Un atentado con 192 muertos y siguieron jugando al fútbol

Deportes - RDN
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A veces, la hemeroteca duele. Y hay días en los que duele mucho. Demasiado. Pocas páginas más desgarradoras que las de los diarios del 12 de marzo de 2004, impresas para siempre
con la rabia y las lágrimas provocadas por el peor ataque terrorista de la historia sufrido en España y en Europa. El jueves 11 de marzo de hace 19 años, diez de las trece bombas colocadas por terroristas yihadistas explosionaron en cuatro trenes de la red de Cercanías de Madrid, concretamente en las estaciones de Atocha, Santa Eugenia, El Pozo, y junto a la calle Téllez. En total, 192 muertos y más de 2.000 heridos. Ese mismo día, apenas unas horas después de la masacre, los jugadores de cuatro clubes de fútbol españoles tuvieron que vestirse de corto y salir al campo para disputar sus respectivos partidos de ida de los octavos de final de la Copa de la UEFA (torneo antecesor de la Euroliga): Gençlerbirligi-Valencia, Newcastle-Mallorca, Celtic-Barcelona y Villarreal-Roma. Sólo el Villarreal jugaba en casa. Las expediciones de los otros tres equipos habían hecho noche en sus países de destino y, apenas levantados, comenzaron a recibir las terribles noticias desde España y estuvieron pendientes de ello durante toda la jornada. Todavía no existían las redes sociales ni los teléfonos inteligentes. E Internet estaba en plena y vertiginosa fase de eclosión, pero los datos aún no circulaban por la Red con profusión ni a velocidad constante e instantánea, así que sufrieron esa angustia especial que provoca la información a distancia. «El Barça no quería jugar», tituló a toda página 'El Mundo Deportivo' en su edición del 12 de marzo. Y relata lo acontecido en el hotel de Glasgow donde estaba concentrado el conjunto catalán, con protagonismo especial de Joan Laporta , entonces en su primera etapa como presidente azulgrana y allí presente aquel aciago día: «A las nueve y media de la mañana, el directivo Xavier Faus y el delegado y el jefe de prensa del primer equipo, Carles Naval y Josep Miquel Terés, se reunieron como es habitual antes de cada encuentro europeo con el delegado de la UEFA, el belga Robert Sterckx, y los responsables del Celtic . Faus, en nombre de la junta, pidió oficialmente la suspensión del partido. La reunión se aplazó media hora: ni Sterckx ni los del representantes del Celtic estaban al corriente de la magnitud de la tragedia. A las diez, el club escocés se posicionó favorable a la suspensión, aunque, eso sí, exigió que la decisión final se tomara lo antes posible, ya que todas las entradas estaban vendidas y los seguidores del Celtic proceden de toda Escocia. Su secretario general, Peter Lawell, emitió un comunicado por televisión condenando el atentado y asegurando que aceptaban la suspensión. Los dos clubes ya habían llegado a un principio de acuerdo para posponer el duelo hasta el próximo jueves y Sterckx se puso en contacto con el responsable de competiciones de la UEFA». Aplazamiento denegado «Mientras, los jugadores azulgrana desayunaban sabiendo qué había ocurrido en España gracias a 'Sky News' (cadena de televisión británica), que desde las nueve de la mañana informó ininterrumpidamente de todo lo sucedido. Laporta tomó las riendas del asunto y habló por teléfono con los presidentes del Valencia, Jaime Ortí, el presidente y el director general del Villarreal, Fernando Roig y José Manuel Llaneza, y un directivo del Mallorca. Los cuatro coincidieron: la jornada de octavos de final de la UEFA debía suspenderse. Laporta dialogó también con el presidente de la RFEF, Ángel María Villar, y de la LFP, Pedro Tomás , y les pidió que presionaran a la UEFA. La Federación solicitó por escrito la suspensión, pero el máximo organismo continental finalmente decidió que los partidos de ida de los octavos de final se jugaran normalmente, con un minuto de silencio antes del inicio y brazaletes negros en los jugadores. La Federación aceptó la resolución y el Barça también aunque dejando muy claro, una vez más, que, de haber sido por el club azulgrana, «el encuentro no se hubiera disputado», concluye la información publicada por el diario deportivo barcelonés. Conocida la decisión, Laporta manifestó: «Seguiremos la postura de la UEFA y jugaremos porque entendemos que las autoridades federativas españolas comparten la decisión de la UEFA. La UEFA cree que estos criminales atentados no tienen que condicionar el normal desarrollo de los acontecimientos, y lo entendemos. Y repito, una vez más, que nos solidarizamo s con los familiares de las víctimas y que compartimos su dolor». Por la noche (21:00h), en el estadio Celtic Park, 60.000 gargantas entonaron con una emotividad inigualable el conocido y conmovedor himno «You'll never walk alone (Nunca caminaréis solos)», dedicado ese día a las víctimas del atentado y a sus seres queridos. Jugaron Víctor Valdés, Reiziger, Puyol, Oleguer, Gabri, Cocu, Xavi, Motta, Luis García, Saviola y Ronaldinho, más los suplentes Gerard, Quaresma y Overmars. El Barça perdió 1-0 , no pudo remontar en la vuelta (0-0) y fue eliminado. No obstante, el resultado fue lo de menos aquel 11M. Porque, como dijo Frank Rijkaard , entrenador azulgrana: «Hay cosas más importantes que el fútbol». En la misma línea que su técnico se manifestaron varios componentes de la plantilla. Empezando por el capitán, Carles Puyol : «Teníamos la cabeza en Madrid y no se tendría que haber jugado». El holandés Cocu fue también contundente: «Hubiera preferido no jugar, ha sido una falta de respeto hacerlo». Finalmente, Xavi Hernández desveló que «el equipo estuvo todo el día afectado y nos hubiera gustado ganar para dedicarle la victoria a las víctimas de Madrid». «Alimañas amorales» El Villarreal, único de los cuatro clubes españoles que ganó aquel día, sí pudo dedicarle el triunfo (2-0) y los dos goles a los asesinados y heridos del 11M. José Mari mandó un beso al cielo tras marcar el segundo tanto. Cinco minutos antes, su compañero en la delantera, el brasileño Anderson , también había dirigido una mirada emocionada hacia lo alto después de abrir el marcador. Reina, Belletti, Coloccini, Álvarez, Javi Venta, Battaglia, Josico, Riquelme y Roger, más los suplentes Martí y Víctor fueron los 13 jugadores de Paquito que, obligados, se enfundaron la camiseta amarilla aquella triste noche. Villarreal y Roma habían pedido oficialmente a la UEFA la suspensión del partido, pero el organismo europeo que presidía el sueco Lennart Johansson se negó a ello, lo que provocó un gran malestar en ambos clubes. Tras saber que había que jugar, José Manuel Llaneza , consejero delegado del club amarillo, descargó su ira contra los terroristas. «No hay que hacerles el juego a esas alimañas . Son personas amorales. Hay que seguir por mucho que nos pese y nos duela. El daño ya está hecho». Fabio Capello , entrenador de la Roma, también fue tajante: «Esto no lo hacen personas, sino animales heridos que no tienen respeto por la gente. No tienen mente, son locos». El Villarreal pasó de ronda tras perder (2-1) en el encuentro de vuelta en Italia, luego eliminó al Celtic en cuartos de final (1-1 y 2-0) y cayó en semifinales ante el Valencia (0-0 y 1-0). 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Cronológicamente, el levantino era el primero de los clubes españoles que tenía que jugar y, como los otros tres, se había puesto en contacto con la UEFA solicitando el aplazamiento del partido. «Es un día muy triste para España por esta horrible matanza, después de esto el resto de temas no son importantes», manifestó Jaime Ortí, entonces presidente del Valencia. «Las cosas te superan totalmente y en estos momento cualquier actividad es lo menos apetecible», agregó. La UEFA hizo caso omiso a todas las peticiones –individuales y conjunta- de los equipos españoles. Un portavoz del máximo organismo futbolístico continental se limitó a dar la siguiente fría respuesta de manual: «Somos conscientes de la situación, seguiremos atentos a los acontecimientos y estamos en contacto con los clubes, pero, por el momento, los partidos seguirán, según estaba previsto» . Y, en efecto, siguieron. Palop, Garrido, Ayala, Navarro, Carboni, Albelda, Sissoko; Angulo, Juan Sánchez, Xisco, y Oliveira, mezclados con los once jugadores turcos y todos en fila, aparecieron sobre el césped portando una pancarta con el lema «Compartimos el dolor de España». Rufete, Vicente, y Canobbio, suplentes aquella tarde, también salieron a jugar durante un partido que nunca olvidarán. «Derrota entre lágrimas» El Valencia perdió 1-0 , pero remontó en Mestalla (2-0). En cuartos eliminó al Girondins (1-2 y 2-1) y en semifinales, al Villarreal (0-0 y 1-0). Ganó al Olympique de Marsella en la final (2-0) y se proclamó campeón de la Copa de la UEFA, lo que unido al título de Liga hizo de la 2003-04 la mejor temporada en la historia de la entidad. Sin minuto de silencio El triste 11 de marzo de 2004 la UEFA no solo se negó a aplazar partidos, sino que ni siquiera decretó que se guardase un minuto de silencio en todos los encuentros de ida de octavos de final de la Copa de la UEFA que se disputaron aquel jueves. Hubo un respetuoso recuerdo a las decenas de víctimas del atentado de Madrid en los estadios donde jugaron equipos españoles y en el Benfica-Inter (0-0), a petición del club portugués. El entrenador lisboeta era José Antonio Camacho, que se mostró muy afectado y recibió numerosas muestras de cariño por parte de los aficionados lusos. En el Girondins-Brujas (3-1) solo dos jugadores locales, los españoles Celades y Riera, portaron brazalete negro. Celades lamentó que no se hubiera guardado un minuto de silencio. «Ha sido muy duro para mí jugar hoy. No puedo estar feliz porque hay cosas más importantes que el fútbol y yo he vivido tres años en Madrid (jugó en el Real Madrid de 2000 a 2003 y luego en la temporada 2004-05). Ha sido una buena noche de fútbol, pero no un buen día para los españoles», afirmó. El peor parado deportivamente en aquel infausto jueves fue el Real Mallorca , que cayó goleado en Newcastle (4-1). Bajo las órdenes de Luis Aragonés y con el alma y la mente puestas en Madrid, no les quedó más remedio que jugar a Leo Franco, Cortés, Lussenhoff, Niño, Edu Moya, Nagore, Campano, Colsa, Nené, Correa, Eto'o, y a los suplentes Marcos y Finidi. En el partido de vuelta se confirmaron la superioridad inglesa (0-3) y la eliminación balear. En lo emocional, el Newcastle se puso a disposición del Mallorca y le apoyó en su petición de aplazar el partido. Según publicó 'El Mundo Deportivo', «el señorío inglés quedó patente alrededor del mediodía cuando, a través de su página web, comunicaba a todos sus aficionados que se iba a guardar un minuto de silencio en los prolegómenos del partido. Ambos clubs lucieron brazaletes negros en señal de duelo. La nota oficial del Newcastle pone, textualmente, que 'este club considera apropiado presentar sus más sinceras condolencias a los españoles tras la terrible tragedia que se ha producido esta mañana en Madrid. El club, el equipo y sus aficionados comparten los profundos sentimientos de dolor que están sufriendo los ciudadanos de España'. Los aficionados del Newcastle también quisieron expresar su dolor, pues en las gradas de St. James Park se pudieron ver algunas pancartas pidiendo el final del terrorismo y en favor de la pa z». «Derrota entre lágrimas», tituló el diario balear 'Última Hora'. Y en el último párrafo de la crónica se condensa lo vivido aquella noche: «El día en que la UEFA dejó patente su falta de sensibilida d , el Mallorca se despidió de Europa de mala manera. El día en que nunca se debía haber jugado al fútbol, el Mallorca recibió una paliza tremenda en Newcastle».

Fuente La Razon:

https://www.abc.es/deportes/futbol/el-11-m-20230310161715-nt.html