Etiquetado frontal de alimentos: pocos controles y en las góndolas aún falta información

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En la fecha límite para comenzar con los controles por la ley de etiquetado frontal, en góndolas de supermercados cada vez se ven más paquetes que cumplen con la norma, aunque en

algunos comercios solo se percibe en las grandes marcas y todavía no se ven los controles.

Es lo que dicen los empleados consultados en supermercados de distintos barrios porteños. Por ejemplo, según constató Clarín en una recorrida, en el Chango Mas de General Paz y Constituyentes los únicos alimentos con etiquetas negras eran las galletitas, no todos los sobres de mayonesas y aderezos, algunas bebidas y pastas envasadas frescas.

En tanto que en las góndolas de golosinas y bebidas azucaradas, apenas las botellas de las marcas de gaseosas más famosas tenían los sellos.

El escenario es parecido en otros comercios de la zona, como el Carrefour de la avenida Roosevelt, en donde, como ocurre desde agosto, cuando se reglamentó la ley, son las marcas más grandes las que comenzaron a modificar sus etiquetas.

Ley de etiquetado frontal de alimentos. Desde este jueves entra el vigencia para los controles en las góndolas. Foto: Cecilia Profetico
Ley de etiquetado frontal de alimentos. Desde este jueves entra el vigencia para los controles en las góndolas.Foto: Cecilia Profetico

Como se esperaba, la aparición de los productos en las góndolas tiene que ver con los tiempos de producción y envasado, y de los stocks disponibles en cada marca. 

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Entre los clientes, la mayoría no estaba enterada de la entrada en vigencia de la obligación de vender productos con etiquetado frontal. Pero sí de que los alimentos que tienen exceso de grasas o azúcares deben informarle en el frente de los envases.

“Me parece mal que todavía algunos no tengan el etiquetado. Porque te ayuda a comprar mejor. A mi edad yo me tengo que cuidar y para es importante que me diga si lo que estoy comprando me hace bien o mal”, le dijo a Clarín Silvia, de 70 años.

“Leí algo. Me parece bien que lo hagan. Yo vi muy pocos alimentos con ese etiquetado. Sería un ayuda para saber lo que estamos consumiendo”, relató Jorge, que fue a un supermercado de una cadena grande a hacer la compra diaria.

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Por su parte Oscar Frega, jubilado, afirmó: “Siempre lo mismo. Se hacen las leyes y después nadie les da bola. Es una vergüenza. Así es la Argentina. Por eso estamos como estamos. Alguien debería controlar esto.”

La ley 27.642 establece que las empresas deberán advertir en el frente de los envases sobre "exceso de azúcares", "exceso en grasas totales", "exceso en grasas saturadas", "exceso en calorías" y "exceso en sodio.

También impone que aquellos productos que lleven una de esas etiquetas no podrá incluir "dibujos infantiles" o a celebridades. 

La reglamentación de la ley dispuso un cronograma de adecuación en dos etapas. La primera fue para las fábricas chicas o medianas, con plazo a este jueves para adaptarse. La segunda para las grandes empresas, que desde el 20 de agosto de 2022 deben cumplir con la medida.

Se busca redireccionar el consumo para favorecer una nutrición más saludable, a la vez que se promueve que las empresas modifiquen la elaboración de sus productos para que no contengan tantos sellos.

Además de los dibujos infantiles, los productos con sello negro no tendrán permitido sumar elementos interactivos o la promesa de premios o regalos (adiós a las tapitas con "vale otra"), así como tampoco concursos, juegos, eventos deportivos o actividades culturales.

Además, la ley establece que las empresas que tengan uno o más sellos no podrán resaltar en la etiqueta nutrientes positivos, como el calcio o las vitaminas, una estrategia muy utilizada, por ejemplo, en los yogures.

Al mismo tiempo, y según publicó Clarín la semana pasada, ya existen estrategias para agregar información más allá de los sellos negros.

Una tiene que ver con la colocación de un código QR en la etiqueta que aporte información sobre las cualidades nutricionales del producto. Información que sería legible a través del celular.

La idea, según explican, es que al ponderar el sello negro con la información que aporta el código QR el interesado pueda sacar una conclusión más equilibrada. A la vez, ese promedio entre lo malo y lo bueno sería más afín a la ductilidad del sistema de etiquetado Nutri-score -utilizado en Europa-, que en Argentina y otros países de la región perdió la batalla frente a los sellos negros.

Otra iniciativa que analizan desde las alimenticias es la posibilidad de modificar la presentación de la tabla nutricional que incluyen los envases. No sólo hacerla más clara y amigable, sino aportar información de contexto sobre el sello negro con el que cargue el artículo y eso dé lugar a una interpretación más cabal.

Una tercera acción en carpeta, en el marco de la puesta en marcha del etiquetado frontal, surge como la más interpelante: ofrecer el mismo producto en góndola con y sin sellos negros -obviamente, con y sin los ingredientes que determinan el estigma-, para que el comprador decida si está dispuesto a resignar ciertos sabores y texturas en beneficio de su salud.

SC

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