, paredones con climas metafísicos, el artista impone su voluntad, su visión del mundo. La arquitectura de planos de color es el elemento con el cual compone sus pinturas y generalmente, parte desde el fondo de la tela y desde allí se abren fugas vertiginosas que generan los primeros planos de superficies siempre táctiles y sensuales”, define.

Con gran cantidad de obras inéditas, Temes propone “recorrer locaciones que alcanzan una soledad metafísica, respetuosa deudora del pintor estadounidense Edward Hopper. Espacios sin atmósfera, como de un aire congelado”, agrega la curadora.

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