“Yo sé que en el camino de la lucha perderé girones de mi vida, pero sé que ustedes los recogerán y los llevaran como bandera hacia la victoria”
Por Julio Miolisano|El fuego de la Revolución Peronista se trasladaba a la eternidad y encendía la llama en un pueblo que asumió esa herencia que construyó otra argentina, más allá de las “demás de beneficencia”, de esa oligarquía con olor a bosta y desde ese país agro-ganadero tan desigual donde la explotación estaba instalada como sistema político, social y cultural.
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Esa cultura se vio agredida por tanto amor, se sintieron perimidos, agotados en su propio egoísmo ante la presencia de una muchacha del interior que junto a Perón, el hombre del destino, pudieron fundar el movimiento revolucionario más grande de América Latina construyendo derechos para fundar una Argentina potencia justa, libre y soberana con un pueblo feliz con paz, pan y trabajo, no fue un final, fue un nuevo principio, esa mujer nacida en Los Toldos venció, trascendió y se convirtió en la Abanderada de los humildes del pueblo argentino, reconocida como hito a nivel mundial que nos robó el corazón, nos quitó el traje de medio pelo y nos vistió de octubre, parafraseando al compañero Juan Manuel “Carancho” Ramírez, ella terminó triunfando sobre los mediocres, resentidos e impotentes que escribieron “Viva el cáncer”.
Hoy los peronistas recordamos a nuestra Evita, la jefa de ese movimiento invencible que a pesar de las bombas, las desapariciones y los encarcelamiento continúa quebrantando a esa oligarquía con olor a bosta de principios del siglo pasado, vieja, verde y anquilosada que a través de los macri, milei y toda esa caterva de perdularios que quiere volver instalando el odio, precarizando el futuro, entregando la patria, ella cambió la historia, sí señor, nos hizo fuertes desde el corazón, somos cabecitas negras pero con Evita como bandera, somos millones que volvemos cada rato, somos peronistas y el peronismo es invencible porque es la única experiencia revolucionaria del pueblo argentino.
“Yo sé que en el camino de la lucha perderé girones de mi vida, pero sé que ustedes los recogerán y los llevaran como bandera hacia la victoria”
Por Julio Miolisano|El fuego de la Revolución Peronista se trasladaba a la eternidad y encendía la llama en un pueblo que asumió esa herencia que construyó otra argentina, más allá de las “demás de beneficencia”, de esa oligarquía con olor a bosta y desde ese país agro-ganadero tan desigual donde la explotación estaba instalada como sistema político, social y cultural.
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Esa cultura se vio agredida por tanto amor, se sintieron perimidos, agotados en su propio egoísmo ante la presencia de una muchacha del interior que junto a Perón, el hombre del destino, pudieron fundar el movimiento revolucionario más grande de América Latina construyendo derechos para fundar una Argentina potencia justa, libre y soberana con un pueblo feliz con paz, pan y trabajo, no fue un final, fue un nuevo principio, esa mujer nacida en Los Toldos venció, trascendió y se convirtió en la Abanderada de los humildes del pueblo argentino, reconocida como hito a nivel mundial que nos robó el corazón, nos quitó el traje de medio pelo y nos vistió de octubre, parafraseando al compañero Juan Manuel “Carancho” Ramírez, ella terminó triunfando sobre los mediocres, resentidos e impotentes que escribieron “Viva el cáncer”.
Hoy los peronistas recordamos a nuestra Evita, la jefa de ese movimiento invencible que a pesar de las bombas, las desapariciones y los encarcelamiento continúa quebrantando a esa oligarquía con olor a bosta de principios del siglo pasado, vieja, verde y anquilosada que a través de los macri, milei y toda esa caterva de perdularios que quiere volver instalando el odio, precarizando el futuro, entregando la patria, ella cambió la historia, sí señor, nos hizo fuertes desde el corazón, somos cabecitas negras pero con Evita como bandera, somos millones que volvemos cada rato, somos peronistas y el peronismo es invencible porque es la única experiencia revolucionaria del pueblo argentino.