En un ambiente cruzado por el pedido de juicio político contra la Corte Suprema, la Cámara de Diputados comenzó a tratar la creación de un "monotributo tecnológico". Este martes por la tarde,
Resistida por las empresas de software y consultoras de servicio, se calcula que la iniciativa beneficiará a unos 6.000 profesionales altamente calificados y escasos a nivel global: programadores, diseñadores gráficos, ingenieros y analistas de sistemas, entre muchos otros. Y también a los que que participan en competencias internacionales de videojuegos, que cobran premios y otros incentivos en monedas duras.
"El objetivo es regularizar a quienes cobran dólares en negro, en cuentas en el exterior o en criptomonedas", dice el secretario de Economía del Conocimiento, Ariel Sujarchuk, autor de la iniciativa. Con el monotributo tecnológico el Gobierno busca "formalizar" entre US$ 1.000 y US$ 1.800 millones anuales, según cálculos oficiales y del sector privado. Siempre y cuando prospere en un Congreso paralizado por las internas políticas características de los años electorales.
Vinculado al mundo de la tecnología, el sector de la economía del conocimiento (software y servicios calificados de todo tipo) es uno de los rubros que más divisas generan. Exportan más de US$ 7.000 millones anuales y tiene más de 450.000 empleados, que cobran salarios muy por arriba del promedio. Pero en pesos.
La brecha cambiaria el avance tecnológico favoreció el trabajo independiente y remoto, que se cobra en monedas extranjeras como el dólar o el euro, consideradas como refugio de valor a pesar del rebrote inflacionario mundial. Para la industria local eso es competencia desleal y empleo informal. La mirada del Gobierno difiere completamente.
"El nuevo régimen permitiría justificar ingresos y una persona que factura, tributa al fisco. Si estás en negro no tenés ni obra social ni jubilación", remarca Sujarchuk. Las empresas lo rechazan por un problema crónico de la actividad (la escasez de talento) y la pérdida de competitividad de los salarios que pagan con respecto a lo que ofrecen sus competidoras del exterior, sobre todo en los mercados más desarrollados, como Estados Unidos y Europa.
Sujarchuk es autor de otra iniciativa controvertida para los negocios tecnológicos: el funcionario quiere crear una empresa nacional de software para abaratar los costos en la administración pública. "Esto no es para quitarles trabajo sino para darles más trabajo", intentó tranquilizar el funcionario, muy cercano al ministro de Economía, Sergio Massa.
"En las grandes licitaciones, ninguna empresa chica tiene espalda suficiente. Mejor que el Estado esté para agrupar a todas las pequeñas empresas y que entren a vender servicios", dijo, a modo de defensa del proyecto.
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