A diez años de la muerte de Hugo Chávez, que agravó la decadencia de Venezuela

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“A las 4:25 de la tarde, de hoy 5 de marzo, ha fallecido el comandante presidente Hugo Chávez Frías”, anunciaba la tarde de aquel martes de 2013 Nicolás Maduro, entre lágrimas.

Se trata de una fecha emblemática, pero no todos tienen tan presente el día.

Tampoco nunca fue claro si fue en esa jornada que murió el líder bolivariano o fue antes, en Cuba, arrasado por un cáncer que no pudo ser revertido.

En los propios alrededores del mausoleo que guarda los restos del ex presidente, comerciantes como Griceida Mariño lo habían olvidado a pesar de que habían notado movimientos en el lugar. Diez años después no solo hay esos olvidos.

Maduro, quien profundizó la crisis económica que le legó el ex paracaidista del ejército, lo siguió incorporando a su discurso, pero con acciones que contradicen toda la prédica mesiánica y estatista de su mentor.

Por ejemplo, el polémico líder chavista, que ha construido una estructura de control político y censura para atornillarse en el poder, ha “agradecido a Dios” porque la dolarización avanzó en Venezuela; se ha enorgullecido de reunirse con enviados de la Casa Blanca y hasta ha comenzado a privatizar expendios de alimentos que hace 10 años operaban subsidiados.

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También, abrió a los privados los negocios mineros y de petróleo que el fundador del movimiento había devorado al grito televisivo de “¡Exprópiese!”.

El PBI se contrajo 80%

En estos diez años la economía ha reducido el 80% de su tamaño, los presos políticos han aumentado hasta llegar 300 entre civiles y militares, se vivió una hiperinflación de cinco años, hay más de 7 millones de venezolanos migrantes y refugiados que escaparon de ese infierno, y se han perdido alianzas con sectores de la izquierda y del propio chavismo.

Esa decadencia fue el colofón de una gestión que con Chávez aprovechó el alza de los precios del carburante para crear una petrodiplomacia y una estructura de asistencia social con el blanco en los sectores pobres.

Fueron históricamente abandonados por los partidos tradicionales, especialmente AD y Copei, demócrata cristiano y socialdemócrata respectivamente, que se repartieron el poder y ocultaron sus corrupciones a lo largo 40 años del llamado pacto del Punto Fijo. Pero eso se fue perdiendo en el pasado, también en gran medida la figura del líder de la revolución.

De hecho, la capilla “Santo Hugo Chávez del 23” que simpatizantes del expresidente instalaron hace una década, ya no luce ni flores, ni velas, ni mensajes como antes. Solo es cuidada para fechas emblemáticas.

“La están acondicionando, le ponen unos arreglos (florales) y eso. El 4 de febrero -cuando se conmemoraron 31 años del intento de golpe de Estado que protagonizó un joven Hugo Chávez- duraron un día. Una muchacha se me acercó a preguntarme si yo sabía quién se llevó esos arreglos”, dice la comerciante.

“Para el 5 de marzo esto tiene que estar listo, porque ese día es lo de la muerte de Chávez”, explicaba hace poco un soldado mientras se escuchan obreros trabajando dentro del lugar.

Durante las últimas dos semanas, el llamado Cuartel de la Montaña ha estado cerrado al público. El recinto, convertido en el mausoleo en el populoso sector 23 de Enero de Caracas, fue recién ahora remozado para los actos del domingo y luego volverá a apagarse.

Maduro ha pedido mantener presente al expresidente para revestir de épica los abusos de su régimen. Es inolvidable cuando decía que hablaba con el espíritu del muerto y lo convirtió “en un pajarito” que lo sobrevolaba.

El heredero de Chávez, el líder del régimen Nicolás Maduro EFE
El heredero de Chávez, el líder del régimen Nicolás Maduro EFE

“La mejor manera de recordar al comandante Chávez no es llorando. Me dejé de eso hace tiempo. No es recordarlo como pasado, sino como presente, como reto de futuro. Recordarlo como compromiso de honestidad, de ética, siendo leal al pueblo”, proclama Maduro, en medio del repudio de los chavistas tradicionales. En Venezuela, Chávez sigue siendo admirado por al menos la mitad del país, según sondeos de Datanálisis.

Sergio Sánchez acompañó al “proceso bolivariano” hasta algunos años después de la muerte de Chávez, cuando pasó a la disidencia. Hoy es dirigente del Movimiento por la Democracia y aún valora el legado de exmandatario.

Régimen sin principios

Hugo Chavez en 2007 Reuters
Hugo Chavez en 2007 Reuters

“Dentro de lo positivo está la visibilización de los pobres como seres humanos y sujetos sociales y no sólo como estadística. Lo segundo es la reivindicación de la soberanía, la independencia, la unión latinoamericana...”, detalla Sánchez.

Pero son principios que “han sido barridos”, a su juicio, por quienes dicen representar el legado: “El chavismo se degradó a un movimiento autoritario, con rasgos hegemónicos y muy clientelar, que reduce el papel del pueblo casi a la servidumbre, que es absolutamente intolerante a la disidencia y a la crítica, que se convirtió en lo que denunció y peor”, apunta el dirigente.

Tomás Guanipa, uno de los directivos del partido opositor Primero Justicia, cree que el militar fallecido hace una década logró un control casi absoluto del país gracias a la bonanza petrolera, en tiempos en que sus adversarios internos eran menos peligrosos.

“Chávez, teniendo una conexión popular muy importante, (y un torrente de recursos que acabó desperdiciando) no necesitó ser lo autoritario, perseguidor y violador de derechos humanos que ha terminado siendo Nicolás Maduro”, señala.
​Informe de la redacción de Clarín y agencias