La guerra Rusia-Ucrania: la decisión de Putin sobre el Start III que podría significar el fin del control formal de armas

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Cuando el presidente Vladimir Putin anunció este martes, al final de un discurso de cien minutos, que suspendería la participación de Rusia en el Nuevo Tratado START -el último acuerdo de control de

armas que sigue vigente entre las dos mayores potencias con armamento nuclear- fue un indicio más de que la era del control formal de armas podría estar muriendo.

Incluso antes de que Putin tachara de "disparate" la implementación de las inspecciones exigidas por el tratado, éste ya estaba en serios apuros. El Departamento de Estado había anunciado el mes pasado que los rusos no cumplían las obligaciones del tratado.

Putin dejó claro que no se retirará del tratado, que vence en febrero de 2026. Tampoco amenazó con desplegar más armas nucleares estratégicas - del tipo que puede atravesar continentes - más allá de los límites del tratado, que mantiene a ambas partes con 1.550 armas nucleares.

Pero dejó en claro que Estados Unidos no inspeccionaría las instalaciones nucleares rusas, elemento central para verificar el cumplimiento del tratado. Y en términos más generales, dio la impresión de ser un dirigente que estaba harto del control de armas en un momento de creciente enfrentamiento con Estados Unidos y la OTAN.

Putin dejó claro que no se retirará del tratado, que vence en febrero de 2026. Foto Reuters
Putin dejó claro que no se retirará del tratado, que vence en febrero de 2026. Foto Reuters

Los riesgos


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Si esa actitud se mantiene, quienquiera que se siente en la Oficina Oval cuando el tratado venza dentro de poco más de mil días podría enfrentarse a un nuevo mundo que, a primera vista, se parecerá al de hace medio siglo, cuando las carreras armamentísticas estaban en pleno apogeo y los países podían disponer de tantas armas nucleares como quisieran.

Putin argumentó que se vio obligado a tomar esa decisión. "Quieren infligirnos una 'derrota estratégica'", dijo, retomando una frase que los funcionarios estadounidenses han utilizado para describir el resultado que desean para Rusia en la guerra contra Ucrania, "y treparse a nuestras instalaciones nucleares".

Dijo que los ucranianos ya habían utilizado drones para atacar bases aéreas estratégicas de Rusia, donde la fuerza aérea guarda los bombarderos que pueden lanzar armas nucleares.

Dijo que no iba a permitir que los inspectores revisaran esas instalaciones, porque podrían transmitir la información a los ucranianos para que lanzaran nuevos ataques. "Esto es teatro del absurdo", dijo. "Sabemos que Occidente está directamente involucrado en los intentos del régimen de Kiev de atacar las bases".

Nada de esto cambia mucho el statu quo. Las inspecciones nucleares se suspendieron durante la pandemia de COVID, cuando los inspectores de ambos bandos no podían entrar a Rusia ni a Estados Unidos.

Pero a lo largo del año pasado, cuando se levantaron las restricciones de viaje, los rusos inventaron excusas para negar las inspecciones… y acusaron, como volvió a hacer Putin el martes, a Estados Unidos de no cumplir tampoco con los requisitos de inspección.

Estados Unidos conserva cierta visibilidad sobre el arsenal ruso, sobre todo gracias a los satélites que siguen los movimientos nucleares rusos. Pero hay un motivo de preocupación más profundo. La prórroga de cinco años del Nuevo START que el presidente Joe Biden y Putin acordaron en el primer mes de la presidencia de Biden es la única autorizada por el acuerdo, que se negoció durante la presidencia de Obama.

El presidente ruso Vladimir Putin en el cuartel general del Distrito Militar del Sur, en un sitio no revelado de Rusia, 31 de diciembre de 2022. Foto AP
El presidente ruso Vladimir Putin en el cuartel general del Distrito Militar del Sur, en un sitio no revelado de Rusia, 31 de diciembre de 2022. Foto AP

Eso significa que habría que elaborar un tratado completamente nuevo. Y aunque los funcionarios estadounidenses insisten en que quieren negociar un nuevo tratado, es cada vez más difícil imaginar que eso ocurra en los próximos tres años.

Lo que viene


Las razones son muchas. En primer lugar, prácticamente no hay ninguna comunicación entre ambos países. Las "conversaciones de estabilidad estratégica" que Biden y Putin acordaron en junio de 2021, en su única reunión cara a cara como presidentes, se suspendieron tras la invasión de Ucrania.

En segundo lugar, la confianza entre ambos países es prácticamente inexistente. Putin y Biden no han hablado directamente desde hace más de un año. En el tiempo transcurrido desde entonces, Biden ha definido al líder ruso como un criminal de guerra y Putin ha calificado al presidente estadounidense de agresor en Ucrania.

En privado, los funcionarios estadounidenses reconocen a veces que, aunque negociaran un tratado, sería casi imposible imaginar que el Senado lo ratificara en estas condiciones.

En tercer lugar, el tratado en su forma actual no abarca las armas nucleares que más preocupan al mundo en conflictos como el de Ucrania: las "armas nucleares de campo de batalla, o armas nucleares tácticas, que Putin ha amenazado esporádicamente con emplear contra las fuerzas ucranianas. Rusia tiene unas 2.000; Estados Unidos, varios centenares.

Por último, otro tratado entre Moscú y Washington simplemente ya no tiene sentido para la mayoría de los expertos nucleares. El Pentágono estima ahora que China, que está ampliando rápidamente su arsenal, podría desplegar 1.500 armas en los próximos doce años, igualando los arsenales estadounidense y ruso. Por tanto, un tratado de control de armas que excluyera a una de las tres grandes potencias sería casi inútil.

Y hasta ahora, China no ha mostrado ningún interés en unirse a las negociaciones, si es que las hubiera.

No obstante, el secretario de Estado Antony Blinken dijo el martes, tras la intervención de Putin, que estaría dispuesto a negociar un nuevo tratado que beneficiara "claramente los intereses de seguridad de nuestro país" y, añadió, "los intereses de seguridad de Rusia".

El anuncio de Putin, señaló, fue "profundamente desafortunado e irresponsable". Pero sugirió que Estados Unidos no dejaría de cumplir con el tratado, hiciera lo que hiciera Rusia.

"Creo que es importante que sigamos actuando con responsabilidad en este ámbito", dijo. "También es algo que el resto del mundo espera de nosotros".

The New York Times

Traducción: Elisa Carnelli

PB

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