El Gobierno quiere "revisar" el acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea: qué significa

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Con la presidencia pro tempore del Mercosur en estos primeros seis meses de 2023, el gobierno de Alberto Fernández está embarcado en el intento de retomar el acuerdo de libre comercio entre este

bloque y la Unión Europea.  Pero quiere revisar algunos puntos que objeta, y asegura contar con el apoyo del presidente Luiz Inacio Lula da Silva para hacerlo.

De esta manera, Santiago Cafiero, que viajó a Bruselas la semana pasada, llevó a los europeos el mensaje de Fernández, que transita los últimos meses de su gestión con una posición distinta a la que tenía en su campaña electoral.

Entonces proponía cambiar radicalmente el acuerdo de libre comercio entre los bloques y ahora pide revisar ciertos puntos. Las advertencias siguen siendo las mismas para argentinos y brasileños. Las escuchó del canciller Olaf Scholz el 28 de febrero pasado.

Sin dar nombres y sin tanto detalle, Scholz dio a entender que revisar u objetar mucho lo que firmaron Mauricio Macri, sus pares de entonces y los 27 países de la UE a mediados de 2019 -un tratado histórico tras más de veinte años de negociación, pero muy preliminar y frágil- puede romperlo todo y volver las negociaciones entre el Mercosur y la Unión a cero.

Vale recordar que ese tratado se estancó en zona muerta por la reticencia de países como Francia, Austria e Irlanda a ratificarlo. Una de sus excusas fue la política medioambiental del entonces presidente de Brasil, Jair Bolsonaro. Pero la realidad es que sus políticas proteccionistas, por ejemplo en la agricultura, pusieron obstáculos a negociar con una zona tan rica en materias primas como el Mercosur.

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Tras la pésima o nula relación que tuvieron los europeos como bloque con Bolsonaro, Lula da Silva goza de las mieles del bienvenido. Y su gobierno iniciado el 1 de enero pasado encuentra a los europeos buscando los mercados que se propuso encontrar tras las limitaciones alimentarias y energéticas experimentadas con la invasión de Vladimir Putin a Ucrania. Eso impulsa el interés de algunos países, como Alemania, a cerrar el tratado a la vez que esperan que China no les gane de mano.

Lula da Silva dijo en su visita a Fernández y luego al presidente Luis Lacalle Pou, en Uruguay, que esperaba cerrar antes que todo el mentado acuerdo de Europa con el Mercosur, que se empezó a explorar en 1995 y nunca se pudo cerrar por los “peros” de ambos continentes.

Pero hay que descifrar las verdaderas intenciones del brasileño con ese mensaje. Por empezar busca dilatar el entusiasmo de Lacalle Pou por cerrar su propio acuerdo con los chinos y con el bloque Transpacífico, con o sin aval del Mercosur.

Entre toda esa reactivación del diálogo, la semana pasada el ministro de Agricultura francés, Marc Fesneau, salió a poner reparos. ”De momento, hemos dicho que el acuerdo no era aceptable. Eso no significa que no vaya a haber un acuerdo algún día con el Mercosur”, pero aclaró que, tal como estaba, el gobierno de Emmanuel Macron no lo iba a ratificar. Curioso porque fue él uno de los líderes que impulsó el acuerdo de 2019. “Queremos acuerdos comerciales justos”, dijo Fesneau.


Qué dicen en la Cancillería

Uno de los puntos más importantes que el Gobierno quiere modificar es el de licitaciones para obras públicas y quiere privilegiar que el acceso en las licitaciones sea nacional. En el acuerdo de 2019 ello está abierto. Y efectivamente, Lula también se ha mostrado partidario ahora de no abrir completamente el mercado en las licitaciones públicas. Pero la economía brasileña es más abierta que la argentina y notablemente mayor.

En Bruselas, la semana pasada Cafiero se reunió con el Alto Representante para la Política Exterior y de Defensa de la Unión Europea, Josep Borrell; con el vicepresidente Ejecutivo y Comisario de Comercio del bloque, Valdis Dombrovskis; con la comisaria Europea de Asociaciones Internacionales, Jutta Urpilainen; la comisaria de Energía, Kadri Simson y el vicepresidente Ejecutivo y Encargado del Pacto Verde Europeo, Frans Timmermans.

Acordó que se formen grupos de trabajo para abordar las cuestiones pendientes. “La mirada de los cuatro países del Mercosur es coordinada y hay voluntad política para avanzar en la negociación. También habría la misma voluntad política en Unión Europea”, afirman.

“Queremos un acuerdo revisado con la Unión Europea, adaptado a un mundo y cadenas de valor en transformación” dijo Cafiero, para luego afirmar que las autoridades europeas “se mostraron receptivas” a ese cambio.

Como ejemplo, Cafiero puso el caso del biodiésel elaborado a partir de la soja, que supone el 20 % de las exportaciones de Argentina a la UE, pero cuyas condiciones fueron modificadas por el bloque comunitario meses después al acuerdo de 2019 en virtud del Pacto Verde Europeo para reducir las emisiones de CO2. Las nuevas exigencias dejarían a los productos argentinos fuera de un mercado, al que el país exportó 1,2 millón de toneladas de biodiesel por 1.850 millones de dólares.

Cafiero reiteró a sus pares de la UE el compromiso argentino para continuar trabajando de manera conjunta, pero pusieron de relieve que los principales obstáculos para el avance de las negociaciones fueron planteados por la Unión Europea, en particular, a través de mayores exigencias en materia ambiental (Pacto Verde) que amenazan con afectar gravemente las exportaciones de los países del Mercosur.

NE

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