Juan Salinas: "Aprendí tocando encima de los temas de Santana"

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Con apenas 23 años, Juan Salinas se ha transformado en un ícono de la guitarra argentina con gran proyección internacional. Tras una gira por la Costa junto a su padre Luis, el

eximio músico porteño se presenta este miércoles (18 de enero) en Bebop, la sala de Palermo. La banda que lo secunda está integrada por Patán Vidal, Mauro Ceriello y Pato Raffo. Lo que se dice un cuarteto fino y potente.

La historia de Juan es casi salida de una película. Cuando tenía apenas 4 años se subió por primera vez a un escenario y agitó al público. Fue su padre Luis Salinas quien desde pequeño le otorgó un espacio sobre las tablas, además de apoyarlo en su interés por la guitarra de manera autodidacta.

De pronto los años transcurrieron y siendo aún un niño precoz escolarizado, se dio el lujo de girar por Europa y Estados Unidos junto a su viejo, situación no frecuente en pibes de su edad ¿Acaso se trata de un chico tocado por una varita mágica?

“Estábamos en Gesell, tenía 4 años, subí a cantar un candombe de papá: ‘Gracias por venir’, le dije al público”, recuerda su precoz debut Juan. Foto Maxi Failla
“Estábamos en Gesell, tenía 4 años, subí a cantar un candombe de papá: ‘Gracias por venir’, le dije al público”, recuerda su precoz debut Juan. Foto Maxi Failla

“Estábamos en Villa Gesell. Me había quebrado la muñeca al tirarme de un tobogán. Me acuerdo todo, y eso que tenía sólo cuatro años. Subí a cantar un candombe de papá con la mano enyesada. ‘Gracias por venir’, le dije al público’ y me bajé”, acude a su memoria el guitarrista.

Por aquel entonces, lo suyo era el cajón peruano, confiesa. Pues desde los seis que solía tocarlo subiéndose más seguido a acompañar a su padre hacia el final de los shows. Con el paso de los años, la guitarra fue su compañera inseparable.

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“Soy autodidacta como papá. Aprendí de él a tocar arriba de canciones de Santana, por ejemplo. Mi viejo me decía: ‘Tocá arriba de la canción, sacala y después volvé a tocarla a tu manera’, era su consejo. Yo no sabía escalas ni acordes. Papá me tiraba conceptos e ideas de cómo improvisar”, enfatiza con los ojos bien abiertos.

Abandonar la secundaria

La rapidez con la que de músico amateur pasó a ser profesional marcó un hecho poco frecuente para un adolescente. Tuvo que sentarse a hablar con sus padres y plantearles que quería dejar el colegio para dedicarse por completo a la música.

“En realidad a los quince años dejé el colegio porque me quedé libre. Viajaba seguido con papá a tocar a Francia, España, Estados Unidos. ‘Si los vas a hacer en serio, te apoyamos’, me respondieron cuando hablé con ellos sobre dejar la escuela”.

Haber vivido la etapa secundaria a medias hizo que se transformara en un adulto siendo aún adolescente, por lo menos desde el plano laboral. Sin embargo aún conserva algunos amigos de esos años escolares.

Junto a papá Luis y su hermana Rita.
Junto a papá Luis y su hermana Rita.

“Viví con mayor intensidad la primaria porque me salteé parte de la secundaria, abandoné en tercer año. En estos días casualmente me crucé con compas de la primaria. Noté lo loco que es el paso del tiempo”, analiza.

Y luego focaliza con mayor profundidad en su proceso de vida: “Me quedaron pocos vínculos. Yo no iba a un colegio de arte. Curtía el palo musical por fuera, me relacionaba con gente más grande que yo. También pasé por el deporte, básquet, fútbol, pero lo mío era la música”, acota.

El haberse salteado una etapa trascendental de la adolescencia no genera arrepentimiento cuando mira hacia atrás lo vivido.

“En su momento iba a algunos boliches, hacía las cosas de chicos de esa edad. Me prendía en boliches con onda de bares con compañeros y después cambié de ambiente. Recién ahora me relaciono con pibes de mi edad, pero que son del ámbito de la música como yo. Suelo salir a bares donde hay música en vivo”, describe.

Si de noviazgos se trata, difícil para él encarar hoy una pareja cuando anda de un lado para el otro.

“A ver, mi vida es la música y ando por muchos lugares tocando. Pero tuve una novia desde los 15 años, duró cinco la relación. Y hasta hace poco salí con otra chica pero terminamos”.

Las primeras guitarras

Por razón lógica, Juan siempre tuvo a mano guitarras: su padre cuenta con varias que llegaron por decantación a sus manos.

"Un día fuimos a ver a Jeff Beck y me voló la cabeza. Lo saludé y su guardaespaldas me regaló una púa. Mi papá me regaló mi primera Strato”. Foto Maxi Failla
"Un día fuimos a ver a Jeff Beck y me voló la cabeza. Lo saludé y su guardaespaldas me regaló una púa. Mi papá me regaló mi primera Strato”. Foto Maxi Failla

“Eran eléctricas y españolas. Pero sucedió algo. Vino B.B. King al Luna Park y papá me llevó a verlo, justo cuando yo había sacado la canción Cuando los santos vienen marchando. Detrás fuimos a ver a Jeff Beck y me voló la cabeza. Lo pude saludar y su guardaespaldas me regaló una púa suya. Eso fue un antes y un después: papá me regaló una Fender Stratocaster”.

Sobre la muerte del astro británico, el joven Salinas añade que “fue una noticia muy triste para mí porque fue uno de los que influyó y entusiasmó para darlo todo con la guitarra. Es más, la vez que lo conocí me saqué una foto con él, no sé dónde debo tenerla guardada”.

Aunque las influencias sobre el guitarrista no solo fueron aquellos artistas consagrados que tuvo posibilidad de conocer. De inmediato, enumera un listado.

“Otros de mis maestros fueron Albert Collins, Louis Amstrong, West Montgomery y George Benson. Y dentro de la música popular, Roberto Grela, Aníbal Troilo, Horacio Salgán y Rubén Juárez”.

Más allá de que el desfiladero de nombres sea inacabable, Juan de golpe retorna a su faro conductor.

Juan y su padre: “No voy a olvidar nunca las palabras de papá la primera vez que subí a tocar la guitarra". Foto Maxi Failla
Juan y su padre: “No voy a olvidar nunca las palabras de papá la primera vez que subí a tocar la guitarra". Foto Maxi Failla

“No voy a olvidar nunca las palabras de papá la primera vez que subí a tocar la guitarra: ‘Sentí lo que tocás, escuchá a tus compañeros y disfrutá’. Ahí comprendí que momento de estudiar es afuera del escenario, pero en el momento de tocar con la gente se trata de compartir”, detalla.

Moverse en las ligas mayores

La fortuna de haber crecido al lado de su padre Luis le trajo muchos beneficios a Juan, como por ejemplo codearse con grandes de la música local e internacional.

“Conocí a Mercedes Sosa bien de cerca. Ella me tenía mucho cariño. También tuve la oportunidad ser conocer a David Lebón, Pedro Aznar, Horacio Salgán, Rubén Rada, Dino Saluzzi, Luis Alberto Spinetta, además nos hicimos amigos con su hijo Dante, que me invitó a tocar con él. Incluso papá me llevó a ver a Rata Blanca porque es muy amigo del baterista”, recalca.

A su vez, hay artistas a quienes define como tíos, además de amigos, por tratarse de una cercanía casi familiar.

“Son los casos de Hugo Varela, él realmente es un tío mío. Lo mismo sucedía con Rubén Juárez, recuerdo una vez que yo era chico y me cocinó un bife en la casa de mi viejo, ese tipo de relación cercana hubo con él.

La última vez que lo vi estaba cansado, mal por el cáncer, de golpe agarró el bandoneón y se transformó, fue como que se recuperó de golpe. La misma familiaridad tengo con Patán Vidal, que está tocando conmigo. Es como un tío, un personaje total”.

En el plano internacional, gracias a la infinidad de viaje junto a su padre, Juan entabló relación de amistad e incluso compartió escenarios con grandes de la música, de quienes atesora valiosas anécdotas.

Juan tuvo la desdicha de perder a su madre en 2021 por consecuencia de un cáncer fulminante. Foto Maxi Failla
Juan tuvo la desdicha de perder a su madre en 2021 por consecuencia de un cáncer fulminante. Foto Maxi Failla

“Yo era chico. Tenía 12 años y estábamos tocando en Europa. Recuerdo estar con Tomatito, tocamos en el festival de Córcega. Él también es como mi tío. Por otro lado, papá por esa época me invitó a subir al Lincoln Center en Estados Unidos. En España, además, somos amigos de El Cigala”.

Luego Juan hace un breve silencio y no quiere pasar por alto algo increíble para él: “¡Ah! ¡Conocí a George Benson! Como papá no maneja el inglés, yo traduje la conversación entre Benson y él.

¡No sabés lo que fue para mí que Benson me esté mirando a los ojos cuando yo le traduje al inglés lo que papá le decía! Recuerdo que le regalé mi disco solista a Benson. ‘Debe tocar bien’, dijo en voz alta”, comenta y esboza una sonrisa.

La madre que empuja desde el cielo

Pese al gran momento artístico, Juan tuvo la desdicha de perder a su madre en 2021 por consecuencia de un cáncer fulminante.

“Mi vieja falleció hace un año. Yo ahora estoy solo, en un proceso de maduración. En su proceso de pérdida, ella puso la mayor energía. Yo la vi fuerte y me decía que tenía q seguir adelante.

Justo cuando se estaba por ir, yo tenía que tocar. No me quería ir, pero ella me dijo: ‘Andá a tocar ¿Suspender la fecha? ¡No! Vos vas a tocar’. Yo no me sentía bien, pero por ella hice el show. Mamá falleció el 27 de diciembre de 2021”.

A raíz de la ausencia de su madre, con quien se crió y convivió hasta su fallecimiento en el barrio de Monserrat, la relación con su padre desde el plano humano se afianzó de manera notable, pese a que conformó una nueva familia tras separarse de su madre cuando el joven violero tenía tan solo cuatro años.

“A principio de enero nos fuimos a Mar del Plata porque papá siempre alquila los primeros quinces días del año y solemos girar por la costa. Fue especial porque fue la primera vez que manejé el auto a Mar del Plata. Fuimos los cuatro juntos: papá, la mujer de papá, que es como mi madre, y Rita, mi medio hermana, que tiene 13 años”, detalla.

Sobre todo este proceso de “evolución” y aprendizaje, el músico resalta el siguiente aspecto: “Van cambiando los vínculos familiares y yo estoy aprendiendo como hijo. Incluso con la música, porque hoy me doy cuenta que es sanadora, es donde puedo canalizar lo que me sucede.

A mi hermana la siento mi familia. De chiquita yo la cuidaba. Nunca vivimos juntos porque ella vivía con su madre. Es impresionante cómo va cambiando todo respecto a lo vivencial”, expresa el guitarrista.

Lo que se viene

“Estoy por sacar mi segundo disco solista. Ya tengo cuatro temas cantados, todos de mi autoría”, anuncia el músico.

Según revela, hoy por hoy se encuentra en plan de componer canciones, con influencia de estilos como el soul y el funk.

“Yo ahora entiendo cosas que antes no podía porque era muy chico. Cuento historias no solo en una letra, sino en un solo de guitarra. Estoy grabando en el estudio de Lito Vitale, otro “tío” mío. Me gusta grabar con los músicos en vivo, analógicamente. Ya grabé hace un año y medio pero ahora quiero cambiar cosas, así lo siento hoy”, recalca.

-¿Tu papá qué te dice sobre tu camino solista?

-Él va a los shows y me dice lo que le gustó. Observa mi evolución, disfruta entre el público y siempre lo invito a tocar un par de temas.

-¿Cómo te ves en el futuro?

-Por lo pronto, tocando con mi viejo y yo a la par con mis discos. Primero quiero terminar mi álbum y mi plan es salir a tocar al exterior. Tengo la idea de vivir en España, vivir en otro lado, experimentar, ver cómo me siento, conocer más Estados Unidos, aunque la base sea siempre mi país. Además, tenemos proyectos junto a Facu Monti, hijo de Yaco; con Carlos de Jocaba, guitarrista de flamenco; y Johnny Jiménez, el violero de El Cigala. Todo se va ir dando solo.

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