Camerata Bariloche, sinónimo de calidad musical indiscutida, se presenta hoy en el Teatro Colón

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Raro ejemplo argentino de continuidad como emprendimiento cultural privado, ensamble “de bandera” con nombre regional, la Camerata Bariloche es un sinónimo de calidad musical indiscutida. Sin altibajos artísticos en sus 56

años de historia, el grupo hará este viernes su primera presentación del año en el Teatro Colón en un concierto que contará con algunos ingredientes especiales.

Componen el repertorio la sinfonía para cuerdas n° 10 de Mendelssohn, el concierto para violín, cuerdas y continuo en mi mayor de Bach (con Freddy Varela Montero, su concertino y director, como solista), el Andante cantabile para cello y cuerdas de Tchaikovsky (con Stanimir Todorov) y el divertimento para cuerdas de Bartók.

La noche marcará el retiro de las filas de la orquesta de dos de sus integrantes más antiguos y emblemáticos, que conforman a su vez una de las duplas más queridas del ambiente: el reconocido oboísta Andrés Spiller (que interpretará el concierto para oboe y cuerdas en la menor de Vivaldi) y la extraordinaria violista Marcela Magin, marido y mujer.

Esta noche, el oboísta Andrés Spiller y la violista Marcela Magin, marido y mujer, de despedirán del grupo..
Esta noche, el oboísta Andrés Spiller y la violista Marcela Magin, marido y mujer, de despedirán del grupo..

Un feliz experimento

Los orígenes de la Camerata se remontan a 1967, y están indisolublemente ligados al nombre del gran violinista, director y docente Alberto Lysy y a otra institución fundamental para la vida artística argentina: el Camping Musical Bariloche, fundado a principios de la década del '50 por el arquitecto húngaro Jorge Kálmar junto a dos residentes entusiastas de la ciudad patagónica: Max y Linda Rautenstrauch.

Lysy comenzó a invitar a los encuentros de Bariloche (que frecuentaba desde sus inicios) a músicos argentinos y extranjeros que participaban en festivales de música de cámara organizados por él en Buenos Aires, para unir así estas dos experiencias.

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El programa incluye composiciones de Mendelssohn, Bach, Tchaikovsky y Bartók.
El programa incluye composiciones de Mendelssohn, Bach, Tchaikovsky y Bartók.

En 1967, la sede de la Fundación Bariloche, una entidad creada para estimular la investigación científica, pero en cuyas bases estaba la idea de la igualdad en los procesos de creación entre la ciencia y el arte, se transforma en sala de ensayo del conjunto integrado por estos músicos, y autodenominado Camerata Bariloche.

En septiembre de ese año, la Fundación oficializa la iniciativa con el llamado a concurso para la conformación de un conjunto estable de 15 músicos profesionales liderado por Lysy. Con el concierto del 17 de septiembre en la Biblioteca Sarmiento de la ciudad rionegrina queda inaugurada la vida pública del grupo de cámara más sólido de nuestro país.

Uno de los participantes de ese concierto fue Andrés Spiller (hijo del legendario violinista y pedagogo croata Ljerko Spiller), a quien Lysy había escuchado tocar en casa de sus padres siendo muy chico. Después de actuar varias veces como invitado, en 1974 se incorporó de forma estable al conjunto.

Los orígenes de la Camerata van hasta 1967, y están ligados al nombre del gran violinista, director y docente Alberto Lysy.
Los orígenes de la Camerata van hasta 1967, y están ligados al nombre del gran violinista, director y docente Alberto Lysy.

“La deuda es enorme”, dice Spiller, “pertenecer a la Camerata me ayudó mucho en mi carrera como así también mí pertenencia a la Orquesta Sinfónica Nacional, de la que fui oboe solista y subdirector. Estoy en una edad en la que poco a poco voy dejando con mucho agradecimiento por lo vivido algunas de mis actividades. Espero lo mejor para la Camerata, con la que seguiré unido de alguna manera aunque ya no como intérprete”.

Giras, cine y compositores por la ventana

A ese debut local le siguió una serie de presentaciones en Buenos Aires. Tomás Tichauer, entrañable violista y también miembro fundador de la Camerata fallecido prematuramente en 1994, recordaba en una nota publicada en Revista Clásica en 1991 que uno de esos programas, integrado por obras de Purcell, Bach, Vivaldi, Windmann y García Morillo, había convocado a tanto público que habían tenido que hacer entrar a este último compositor por una de las ventanas.

A lo largo de su trayectoria (en la que fue guiada sucesivamente por Lysy, Rubén González, Elías Khayat, Fernando Hasaj y ahora Varela Montero), la Camerata paseó el talento de sus músicos por salas como el Carnegie Hall (Nueva York), la Sala Tchaikovsky (Moscú), el Musikverein (Viena), la Komische Oper Berlin, la Salle Pleyel (París), el Festival de Salzburgo, la NHK (Tokio) y, por supuesto, el Teatro Colón, a lo largo de veinticinco giras por treinta y tres países.

La Camerata paseó el talento de sus músicos por salas como el Carnegie Hall (Nueva York) y la Sala Tchaikovsky (Moscú).
La Camerata paseó el talento de sus músicos por salas como el Carnegie Hall (Nueva York) y la Sala Tchaikovsky (Moscú).

A nivel simbólico, la Camerata es el único ensamble instrumental de cámara argentino masivamente conocido, como consecuencia del espíritu de apertura de sus integrantes, directores y managers. Entre sus más de 2.000 conciertos y actuaciones se recuerdan por ejemplo los que brindó en Parque Centenario ante 75.000 personas y en el Hipódromo de Palermo ante 130.000, con pirotecnia para acompañar la Música para los reales fuegos de artificio de Händel, u otros en lugares tan diversos como cárceles, reservas indígenas y hasta la Fragata Libertad. Incluso llegó a la pantalla grande con los filmes Argentinísima (1972) y El canto cuenta su historia (1976), y brindó espectáculos junto a los ensambles de música y humor Les Luthiers y La Banda Elástica.

De Piazzolla a Jean-Yves Thibaudet, de Martha Argerich a Jean Pierre Rampal, de Eduardo Falú a Jaime Torres y de Frederica von Stade a Mstislav Rostropovich, grandes solistas han actuado y grabado junto a la Camerata, hoy integrada por notabilísimos músicos argentinos y algunos de los mejores músicos extranjeros residentes en nuestro país (como su concertino Varela Montero, los cellistas Gloria Pankaeva y Stanimir Todorov o el violinista Deimir Lulja).

Marcela Magin recuerda que su vínculo con la Camerata se inició cuando aún se dedicaba al violín. Más tarde, al pasar a la viola, fue invitada por Tichauer, con quien estudiaba, a participar de los cursos en el Camping Musical Bariloche, y luego fue convocada a las filas de la Camerata, en la que ocupó el atril de viola solista a la muerte de su maestro.

Hoy, a horas de recibir su último aplauso junto al conjunto del que se transformó en otra integrante emblemática, Magin resume: “Agradecida por todo lo vivido humana y artísticamente, llegó el momento de la despedida”.

POS

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