Estados Unidos registró en el año, apenas la cuarta semana de enero, al menos 39 tiroteos en los cuales hubo al menos 69 muertos.
El peor tiroteo fue durante el fin
de semana en Monterey Park, California, donde un hombre armado mató a 11 personas e hirió a otras nueve dentro de un popular salón de baile. El atacante, que luego se suicidó, era un hombre de 72 años. El lunes hubo otro tiroteo masivo mortal en California.
Un hombre armado de 67 años mató a siete personas e hirió de gravedad al menos a otra persona en Half Moon Bay, al sur de San Francisco.
La frecuencia de los tiroteos masivos y la variedad de lugares en los que ahora ocurren, sean oficinas, escuelas, salones de manicura, lugares de culto, tiendas de comestibles y restaurantes, provoca la sensación de que pueden estallar en cualquier momento y en cualquier lugar.
Los tiroteos masivos han aumentado, aunque no de manera constante, desde 2014, según datos recopilados por Gun Violence Archive. Hubo 690 tiroteos con cuatro o más víctimas en 2021, más del doble del total de 2014.
En promedio ha habido menos de un tiroteo masivo por día desde el 1 de enero hasta el 23 de enero en cada uno de los últimos cinco años, según los datos del Archivo de Violencia Armada, pero los últimos dos años han tenido una tendencia al alza, a 28 el año pasado de 26 en 2021 y 16 en 2018.
Un estudio de 2015 vinculó la alta tasa de tiroteos masivos de la nación con su alta tasa de posesión de armas. Los norteamericanos representan alrededor del 5 % de la población mundial y poseen el 42 % de las armas del mundo.
