Jorge, el exsacerdote que sueña con llegar al Polo sur por vía terrestre

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Jorge Gonzlez realiza estudios para planear su viaje al Polo Sur Foto Pablo Aeli
Jorge González realiza estudios para planear su viaje al Polo Sur. /Foto; Pablo Añeli.

Jorge Pablo González, montañista, teólogo y exsacerdote, viaja en estos días a la Base Marambio en la Antártida con el objetivo de preparar la logística para emular, el año que viene, la expedición que en 1965 encabezó el coronel Jorge Leal, quien estuvo al mando del primer contingente que llegó por vía terrestre al Polo Sur.

"Mi intención es preparar todo lo que vamos a necesitar para salir desde Marambio para pasar por la base chilena de Frei y llegar hasta Belgrano, el destacamento argentino más austral en el continente blanco", contó Jorge en diálogo con Télam.

Mientras viaja a bordo de un Hércules C-130 que despegó desde la base de El Palomar con destino a Río Gallegos, la escala previa para llegar un día después a Marambio.

En pleno vuelo, Jorge repasó su prolífica vida como trotamundos y afirmó que lleva "más de 30 años" gestionando la realización de este periplo al Polo Sur.

Jorge aseguró que se inició como sacerdote en 1991, y realizó un trabajo pastoral en las barriadas del partido de Moreno, en el oeste del conurbano, donde predicó el Evangelio bajo la inspiración de la Teología de la Liberación del Movimiento de Sacerdotes del Tercer Mundo.

Gonzlez fue cura y ahora viaja para encontrar a Dios en los caminos Foto Pablo Aeli
González fue cura y ahora viaja para encontrar a Dios en los caminos. /Foto; Pablo Añeli.

Con los años se trasladó a Roma, Italia, donde estudió teología y luego, en 2001, decidió dejar los hábitos para dedicarse a viajar con el propósito de "acercarse a Dios desde otros caminos".

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Viajó a México a visitar el santuario de la Virgen de Guadalupe y volvió al país en bicicleta, en un periplo que le demoró un año.

Luego se trasladó a España, en la primera década de este siglo, y en ese país se conectó con montañistas y emprendió así varias expediciones al Himalaya, la cordillera más alta del mundo que separa Nepal de China.

"Viví muchos años en Mendoza, desde que era chico, y allí desarrollé la pasión por el montañismo que me permitió escalar varias veces el Aconcagua. Tras realzar una expedición al Himalaya, viví durante un mes en un monasterio tibetano en India", contó Jorge.

En 2010, retornó a Argentina, donde conoció a Mariano Galván, otro escalador que "estaba en la elite mundial, y con quien Jorge realizó una expedición argentina que llegó dos años después a la cima del monte Everest, "sin oxígeno ni sherpas (nativos nepaleses que ofician de guías)" que los auxiliaran.

Foto Pablo Aeli
Foto; Pablo Añeli.

"No acompañó un cocinero. Mariano murió hace cuatro años en Pakistán, escalando el monte Annapurna. Quedó sepultado bajo una avalancha de nieve y hielo y su cuerpo que quedó en esas alturas. Ahora llevó una foto suya, y quiero dejarla en la capilla de Marambio.

Jorge -quien actualmente vive en Tucumán y está casado mediante una dispensa emitida por la Iglesia- es un paciente oncológico recuperado, tiene una colostomía permanente y se convertirá en este viaje en el primer argentino en pisar suelo antártico en esa condición.

"Hace años que quiero hacer este viaje en la Antártida. Gracias a las gestiones del Ministerio de Defensa puedo empezar a cumplir este anhelo de llegar al Polo Sur por vía terrestre. Llevó además conmigo una imagen del Negro Manuel -el esclavo que llevaba la imagen de una virgen que reposó finalmente en Luján- y tierra de la casa histórica de Tucumán para que sean guardados en Marambio", relató.
Leal encabezó en 1965 la denominada Operación 90, al mando de nueve hombres que viajaron en seis vehículos Snowcats y un trineo tirado por perros.

La expedición partió desde la Base Belgrano el 26 de octubre de ese año y arribó al Polo Sur el 10 diciembre, donde plantaron la bandera argentina por primera vez.

Foto Pablo Aeli
Foto; Pablo Añeli.

58 años después, Jorge, el teólogo-montañista, sueña con emular esa gesta argentina en la propia Antártida.