La Scaloneta apareció en Qatar con más heroísmo que fútbol y metió un triunfo vital

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Era a todo o nada, bien argentino, sin medias tintas. Claro, en un mundial, todo se define en detalles, pero los argentinos nos vamos a preguntar por años cómo el “grupo

accesible” del sorteo se convirtió en el “grupo de la muerte” en el entretiempo del primer partido ante Arabia Saudita, que íbamos ganando con claridad y en cinco minutos nos dieron vuelta el resultado, el partido, el mundial y la historia del viejo y querido fútbol argentino.

Así llegó a una final, o al menos un partido a ganar o casi casi que armar las valijas en la segunda fecha. Los nervios argentinos fueron los protagonistas del primer tiempo con México. Pero lo que no apareció en el primer partido, apareció en el segundo. Una indicación desde el banco de suplentes, un mensaje, una indicación y más relevos, más cambios al 11 titular. Y la selección argentina logró un triunfo vital en la tabla de posiciones, pero también le ganó a la angustia y a la ansiedad. Al miedo a quedar afuera en primera ronda, un fantasma que ronda en la cabeza de todos los argentinos tras la sorpresiva derrota con Arabia Saudita.

Desde la primera, México se lanzó al ataque, aunque sin precisión, cuando la tuvo argentina, apretaron bien arriba, sin dejar jugar, y cuando los argentinos intentaron tocar, los cortaron con falta. En 20 minutos del primer tiempo, fue casi todo de México, sin ser del todo profundo, fue quien controló la pelota.

Argentina logró equilibrarlo por momentos, arrimándose al arco de Ochoa, pero sin claridad, sin juego asociado, sin profundidad. Los pases quedaban cortos, largos o directamente eran al rival, apurados por la ansiedad, por el rival, por el paso de los minutos y por la obligación de mejorar la imagen del sorpresivo debut.

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En el final del primer tiempo, lo más parecido a un ataque argentino fue una asociación entre Messi y Di María, que Lautaro Martínez no llegó a cabecear con precisión y se fue por arriba del travesaño.

Para México, fue una final y la jugó como tal. A la selección argentina se la comieron los nervios y la impotencia. La mejor jugada asociada, aquella que hacía acordar a los grandes mopmentos de la Scaloneta rcién apareció en el minuto final del descuento del primer tiempo, pero fue cortada cuando un defensor mexicano la tiró al corner.

En el segundo tiempo, Argentina se paró unos metros más adelante y comenzó manejando la pelota, pero los nervios le dieron una imprecisión impensada hace unos partidos.

Emiliano Martínez. La primera que tuvo que intervenir fue un centro sin complicaciones tras una jugada preparada en un tiro libre. Parecía una situación de peligro, pero la resolvió con facilidad. Tuvo una importante atajada en el final del primer tiempo en un tiro libre, que la atenazó muy bien en una volada espectacular.

Gonzalo Montiel en la primera que falló la defensa, fue con todo a cortar el avance de Alexis Vega y se “comió” un codazo que debió ser amarilla para el atacante. Concentrado en defensa. Se proyectó con criterio. Tuvo que cortar un ataque mexicano con demasiada fuerza y terminó amonestado.

Nicolás Otamendi. Resolvió muy bien un ataque mexicano, cortando sin falta una posibilidad clara de ataque. Gran rechazo en un centro peligroso de México.

Lisandro Martínez, bien cortando y anticipando. Con actitud, con convicción, ligó un patadón en la cara cuando fue a trabar con la cabeza en una pelota perdida.

Marcos Acuña sólido en la marca, atento a los cortes e intentó proyectarse.

Rodrigo De Paul. Tras el flojo partido ante Arabia Saudita, intentó hacer un partido prolijo, bien concentrado. No dio por perdida ninguna, y presionó en la salida de México. Pero con los minutos se fue equivocando en algún pase, que debió ser conjurado por sus compañeros. Se lo vio demasiado acelerado. Sus errores obligaron varias veces a Messi a tratar de recuperar la pelota, la mayoría de las veces, con falta. No logró asociarse nunca con claridad, no pudo ser el compañero de Messi que fue en los mejores momentos de la Scaloneta.

Guido Rodríguez conjuró bien los avances mexicanos sin mayores complicaciones. Cerró también con solvencia en el primer avance del segundo tiempo. Dejó su lugar al comienzo del segundo tiempo para sumar a Enzo Fernández, más en la mitad de la cancha.

Alexis Mac Allister jugó con criterio, estuvo atento a los pases y a los cortes. Se intentó asociar en el mediocampo. Tuvo una gran asociación con Lío Messi, que terminó en un tiro libre en la puerta del área. Mucha movilidad, bien en los pases, intentando asociarse con sus compañeros.

Lionel Messi. Clave en la primera jugada de Argentina, metiendo y ganando para iniciar la jugada. Pero poco para comentar sobre él, que no encontró espacios por la marca pegajosa que le realizaron los mexicanos. Cuando intentó jugar, lo cortaron con faltas. Su primer intento más o menos serio, fue un tiro libre que parecía un centro y terminó yendo al arco tras una falta a De Paul que resolvió Ochoa. Sin socios, sin gambeta heroica, no fue nunca el héroe de la Argentina ni estuvo bien rodeado. No sorprendió con sus gambetas y pareció un jugador más, comido por los nervios… Tiró un corner a la cabeza del primer marcador, un tiro libre peligroso por arriba del travesaño…

Y si Messi no juega… no pasa nada. Pero tuvo un metro, y se la clavó cruzado abajo, junto al palo izquierdo de Ochoa, cuando México se amontonaba y apostaba a la defensa heroica, que por cierto, Argentina no había forzado…

Lautaro Martínez le llegó poco, se mostró participativo, aún cuando Argentina no tenía la pelota. En un avance de México, perdió una pelota en defensa que terminó con una fuerte falta de Montiel, que le costó una amarilla.

Ángel Di María, bien encarando en la primera, bajando a recuperar, y a tratar de conseguir la pelota que no le llegaba en ataque. Intentó por derecha al comienzo del partido, hasta que se fue por la otra banda a buscar las soluciones que no encontró con la cancha cambiada. Antes del final del primer tiempo, volvió a cambiar de banda, tratando de encontrar espacios, juego asociado, toques, pero sin éxito. No logró ser la sorpresa que necesitaba el equipo y como sus compañeros, se volvió previsible.

Enzo Fernández se sumó al mediocampo cuando el partido imponía adelantarse. Toques cortos, movilidad, bien parado en ataque cuando México se cerró atrás. Se asoció con Di María, se abrió la defensa un poquitito, muy poquitito, pero suficiente para el golazo de Lío. Bien en los pases y en las asociaciones, y qué decir del golazo que definió la victoria argentina. La tomó, hizo una bicicleta, entó al área, la midió, y la clavó de derecha arriba del palo izquierdo de Ochoa. Hay futuro, argentinos…

Julián Alvarez. Gran jugada que terminó diluyéndose, pero como todos los jugadores que entraron en el segundo tiempo, le aportó frescura al juego, mejores asociaciones con Messi y dándole juego más cerca de Ochoa que del Dibu Martínez, como lo necesitaba la Argentina cuando iba ganando.

Cuti Romero bien en la primera que lo exigieron. Sólido para defender en los intentos de México para buscar el empate.

Ezequiel Palacios muy vienen el tiempo que le tocó jugar.

Nahuel Molina tuvo el segundo, pero le pegó muy por arriba del travesaño. Se asoció bien con de Paul

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