En primera persona: diario íntimo de un año en la guerra de Ucrania

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Desde la primavera de 2021 todo el mundo está hablando sobre una posible invasión rusa a Ucrania. De verdad no lo creemos mucho. Sabemos que Rusia ha heredado de la Unión

Soviética la práctica de las mentiras y el chantaje. Además, analizando con lógica la situación, entendemos que Rusia no podría ganar una eventual guerra: carecen de fuerzas preparadas, el clima es hostil y el terreno no está favorable, la voluntad para resistir de este lado es altísima y los países occidentales nos apoyan.

Cada mes se llega a una nueva fecha de “invasión 100%”. Pasó el 15 de diciembre de 2021, el 10 de enero de 2022, el 5 de febrero de 2022, el 15 de febrero. Sin embargo por si acaso pensamos en lo que vamos a hacer si comienza la guerra: preparamos las maletas de emergencia (gracias a Dios practicamos montañismo y tenemos los sacos de dormir, la ropa térmica, las colchonetas). Personalmente no sé qué voy a hacer. Hay que luchar pero no tengo experiencia y tengo miedo. ¡Los rusos ya me quitaron la casa de mi familia en Crimea en 2014 y no estoy dispuesto a permitir que lo hagan de nuevo! Lo mismo le pasó a mi mujer, Kristina. A los 15 años tuvo que escapar desde Donetsk en el último tren hacia Kyiv. El tren que partió luego fue bombardeado y convertido en cenizas.

Primeras imágenes de los vecinos de Kiev en las estaciones de metro, tomada por el autor, Olekssi Otkydatch.
Primeras imágenes de los vecinos de Kiev en las estaciones de metro, tomada por el autor, Olekssi Otkydatch.


24 de febrero

Es una fecha infinita. Seguimos viviendo en el 24 de febrero, por lo menos de forma emocional.

En Ucrania tenemos el proverbio: “Los ojos tienen miedo, pero las manos hacen el trabajo”. Aunque están temblando, hacen lo que deben hacer. En 30 minutos preparamos la ropa, la maleta de emergencia, las linternas, los documentos, un poco de plata en efectivo. Corro al supermercado de 24 horas que está cerca para comprar la reserva de comida para 3 o 4 días. Con paquetes de comida y dos bolsos con todo lo necesario a las 6 AM ya estamos en el metro. Nos hundimos en el océano de noticias digitales, consumiendo la información, mirando nuestros teléfonos como locos.

Tras pasar 3 horas refugiados en la estación de metro y recibir la noticia de la cancelación de la alarma regresamos a casa. Tenemos la maleta de emergencia a mano y ni siquiera nos quitamos la ropa por si es necesario volver a correr al refugio antibombas. Fortalecemos las ventanas con placas de madera y sillas para tener una ilusión de seguridad en caso de que ocurra una explosión cercana.

BANER MTV 1

Llamo a mis amigos que se fueron a los centros militares para preguntarles cómo va todo y si lograron inscribirse en el ejército, para combatir. Dicen que hay colas enormes y que a la gente sin experiencia militar no la quieren ver, aceptan solamente a los veteranos de la guerra en el Este.

Llega la noche, intentamos dormir en el suelo para estar lo más lejos posible de la ventana. La ventana se convierte en tu enemigo, tienes miedo de los vidrios. Envío un mensaje a mi amigo de España que conoce una periodista. Creo que podría por lo menos comentar lo que sucede en Ucrania en español. Ser un corresponsal desde mi patria.


25 de febrero

Pensamos que hay que salir de Kyiv porque la ciudad será el objetivo de bombardeos y ofensivas. Pero entendemos que todos los conocidos y amigos ya se fueron y no quedan muchas opciones para evacuarse sin correr riesgos. Entonces nos quedamos en la capital. Vamos a ver qué sucede.

Las náuseas constantes que sufrimos debido a la cantidad enorme de adrenalina en la sangre nos impiden probar bocado. No podemos comer. Pero hay que comer por lo menos algo: comemos un pedacito de chocolate. Esta tabla de chocolate “Milka” durante una semana será la única comida que el cuerpo acepta. Una tabla de 100 gramos para una semana para 2 personas adultas parece increíble ahora, un años después.

Pasamos todo el día en el abismo de noticias. Leemos todo lo que podemos, iluminados por nuestros teléfonos. El servicio de Internet en Ucrania es sólido y no se cae.

El miedo de estar durmiendo en casa y ser bombardeados nos empuja a pasar una nueva noche en la estación del metro. Como el toque de queda empieza a las 19:00, desde la tarde ya estamos en el andén más cercano.


26-28 de febrero

La noche en el metro fue complicada. Adoptamos una perra. La broma es que se llama “Guerra”. “Guerra” vive con nosotros. En el metro “Guerra” tenía mucha curiosidad y no nos dejaba dormir. Tuvimos una idea genial: vivir en el baño de nuestro departamento. Es el único lugar que está protegido por dos paredes. Las instrucciones dicen que si ocurre una explosión cerca, la primera pared te protege de la ola explosiva y la segunda te protege de los fragmentos de vidrio y ladrillo.

Un año en la guerra. Foto de Olekssi Otkydatch
Un año en la guerra. Foto de Olekssi Otkydatch

El baño tiene la superficie de 4 metros cuadrados, de los cuales 1 metro está ocupado por la bañera, 1 metro está ocupado por el aseo y la lavadora. Para mí, Kristina y Guerra tenemos solo 2 metros. Ponemos los colchones y la ropa de cama allí. La tapa del inodoro sirve como la mesa de trabajo o la mesa para comer.

Este día se empezó el maratón de comentarios para los medios mundiales. Como ambos sabemos inglés, español y francés, hablamos con los medios sin parar. Es una reacción en cadena. Si hablas con un medio de España, en seguida te contactan otros medios de España. Lo mismo pasa con cualquier otro país.

En su pico llagamos a 20 entrevistas en el día. Entendemos que es nuestra forma de lucha. El frente de información es muy importante y como no podemos contribuir de ninguna otra manera a la resistencia, hacemos así nuestra parte del trabajo. Respondemos a cualquier pedido aunque sea para una radio pequeñita en Colombia. Todo el mundo tiene que saber qué pasa en Ucrania y todo el mundo tiene que saber la versión ucraniana. Dormir menos y hablar, hablar y hablar.


Marzo de 2022

¡Jamás imaginábamos que el baño sería tan cómodo para dormir! La sensación de protección que da es increíble. Dormimos allí mejor que antes de la guerra en una cama gigante. Poco a poco se normaliza el apetito y volvemos a comer como siempre.

En el baño.
En el baño.

El problema ahora es conseguir la comida y soportar las colas enormes de 2 o 3 horas solo para entrar al supermercado. Si logras entrar, compras comida para tu familia y todos tus vecinos. Compras todo lo que hay porque los estantes están casi vacíos. Por eso comes la pasta orgánica super-eco-vitaminizada que cuesta 5 veces más que la pasta normal que comprabas todo el tiempo.

Kristina y la perra Guerra
Kristina y la perra Guerra

Otra tarea es conseguir la comida para Guerra. De 5 tiendas zoológicas del barrio funciona sólo una a 40 minutos caminando. Llamamos a la dueña y pedimos una bolsa de comida de perros de 15 kilos. Al notar que el asedio a Kiev durará mucho, decidimos comprar 3 bolsas más. ¿Han intentado ustedes alguna vez llevar 3 bolsas de comida para perros de 15 kilos cada uno durante 40 minutos? El trabajo más duro del mundo… Cada día hablamos con los medios. Docenas de radios, canales de televisión y periódicos. No recuerdas los nombres, ni prestas la atención a su importancia y tamaño. Una hora hablas con El País y otra hora das el comentario a la radio FM Jujuy.

Como las tropas rusas están a 10 o 15 kilómetros de nuestra casa, hay muchos bombardeos. Por eso bajamos a menudo al sótano de nuestra casa. Allí finalmente nos conocimos con los vecinos con los que vivimos en el mismo edificio desde hace 2 años. Resultan ser gente muy buena. Con ellos hasta jugamos juegos de mesa mientras nos escondemos de los ataques de misiles.

No tan lejos se escuchan las explosiones pequeñitas. Siempre son 6 explosiones consecutivas. Son los disparos de una batería de artillería pesada ucraniana. Y estos sonidos te dan un inmenso placer y alegría porque entiendes que cada disparo significa más rusos muertos y más tanques quemados.

Un día me escribe un tal Gonzalo Sánchez. Me dice que llegó a Kyiv y quiere verme. Dale, no hay problema, aunque ni siquiera recuerdo de qué medio y de que país es.

De esa forma, por primera vez nos encontramos con el equipo de Clarín. Llegaron para entrevistarme a mí y a Kristina, claro junto con Guerra. Dimos una vuelta por el parque y les contamos sobre nuestras actividades como voluntarios. Aparte de todo lo mencionado, Kristina intenta trabajar en un refugio de perros que está a 5 kilómetros de la línea del frente. Allí trabaja sin comer ni descansar y para llegar allí toma el taxi porque ningún transporte público no funciona. Esta historia le gustó a Sánchez. Nos llevaron hasta el refugio y escribió una nota sobre esto. Además, nos pidieron un par de contactos más de los amigos que trabajan en los hospitales o de los amigos voluntarios que apoyan al ejército.

Juntos. La pareja que se casó durante la guerra.
Juntos. La pareja que se casó durante la guerra.

Al ver que tan rápido los contactamos con esta gente, Gonzalo nos dice: “La próxima vez, cuando volvamos, los queremos como nuestros fixers”.

En aquel entonces ni siquiera sabíamos que era un fixer, pero dijimos “sí señor” porque queríamos cumplir con nuestra misión de ayudar a Ucrania en el frente informativo.


De abril a mayo

¡Los rusos se fueron!

Fue la noticia abrumadora que un día leímos. Aunque han dicho que lo hacen como “gesto de buena voluntad”, entendemos que se retiraron desde las regiones de Kyiv, Zhytomyr, Chernihiv y Sumy, en el norte de Ucrania para no ser derrotados. Las fuerzas ucranianas les cortaron las vías de suministros y los rusos se quedaron sin comida, combustibles y municiones.

8 de junio de 2022. La guerra en Ucrania ya dura más de 100 días y es una historia terrible. Hace unos días otra vez bombardearon Kyiv. Sin embargo lo que acerca el fin de la violencia es la resistencia ucraniana. Foto OLEKSSI OTKYDATCH
8 de junio de 2022. La guerra en Ucrania ya dura más de 100 días y es una historia terrible. Hace unos días otra vez bombardearon Kyiv. Sin embargo lo que acerca el fin de la violencia es la resistencia ucraniana. Foto OLEKSSI OTKYDATCH

Primero no lo creíamos. A los rusos no se les puede creer nada, es la lección histórica que los ucranianos aprendieron bien. Pero al salir de la calle nos encontró… el silencio. No había más disparos de artillería pesada ucraniana. Era verdad.

En ese momento entendimos que aunque la guerra no se acabó, por lo menos no la perdimos y sobrevivimos a lo peor. Una ligera sensación de normalidad regresó a nuestras vidas. La gente empezó a regresar a Kyiv y salir de los refugios donde muchos vivían de forma constante.

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Desapareció el déficit en las tiendas y volvimos a poder comprar cualquier comida sin colas de 3 horas. Los negocios volvieron a abrirse: por primera vez en tres meses fui a la peluquería.

En abril empecé mi trabajo con Clarín como fixer. La tarea era organizar la logística y buscar gente para entrevistar. Decidimos viajar a Kharkiv, Zaporizhzhia y Odesa. Pero primero fuimos a Bucha e Irpin, las ciudades pequeñas cerca de Kyiv. A inicios de abril de 2022 el mundo conoció sobre las atrocidades que los rusos cometieron allí, matando a la gente civil sin ninguna razón, disparándoles desde la espalda, violando las mujeres frente a sus hijos. Para contarlo los lectores argentinos de Clarín viajamos al lugar.

El autor de esta nota junto a los enviados de Clarín.
El autor de esta nota junto a los enviados de Clarín.

Cuando vez por primera vez una casa quemada y totalmente destruida quieres llorar. Fue un hogar de alguien, allí había una vida normal. Ahora todo está de color negro y naranja por los incendios que no dejan nada de vida humana. Fragmentos de ropa, fotos, juguetes de niños, vidrio. Es todo lo que queda después de una visita de la guerra a tu casa. Sin embargo en Bucha o Irpin ahora temes por tu seguridad: los rusos se fueron. La vida regresa allí. La gente, luego de enterrar a sus padres o sus hijos, intenta recuperar la rutina “normal” de la vida.

Otra cosa fue viajar a Kharkiv. Allí todavía los rusos estaban en la puerta de la ciudad a 15 kilómetros del centro. Se escuchaban múltiples bombardeos durante la noche. Durante este viaje tenía bastante miedo: era un viaje directo hacia el frente. Por primera vez vimos las destrucciones masivas en una zona muy urbanizada.

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A Kharkiv la conocía bastante bien porque allí vivía uno de mis mejores amigos y lo visitaba a menudo. Al inicio de la guerra él se evacuó a Lviv, una ciudad en el Occidente de Ucrania. Me pidió ver que tal estaba su apartamento, si había sobrevivido a los bombardeos. Cuando llegamos a su apartamento, hicimos una videollamada. Juntos vimos que su casa estaba bien y que hasta las flores sobrevivieron a casi 2 meses de ausencia. Así, de una forma tan sencilla, le regalamos a mi amigo mucha felicidad. Pudo ver la casa que el dejó el 24 de febrero en buen estado.

Kharkiv parecía una ciudad de películas apocalípticas. En su plaza central, una de las más grandes en Europa, no había ni una sola persona aparte de mí, Gonzalo Sánchez y Sergio Araujo, nuestro fotógrafo. El momento más icónico fue cuando tomamos el taxi y estábamos yendo por las calles destruidas de la ciudad mientras en el coche el taxista puso “Carmina Burana”, la melodía medieval dramática.

La segunda cosa más simbólica del viaje con el equipo de Clarín tuvo lugar en Zaporizhzhia. El primer día, cuando llegamos a esa ciudad, por pura casualidad encontramos a la gente que recientemente había sido evacuada desde la planta de Azovstal, una siderurgia de Mariupol que fue el último bastión de las fuerzas ucranianas allí. Fue básicamente el encuentro con la gente que acababa de regresar desde el infierno. Es muy raro entrevistar a personas que vieron su ciudad desaparecer completamente por los bombardeos y que vienen de vivir 2 meses en sótanos, sin salir a la luz del día.

El viaje con Clarín nos abrió las puertas al mundo de los medios. Gracias a él cambiamos nuestras profesiones. Ahora ambos somos fixers.


El verano

Durante los primeros días de la guerra con Kristina decidimos que íbamos a casarnos en cuanto fuera posible hacerlo en Kyiv, luego de 9 años de noviazgo desde 2013. Hasta abril los centros de matrimonios no funcionaban en la capital. Después apareció otro problema: como todos nuestros amigos se fueron desde Kyiv, no había con quien celebrar la boda.

El casamiento en junio.
El casamiento en junio.

Los padres y los abuelos de nosotros vivían en aquel tiempo en los territorios ocupados. Entonces recién en junio pudimos casarnos. Durante la boda hicimos una videollamada para todos los familiares para que puedan ver este acontecimiento. Aparte de que somos de Crimea y Donetsk y nos casamos en plena guerra, el simbolismo es aún mayor cuando se sabe que los anillos que compramos son los últimos de una fábrica de Kramatorsk, una ciudad en el este de Ucrania, que murió bajo los bombardeos rusos. Un detalle simbólico es que justo a la siguiente mañana después de la boda nos despertamos por el sonido de un misil ruso que voló sobre nuestra casa.

Otra foto del casamiento, delante de los tanques de guerra.
Otra foto del casamiento, delante de los tanques de guerra.

En agosto, la madre y la hermana de Kristina pudieron escapar de Donetsk. Esto les tomó 3 días de viaje en autobús y costó 600 dólares. Durante este viaje sufrieron hambre, frio y las interrogaciones de FSB, el servicio de seguridad de rusia.


El otoño

Después de mayo, nuestra vida se estabilizó y por eso esta crónica, esta memoria de la guerra, puede dar un salto temporal. La rutina cotidiana fue aproximadamente la misma en junio o por ejemplo hasta septiembre. No obstante, lo que sí marcó el otoño fueron los ataques rusos a las infraestructuras civiles de Ucrania. En su mayoría estos ataques tenían como objetivo la red de electricidad de nuestro país. Provocar oscuridad. En octubre comenzaron los primeros cortes de luz por este terrorismo energético de la federación rusa. En noviembre vivir sin luz se convirtió en una normalidad. Una vida de rutinas con linternas de mineros en la cabeza.

Aprender a vivir sin luz, luego de los ataques de Rusia a la infraestructura eléctrica de Ucrania.
Aprender a vivir sin luz, luego de los ataques de Rusia a la infraestructura eléctrica de Ucrania.

A todo el país le costó bastantes esfuerzos acostumbrarse a esto. Sin embargo, ya hasta mitad de diciembre cada tienda pequeñita tenía su generador para tener la luz si ocurre un corte. Toda la gente compró las velas o las linternas para tener la fuente de iluminación en su casa. Además, los ucranianos se prepararon para un invierno muy duro, comprando mantas y la ropa templada. Muchos se fueron al campo, donde tienen las casas con calefacción de leña.

La campaña de terror de Putin no funcionó. Rusia no logró romper el espíritu de la gente ucraniana. Al revés, el otoño fue el período más exitoso para Ucrania, hablando en términos militares. Primero, en septiembre vimos una contraofensiva relámpago en el noreste, cerca de Kharkiv. Luego, en noviembre fuimos los testigos de la liberación de Kherson en el sur. Lo más importante es que Rusia había anexado a Kherson como una parte de su territorio y por primera vez vimos como Rusia perdió algo que consideraba suyo.


El invierno

En muchos sentidos la culminación del año llegó a finales de 2022 junto con el equipo del canal de noticias TN con el que trabajé en diciembre. Este viaje fue mi mayor logro como productor local de equipos periodísticos. Visitamos zonas muy peligrosas y estuvimos en algún momento a 700 metros de los rusos, transmitiendo en vivo desde un vehículo blindado. Durante la noche vieja nos encontramos en el medio de bombardeos horribles en Kherson, escondiéndonos en el sótano con familias de gente local, Con ellos celebramos la llegada del Año Nuevo.

Oleksii de camino al frente de batalla
Oleksii de camino al frente de batalla
Su último trabajo con el equipo del canal argentino TN.
Su último trabajo con el equipo del canal argentino TN.

Fue un viaje tenso y complicado desde el punto de vista profesional pero fue placentero y agradable desde el punto de vista personal. Trabajé con un equipazo – Gonzalo Bánez, Nelson Castro, Juan Pablo Chaves y Federico Gandolfi. Debo confesar que el talento del matero de Federico Gandolfi me contagió con el amor hacia el mate que ahora consumo como un argentino verdadero.

6 de enero de 2023. Acompáñenme en mi preparación del mate. No soy un profesional culinario y esta es mi primera vez haciendo yerba mate, así que no me juzguen duro. OLEKSSI OTKYDATCH
6 de enero de 2023. Acompáñenme en mi preparación del mate. No soy un profesional culinario y esta es mi primera vez haciendo yerba mate, así que no me juzguen duro. OLEKSSI OTKYDATCH

¿Cómo describiría este año con una frase? Creo que en 2022 maduramos tremendamente, como todos los ucranianos. Como personas y como Nación. Había mucho dolor y miedo, había mucha esperanza y coraje. Entramos en 2023 con la seguridad de que definitivamente será mejor. La victoria todavía está lejos, pero lo peor ya está detrás. Resistiremos y venceremos.

GS