Rosario no tiene paz. La ciudad santafesina más afectada por la violencia narco sigue sumando víctimas fatales. El mes pasado registró un récord de asesinatos: hubo 31 muertes violentas en igual
Los números revelan que entre los fallecidos figuran varios inocentes que nada tienen que ver con la sangrienta guerra narco que hace varios años atraviesa a la ciudad.
En el total de muertos, hay seis mujeres, cuatro menores de edad y una anciana de 81 años que fue molida a golpes en el interior de su casa.
Los datos difundidos por el diario El Litoral muestran también cómo es el mapa de crímenes en la ciudad y ubica al barrio de Ludueña entre los más violentos.
En esta zona hubo siete asesinatos en el mes de agosto, mientras que en las localidades de Tablada y Vía Honda, se registraron tres crímenes cada uno, y en Empalme Graneros dos.
Entre los casos más resonantes, sobresale el cruel asesinato de Lucas Vega Caballero, el chico de 13 años que jugaba en las infantiles del club Rosario Central.
Lucas fue baleado el 1º de agosto a la noche en el barrio de Fisherton Oeste, en el noroeste rosarino. Estaba en la esquina de González del Solar y Génova cuando un auto con varias personas comenzaron a disparar.
El menor recibió un tiro en el pecho y otros tres adolescentes resultaron heridos. Lucas fue trasladado de urgencia al Hospital Eva Perón de Granadero Baigorria, pero llegó sin signos vitales.
Dos días después una chica de 15 años fue asesinada en el barrio Moderno. Se llamaba Zoe Romero y fue baleada en la puerta de su casa de la calle Garzón al 3800 por dos sicarios en moto.
Otro crimen que despertó una fuerte conmoción en la ciudad fue el de Amalia Molina, una jubilada de 81 años que había sido atacada a golpes el 21 de julio pasado pero que falleció el viernes 19 de agosto, luego de una larga agonía.
Molina vivía en el barrio Hospitales, en una casa de la calle Mitre al 3000. Delincuentes entraron con fines de robo y la atacaron a golpes con tanta violencia que terminaron matándola.
Septiembre no arrancó en paz. Ayer un joven fue encontrado asesinado a balazos en un camino descampado que bordea el arroyo Saladillo. Según los primeros datos, tendría entre 20 y 25 años y el cuerpo presentaba dos heridas de arma de fuego con orificio de entrada y salida en región interescapular alta y baja, un orificio de arma de fuego con entrada y salida en el ojo derecho y otro en un pómulo.
