El gobierno busca revancha ante críticas papales

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convocar a una misa multitudinaria el próximo 13 de marzo para recordar los 10 años de la designación de Jorge Bergoglio como pontífice.

Este arzobispo - Jorge Eduardo Scheinig - protagonizó lo que él mismo calificó como “metida de pata” en septiembre del año pasado. Convocó a una misa en solidaridad con Cristina de Kirchner a la que no adhirieron los obispos que se esperaba concurriesen.

La primera línea de invitados mostró a Alberto Fernández junto a Eduardo Duhalde, abominando del ataque de los copitos en la Recoleta.

Esta vez el aniversario de los 10 años tiene un carácter formal. El presidente de la Conferencia Episcopal, Oscar Ojea, está en estos días en el Vaticano y traerá el formato que quiere darle Bergoglio a ese aniversario.

El gobierno puede apelar a la simpatía que hay en el peronismo hacia el Papa y hacia la Iglesia, más allá de los dardos que lanzó Bergoglio a la inflación y a los indicadores de pobreza.

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No pueden desperdiciar el activo que es el formato clerical del peronismo; tampoco la importancia que algunos delegados personales de Francisco tienen en el entorno presidencial. El más importante es Juan Manuel Olmos, hoy vicejefe de gabinete, quien tiene una relación con el papa Bergoglio casi familiar.

También el pontífice tiene gestos de cercanía con algunos funcionarios. Hace algunos días recibió al gobernado de Catamarca Raúl Jalil, quien concurrió a una visita pública en el Vaticano junto a un grupo de empresarios que lo acompañaron a Arabia Saudita.

Entre ellos estaba Jorge Neme, secretario del ministerio de Economía que es un hombre de Juan Manzur y ha ocupado cargos gravitantes en todos los gobiernos del peronismo.

Olmos, de paso, tiene ahora un responsabilidad de apoderado del PJ nacional para convocar a la cúpula del Congreso y del Consejo. La indicación de Alberto es que el 24 de febrero – aniversario de la primera elección que ganó Juan Perón en 1946 – se convierta en un relanzamiento partidario que le dé algún músculo a su pretensión de jugar en el armado de la fórmula presidencial del peronismo.

Fernández es presidente del partido, que tiene las puertas entornadas hace años. Pero sigue siendo una herramienta que cobra valor en momentos electorales.

Un dardo al ministro candidato

La pobreza y la inflación ha sido objeto de conversación entre Francisco y varios obispos argentinos que lo visitaron en el último mes.

Cada vez que el Papa se refiere a la Argentina, salta la multitud de exégetas que buscan interpretar las entrelíneas de su mensaje. La interpretación que prevalece al conocerse el reportaje de AP que conmovió al gobierno identifica un dardo hacia Sergio Massa, no en su carácter de ministro de Economía, sino por su aparición como precandidato presidencial del oficialismo

Más allá de las historias que los separan, archiconocidas, el Papa identifica a Massa con el punitivismo en cuestiones de derecho penal.

El ministro, cuando era opositor a Cristina de Kirchner, juntó firmas para voltear el proyecto de código penal elaborado por la comisión que integraron, entre otros, Federico Pinedo, Ricardo Gil Lavedra, Raúl Zaffaroni y Roberto Carlés, hoy embajador en Italia. Ese rechazo fue uno de los factores del crecimiento político de Massa en 2013, en la antesala de la caída del gobierno cristinista en 2015.

En ese reportaje de AP Francisco dice expresamente: “Soy garantista. Y punto, ¿no? O sea, las garantías jurídicas, hay que respetarlas”. En el último año Bergoglio ha eludido recibir a Alberto en el Vaticano, como lo hizo antes con Massa. Anima esta trama que el año pasado lo recibió a Eduardo de Pedro. El ministro del interior se anotó él solito esta semana como candidato y buscó esmerilarlo al presidente por “falta de códigos”.

Clamores clericales

Montar una convocatoria en homenaje al Papa en Luján entra en el circuito de las acciones de campaña del peronismo, fuerza que se alimenta de organizaciones sociales que se identifican con la figura de Bergoglio.

En todos los debates internos del oficialismo, se buscan oportunidades para provocar movilizaciones. Jalear al Papa peronista les puede servir para consolidar adhesiones.

Sectores del cristinismo confían en otra fecha emblemática del calendario político, el 24 de marzo, para una movilización que aclame a Cristina de Kirchner y la saque de la auto proscripción que se infligió después de su condena en la causa Vialidad.

Una movilización el 13 de marzo es algo que no está al alcance de la oposición, que es una coalición en donde el elemento confesional no está presente.

Más aún, algunos sectores como el del Peronismo Republicano de Miguel Pichetto, son críticos del diagnóstico del “pobrismo” confesional de las organizaciones bergoglianas.

Para el gobierno es más rentable redoblar el papismo adhiriendo a la misa en Luján del 13 de marzo, que confrontar con Francisco. Ya puso en circulación el argumento de que inflación y pobreza son consecuencia del gobierno de Macri que, de paso, ha hablado antes que Francisco de los 70 años de inflación por obra de los gobiernos que él llama populistas.

Para el peronismo no hay otro camino que agachar la cabeza, aceptar la admonición y aprovechar el festejo delos 10 años para mostrarse más cerca que lejos del Papa, que sigue siendo la personalidad de mayor prestigio público de la Argentina. Pelearse con él es mal negocio.

Ucrania le importa mucho más

El Papa habló de manera excepcional de la Argentina. Es habitual que los temas políticos internacionales le interesen más cuando se entrevista con dirigentes políticos. Uno de ellos es la guerra entre Rusia y Ucrania.

Este 24 de febrero se cumple el primer aniversario de la invasión por Rusia a su territorio. Francisco ha expresado un interés especial por hacer algo importante para que el 24 de febrero se recuerde con todo énfasis el primer año de la guerra de Ucrania.

Otro asunto que quiso abordar en su entrevista fue la despenalización de la homosexualidad en países que sostienen sanciones. El debate afloró este año con la celebración del campeonato mundial de fútbol en Qatar, país que prohíbe las relaciones del mismo sexo.

Cuando le informaron del buen efecto que tuvieron sus palabras en la organizaciones defensoras de los derechos humanos, respondió: "Eso es de lo que yo quería hablar".

Gozar la camiseta de campeón, como Messi

La cercanía de la celebración de los 10 años y la muerte del Papa emérito Benedicto XVI levantaron comentarios sobre su mención recurrente a su abdicación en el Papado.

Quienes hablaron con él de este asunto lo notaron indiferente ante esos temas. Más todavía, alguno explicó el entusiasmo que tiene sobre su desempeño en el futuro, sin las observaciones del conservador Ratzinger. Es parecido a lo que dijo Messi, comentó un contertulio habitual del Papa, cuando dijo que quería disfrutar un tiempo de la camiseta de campeón.

Francisco parece querer disfrutar del rol de Papa único, sin la sombra del emérito. Sigue con la idea de que no quiere ser Papa vitalicio y es crítico de los efectos que tuvo en la Iglesia el deterioro de los últimos años del papa Juan Pablo II.

Quienes conviven con el afirman que, de todas formas, no piensa renunciar. Lo haría sólo en caso de una dificultad grave para expresarse o para ocuparse de los asuntos importantes.

El error de copiar estrategias macristas

Oficialismo y oposición buscan descontar diferencias internas con la segmentación de los proyectos. La mayoría de los gobernadores se ha desenganchado, en el cronograma local, de la fecha de las nacionales. Esto implica que en realidad hay tantas estrategias como gobernadores.

El peronismo nacional queda aislado en su soledad, y otra prueba es la reticencia de los mandatarios a enganchase en las inquinas cristinistas, como el ataque a la Corte.

Tampoco le sirve a los gobernadores el discurso de la campaña nacional del Frente de Todos, que copia la que emprendió el macrismo desde 2017: responsabilizar de todas sus desgracias a la oposición.

Macri insistía desde aquel año que las inversiones se congelaban porque el público veía que el peronismo podía volver al poder en 2019. Quien escuchaba eso, le creyó, y por eso no vinieron las inversiones y Cambiemos perdió las elecciones.

El gobierno ahora repite el mismo discurso sin tener en cuenta que antes tampoco funcionó. Dice que no puede abrir el Congreso para votar leyes necesarias porque la oposición le resta el quórum. ¿Le conviene al gobierno que haya Congreso? ¿Por qué no le da el gusto a la oposición, que tiene fuerza para que funcione el Congreso? ¿O el beneficio para el gobierno es que no haya Congreso?

Y de olvidar lo bueno de esos años

En este punto, al gobierno le gustaría reconstruir la buena relación que tuvo el gobierno de Macri con el Papa. Sin ser una formación clerical sino más bien lo contrario, la gestión de Cambiemos entre 2015 y 2019 tuvo las mejores relaciones con el Vaticano.

Esa relación fructificó en leyes como la de emergencia popular de 2016, que creó el salario complementario que es hoy Potenciar Trabajo.

En los dos últimos años del mandato, hubo un acuerdo histórico con las organizaciones sociales del tridente cayetano – de observancia bergoglista -, para aprobar una Ley de villas que prevé la expropiación de terrenos en más de 4.000 barrios populares para dárselas a sus ocupantes.

Esa ley fue una verdadera resolución pacífica y negociada entre el Vaticano, las organizaciones bergoglistas y los bloques legislativos del Congreso. Se aprobó en las dos cámaras por abrumadora mayoría y fue la contracara de la tranquilidad que tuvo ese gobierno en las calles. Los protocolos de este acuerdo se renovaron el año pasado cuando hubo que prorrogar la vigencia de la norma.

Se ha señalado a Bergoglio como un Papa con afecto hacia el peronismo, pero tuvo las mejores relaciones con la gestión de Macri y no con las del matrimonio Kirchner.

Estas lecciones se las tiene que aprender bien la oposición, que suele olvidar cosas que hizo bien, como la relación con las provincias a las que dejó con superávit. El consignismo de las campañas impide ver en perspectiva esas realizaciones. Incluso se las critica, como hace el propio Macri cuando revisa la gestión de su gobierno con los gobernadores.

Maquiavelo enseña que “como las cosas de los hombres están siempre en movimiento y no pueden permanecer estables, es preciso subir o bajar, y la necesidad nos lleva a muchas cosas que no hubiéramos alcanzado por la razón.” (Discursos sobre la primera década de Tito Livio). La necesidad es la mejor consejera en política. Un gobierno no clerical, como es el peronismo, alcanzó acuerdos envidiables con la Iglesia para el actual gobierno.

Ya nadie se acuerda de Timerman

Más conmovedor que desopilante es el informe titulado “Cuestiones emergentes: principales desafíos” que leyó el lunes en Ginebra el funcionario Horacio Pietragalla.

Es una acusación contra la prensa, la justicia y la oposición de la Argentina, como si no gobernase su partido. El sueco que escuche eso se preguntará ¿quién gobierna la Argentina, de qué se quejan, de que no pueden gobernar ni remediar los problemas que tanto los atormentan?

Diván urgente para quien planifica estas estrategias, seguramente inspiradas en imitar al adversario. No es lo primero que le copia el gobierno a la oposición.

En el último año comenzó, como nunca, a hablar de inflación, de inseguridad, de pagar la deuda, de blanquear capitales, de ajustar las cuentas públicas, de recortar los subsidios

. Ya antes el peronismo le había arrebatado al no peronismo otras banderas, como estatizar la energía y las jubilaciones, la ley medios audiovisuales o la Asignación Universal por Hijo. Todos son inventos de la oposición al peronismo desde los años ’90, que el peronismo llevó a cabo sin que se le corriera el rimmel.

Ahora arriesga su suerte copiando el discurso de la victimización en manos de los otros, lo mismo que llevó a Macri a la derrota. Falta memoria poética en algunos, como la que enseña el refrán medieval: “Vinieron los sarracenos y nos molieron a palos, que Dios ayuda a los malos cuando son más que los buenos”.

Eso explica también los resultados electorales, más que las estrategias pardas. Pietragalla es un desmemoriado mayor del oficialismo. Descalificó críticas al gobierno de la ONG Human Rights Watch al decir “lamento que desde HRW carezcan de información suficiente y tengan miradas parciales sobre algunos asuntos, que no reflejen la situación real y que, por lo tanto, no ayuden a superar los problemas”. Si él tuviera la información suficiente, hubiere recordado que Héctor Timerman fue un activista de HRW y el cofundador de la rama americana de esa institución, American Watch.

AQ

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