A nueve años del asesinato que provocó un baño de sangre en Rosario, la guerra recrudece

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Era de madrugada aquel 26 de mayo de 2013 cuando Claudio “Pájaro” Cantero estaba enfrente del boliche Infinity Night. Se había alejado unos pasos de los tres jóvenes que lo habían

acompañado, cuando recibió una lluvia de balas desde un auto. Fueron cinco disparos que terminaron con la vida del líder de la narcobanda Los Monos. Esto dio inicio a una escalada de violencia en las calles rosarinas, que nueve años después parece no tener fin.

Desde ese año, los homicidios en el departamento de Rosario no dejaron de crecer. Las muertes se multiplicaron en las calles de esa ciudad y el ruido de las balaceras se transformó casi en una constante. En 2012 se habían registrado 164 homicidios y, tras la muerte del Pájaro, una seguidilla de asesinatos para vengar su nombre hicieron que 2013 cerrara con un 71% más de crímenes (hubo 264) en comparación con el año anterior.

Tras el crimen del Pájaro, en menos de una semana fueron acribilladas cuatro personas. Es que desde las entrañas de Los Monos apuntaron a Luis “Pollo” Bassi como ideólogo del homicidio de Cantero y fueron por sus hombres. Uno de los asesinados fue el dueño del boliche, Diego “Tarta” Demarre, el que para el clan Cantero había sido el entregador del Pájaro.

Luego los sicarios de Los Monos descargaron sus armas contra un auto en el que viajaban Nahuel César, su madre Norma y Marcelo Alomar. Eran los familiares de Milton César al que, en primera instancia, sindicaron como el autor material. Pero se habían equivocado de Milton. Después, la fiscalía acusó a Milton Damario como uno de los sicarios, aunque años más tarde sería absuelto.

BANER MTV 1

El clan comenzó a ser investigado por la Justicia rosarina en 2012 tras el asesinato de Luis “Fantasma” Paz, que era cuñado del Pájaro, y el padre de la víctima acusó a los Cantero como los responsables del hecho y se convirtió luego en un testigo protegido en la denominada megacausa Los Monos. Tiempo después Luis Paz padre fue detenido por coordinar una red narco.

Violencia. “Se cumplen nueve años del asesinato de Claudio ‘Pájaro’ Cantero, un hecho que partió en dos la historia criminal del Gran Rosario. Hasta el presente no se tienen culpables ni materiales ni intelectuales, pero la sangre derramada en las calles a partir de ese momento es la prueba de que detrás de su figura había intereses que todavía hoy siguen impunes y con poder de fuego y también económico. Como siempre decimos, el año 2013 nunca terminó en el Gran Rosario”, reflexionó el periodista y diputado provincial Carlos Del Frade.

Y así fue. Aún hoy no se sabe quién mató a Cantero. A juicio llegaron Luis “Pollo” Bassi como instigador del crimen y Damario y Facundo Muñoz como los que cumplieron sus órdenes. Según la investigación, el clan Cantero “inició una cacería” contra los supuestos asesinos del Pájaro y desató una guerra sangrienta entre las dos familias. Sin ir más lejos, a Bassi le asesinaron a dos hermanos meses después, y luego a su padre.

Pero los jueces que juzgaron a Bassi y los otros dos acusados en 2017 decidieron absolverlos por el beneficio de la duda. La fiscal del caso, Cristina Herrera, apeló. Y un año después la cámara penal ratificó la absolución por considerar que “las pruebas eran insuficientes”. Aunque Bassi sigue en prisión por otras causas.

El crimen del Pájaro no fue resuelto por la Justicia, pero en las calles rosarinas quedó instalada la violencia. En los últimos nueve años, la cifra de homicidios no volvió a descender a los números registrados antes de este hecho.

En 2021 se produjeron 241 crímenes, lo que representó la tasa de homicidios más alta de los últimos seis años, según el informe anual publicado por el gobierno de Santa Fe. Cerca de nueve de cada diez de estas víctimas fueron atacadas con armas de fuego. “La presencia de este medio resulta ampliamente superior (85,5%) a la observada en todos los años anteriores”, se detalla en el informe, ya que la cifra oscilaba entre el 70% y el 78% .

Pero tal vez lo que revela un dato alarmante y explica la escalada de violencia que se inició con el crimen del Pájaro, pero que con el correr de los años se profundizó como una forma de accionar de las distintas bandas locales, es que el año pasado el 60% de los crímenes estuvieron vinculados con la “economía ilegal u organizaciones criminales”. Y solo un 4% se realizó en ocasión de robo.

En el 76% de esos asesinatos existió, según la Justicia, planificación previa. Mientras que en el 47% de los 241 crímenes del año pasado se pudo identificar que soldaditos fueron enviados a matar.

La imagen del Pájaro se dibujó en distintos murales de los barrios marginales de Rosario, y hasta se lo veneraba tras su asesinato. Pero este crimen también derramó mucha sangre y una lógica violenta que busca intimidar y resolver las cuestiones a los tiros y que con el correr de los años no se detiene.

El clan, en prisión

Cuando fue asesinado, Claudio “Pájaro” Cantero tenía 29 años y era el líder de la organización junto a sus hermanos Máximo “Guille” Cantero y Ramón “Monchi” Machuca (adoptado por la familia). Los dos están presos como cabecillas de la banda.

Con chalecos antibalas puestos y rodeados por un fuerte operativo de seguridad, en 2018 fueron condenados como líderes de una asociación ilícita Guille Cantero a 22 años de prisión y Machuca a 37 años. Mientras que el histórico fundador (pero supuestamente ya relegado del mando) y padre del clan, Ariel “el Viejo”, Cantero recibió seis años. Este último volvió a prisión a principio del mes pasado acusado de comandar junto a su pareja una asociación ilícita que realizaba balaceras, amenazas y extorsiones, entre otros delitos.

Mientras que Guille siguió operando y liderando la organización desde el interior de los distintos penales provinciales y federales por los que pasó. En total, acumula ocho condenas desde que está en la cárcel y más de cien años de prisión si se le contabilizaran todas las sentencias acumuladas de manera individual (lo que en la práctica no superará los cincuenta años de encierro). Entre ellas fue condenado por balaceras intimidatorias a la casa de magistrados y dependencias del Poder Judicial, amenazas a un juez que le negó un traslado, secuestro extorsivo, homicidio, narcotráfico, entre otros delitos.

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