La zona en la que fue encontrado el cuatriciclo y el casco de Diego Barría (32) se caracteriza por un paisaje desértico que se enfrenta al Golfo San Jorge, no lejos de Comodoro
Cuando alguien desaparece en esta geografía la policía de la provincia y los rescatistas en general albergan oscuras hipótesis. No hay mucho donde elegir. De un lado el mar y del otro el desierto, ambos parecen infinitos. Recorrer en cuatriciclo estos parajes puede ser un acción gratificante y única para los turistas, pero también para quienes viven en el sur.
Barría no era un neófito en este tipo de recorridos y no pocas de sus fotografías en redes lo muestran arriba de vehículos adecuados junto al mar o sobre las dunas que genera el viento al empujar la arena.
La últimas ocasión en que lo vio al trabajador petrolero fue el sábado 18 de febrero a las 23.30 cuando pasó a saludar unos amigos y les describió su recorrido. Nunca más se supo de él. Esa misma noche debía llegar a una estancia ubicada en el sector de Puerto Visser, a unos 48 kilómetros de Comodoro Rivadavia.
Denunciada su desaparición, los equipos de la policía de Chubut, de la División de Búsqueda de Personas, Defensa Civil y la Unidad Regional de Comodoro y Criminalística rastrillaron en camionetas 4x4 el basto sector que va desde Rocas Coloradas a Puerto Visser. Las teorías se dispararon a medida que pasó el tiempo y no había más señales del joven.
Finalmente fue encontrado el cuatriciclo Yamaha Raptor de Barría. Mostraba señales de algún vuelco y se le había salido el asiento. El casco estaba a metros del vehículo. Dos indicios que hacían y hacen aún imaginar un accidente. Hasta donde se sabe también llevaba consigo una mochila con ropa.
La historia de Barría tomó un giro dramático cuando el sábado a la madrugada dos pescadores se presentaron en las dependencias de Prefectura Naval de Caleta Córdova y relataron un hecho más típico de las películas del género de ficción.
En su versión, se hallaban pescando en el sector y habían capturado 3 cazones, también conocidos como “mini tiburones” porque su tamaño superior alcanza los 2 metros. En este caso los ejemplares medían 1,50 aproximadamente. Se suelen alimentar de otros peces como caballas, jureles y sardinas y poseen unos afilados dientes triangulares.
Uno de los pescadores profundizó en su relato ante la policía y explicó que había abierto uno de los cazones. En su interior descubrió partes de un cuerpo humano. Al escrutar con mayor cuidado el pescador pudo identificar piel que contenía un tatuaje de colores verde, rojo y rosa y perfilaba una leyenda difícil de comprender. Los deportistas pasaron varias horas contando cómo y dónde habían atrapado a los tiburones ante la mirada incrédula de los agentes.
Sus diálogo por WhatsApp comenzaron a circular en Comodoro Rivadavia.
“Tuve tanta mala suerte que lo encontré yo. Fui a pescar y se me da por abrir la panza del tiburón y encontré un antebrazo con un tatuaje”, señala uno de los pescadores en un presunto mensaje que ya es viral y dio a conocer Diario Jornada. “Alzamos las cosas, vinimos a Prefectura de Caleta y sí, era él”, agrega.
“A ese lo pescamos a las 8 y media, a las 9 alzamos todas las cosas y fuimos a Caleta. Le comentamos lo sucedido, le entregamos la bolsita con los restos humanos. Después me pasaron una foto con el antebrazo con una rosa que decía 'Josefina', se la mostré al de Prefectura y me dijo que sí, que era él”, cierra.
La versión policial indicó la presencia en las vísceras del tiburón de “dermis, grasa y carne humana”, al tiempo que divisaron “un tatuaje color rosa, verde y rojo con una inscripción ilegible” que los familiares reconocieron inmediatamente.
La policía local tenía en claro que podía tratarse de un accidente que terminó de la peor manera posible. En las horas de la noche de aquel día hubo marejada y esta pudo llevarse el cuerpo inerte del joven mar adentro. “Manejamos dos hipótesis: una que haya salido herido según compartimos con Policía y la otra que tiene más peso, es que, por el impacto según el estado del cuatriciclo y el casco, es que haya quedado inconsciente en la costa y que esa pleamar grande lo haya ‘metido’ hacia adentro”, indicaba el fin de semana José Mazzei, subsecretario de Protección Civil.
Barría era un hombre fornido de 1,85 metros y trabajaba como operario en Viento Sur una firma dedicada a lo servicios petroleros en la provincia y con oficinas en Rada Tilly. Tenía esposa, Virginia Brugger y tres hijos.
Su pareja, que durante todos estos días mantuvo la esperanza de escucharlo regresar en su ciclomotor, dejó un desolador mensaje en las redes. “Mi corazón se fue con vos. Te amo para siempre”, escribió.
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