Qué puede pasar con el dólar y las tasas en el año electoral

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Después de un 2022 en el que ni las tasas ni el dólar lograron vencer a la inflación, el arranque del año electoral renueva la incertidumbre en los inversores que buscan las

vías más certeras para defender sus ahorros.

"El balance del año pasado terminó siendo negativo, ya que sólo las acciones pudieron ganarle a la inflación, mientras que el riesgo país subió más de 30% y la brecha cambiaria tuvo una ligera caída, aunque quedó por encima del 90%", sostiene Martín Polo, Estratega en jefe de Cohen.

Polo marca que el gran riesgo está en la dinámica del mercado cambiario. "Argentina tiene una deuda comercial que pagar con los importadores, a lo que se suma la caída de exportaciones por sequía y por precios que no van a acompañar tanto. Lo positivo es que va a haber menos importaciones de energía".

La falta de dólares se va a traducir en más trabas. "Van a entrar menos dólares y eso va a llevar al gobierno a poner más restricciones en el mercado cambiario por lo que habrá más presión sobre la brecha ya que los importadores no van a poder canalizar su demanda de divisas en el mercado oficial", dice Polo.

Una inflación que difícilmente baje del 100% le pone un piso a las tasas de interés. "Lo mejor que puede hacer el Banco Central es que las tasas no queden rezagadas con respecto a la inflación. Si la inflación se sigue acelerando, el Banco Central debería ir acompañando la dinámica, para generar la expectativa de que no están mirando para otro lado".

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Pese a que la inflación pasó del 7,5% en agosto al 5,1% en diciembre, el Central mantuvo la tasa de referencia en el 75% anual. "Todo indica que la baja de la inflación de los últimos meses fue pasajera", señala Polo. "La inflación va a repuntar en enero, febrero y marzo, por eso el Gobierno activó rápido para desarmar la expectativa de baja de tasas que se había generado en diciembre".

Javier Casabal, estratega de renta fija de Adcap Grupo Financiero, sostiene que desde la última suba de tasas en septiembre pasado "las Leliqs rinden mas de 107% en tasa efectiva (los plazos fijos están entre 69% y 73%, depende el tamaño), suficiente para cubrir una inflación mensual de 6,25%, que fue la inflación que tuvimos entre septiembre y octubre. Este nivel viene siendo positivo en términos reales y ha contribuido a controlar en alguna medida la inflación".

Sin embargo, Casabal advierte que "sería un error cantar victoria y bajar las tasas antes de tiempo, especialmente porque la duda actual es si esta baja en la inflación que venimos viendo es permanente o es estacional y por ende, puede volver a resurgir cuando empiecen a llegar aumentos como se mencionó estos días, por ejemplo de la carne".

Freno al dólar

Mientras mantiene la tasa, el Gobierno bajó un cambio en el ritmo de devaluación, que pasó de correr levemente por encima de la inflación en el último tramo de 2022 a frenarse en enero.

"En el crawling peg juega mucho el contexto electoral. El ritmo de devaluación que le ganó a la inflación en el último trimestre del año ya no va, vamos a volver al tipo de cambio corriendo atrás de las tasas y de la inflación", asegura Polo.

El año pasado la inflación cerró en 94,8% y el dólar oficial aumentó 70%. También los dólares alternativos perdieron por varios cuerpos contra los precios. "La regla general es que la inflación le va a ir ganando a la devaluación, aunque no por mucho. Este año va a ser más parejo que el año pasado".

"Esperamos un 2023 con la inflación ganándole al tipo de cambio oficial y con la brecha cambiaria en ascenso, con elevada volatilidad por el contexto electoral y por los efectos que tendrá en el nivel de actividad la sequía y la caída del empleo", marca Polo.

"La política del Central parece estar convalidando un nivel de inflación en torno al 5%. Pero siendo un año electoral no sería raro que se intente utilizar al dólar como ancla, por lo que lo imagino manteniéndose en el ritmo actual de devaluación, en torno al 5,2% apenas por encima del último dato de inflación en 5,1% pero algo por debajo de la inflación núcleo en 5,3%", dice Casabal.

Este año tanto el blue como los dólares financieros arrancaron con fuertes subas, del 12 y el 7%, respectivamente. ¿Se mantendrá esta tendencia? "El contado con liqui es la variable más difícil a la hora de tomar una posición. Su evolución dependerá exclusivamente del resultado electoral. Un triunfo del oficialismo lo haría acercarse a los valores críticos de octubre 2020 y julio 2022, mientras una victoria de la oposición redundaría en un shock positivo de expectativas y bajaría el valor del dólar libre", plantea Siaba Serrate, Head of Research & Strategy at Portfolio Personal Inversiones (PPI).

Para Polo, el panorama frente a las elecciones es que en el mercado "hay cierta tranquilidad porque hay expectativas de cambio de ciclo. Por eso hubo una recuperación de bonos y acciones",

"Sin dudas estamos frente a un año bisagra para Argentina. Un escenario base que plantea un cambio de administración (más pro-mercado) en las próximas elecciones generales nos obliga a repasar los apuntes de otras experiencias pasadas, donde tanto los bonos como las acciones exhibieron retornos muy interesantes durante los 9 meses previos (en promedio)", señala Siaba Serrate. 

Sin embargo, el analista de PPI apunta que "el frente electoral no minimiza los desafíos que tiene la economía por delante, en especial, ante el alud de pesos que se avista en el horizonte. La eventual salida del cepo, que es menester para normalizar el chiquero cambiario y sus incómodas consecuencias, presenta un gran riesgo para la deuda en pesos y todos sus tenedores. Así, preferimos adoptar una estrategia defensiva en títulos de moneda local, reduciendo la probabilidad de estar expuestos directa o indirectamente a un cimbronazo en este asset class" .

La deuda en pesos define el escenario de riesgos para la economía local. "En el mercado de pesos, el 5% del PBI de vencimientos de deuda en moneda local con privados es un factor de riesgo por sí mismo. Como si esto fuera poco, será todo un desafío para el gobierno lograr reducir (o licuar) el déficit fiscal en un año electoral", señala Polo.

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