La Cámpora: Operación Gran Hermano, miedo a la Justicia y fractura interna

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Mal que le pese a la dirigencia del peronismo tradicional, que empieza a animarse a criticar con sinceridad y de modo brutal a la agrupación La Cámpora, liderada por el diputado Máximo

Kirchner, esa organización logró que una de sus referentes pase a ganar elecciones donde los votos se cuentan de a millones, o cientos de miles.

Una ex diputada, antes desconocida para la opinión pública, es hoy quizás más popular que cualquiera de sus “compañeros”, a pesar de que jamás accedió a influir en la cúpula de ese movimiento interno del oficialismo. La legisladora mandato cumplido Romina Uhrig, referenciada en el pasado en la juvenilia de La Cámpora, logró vencer al menos hasta ahora a cualquier resistencia en su contra de la audiencia extraordinaria del reality show Gran Hermano.

Uhrig fue diputada nacional durante dos años, y antes funcionaria del municipio bonaerense de Moreno, siempre bajo el mando del padre de sus hijas, Walter Festa. Hoy a la noche, “Romina” se someterá a una nueva votación que podría sacarla de la casa en la que vive casi aislada hace cinco meses, confinamiento no obligado, esfuerzo que le permitió llegar a ser lo que soñó: una figura de alto conocimiento entre el público.

El ejercicio de la política tradicional le había negado ese privilegio. Fuentes inobjetables de La Cámpora afirmaron a Clarín que es probable que, gane o no Gran Hermano, Uhrig sea de nuevo precandidata en alguna lista bonaerense K en los PASO de Agosto.

¿Un logro “camporista”? Más bien una estrategia para intentar frenar en el muy populoso distrito bonaerense de Moreno a la actual jefa comunal, Mariel Fernández, miembro del Movimiento Evita. Esa agrupación con inserción social y alto presupuesto obtenido desde el Estado es considerada por los Kirchner como rival en territorios que consideran propios. El apoyo K a la súbita Uhrig no sería explícito.

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Tanto ella como su pareja, el ex intendente Festa, están siendo investigados por enriquecimiento ilícito tras su paso por la función pública. La causa es instruida por el agente fiscal Gabriel López, que allanó varias inmuebles de probable propiedad de esta singular pareja, basándose en un informe de Inteligencia de la Unidad de Información Financiera (UIF) que detectó un crecimiento de la fortuna de ambos que nunca lograron explicar. La Suprema Corte de Buenos Aires analiza ahora esos bienes sospechosos.

Festa, el líder real de Uhrig, se animó a declarar en los medios que “si Cristina Kirchner la llama, ella vuelve”. Un operativo clamor pero al revés al que hoy se somete la agrupación del diputado Kirchner.

Desde que su madre fue condenada por corrupción en causa “Vialidad Nacional”, una situación que la alteró de tal modo que en un monólogo rabioso difundido por las redes sacudió al peronismo cuando gritó que ya no sería candidata a nada. El kirchnerismo entró en crisis desde aquel día.

La Cámpora trabaja hoy en estado de confusión, armando actos para pedir que su Jefa revea su decisión y finalmente se postule en las PASO y, en caso de ganarle a probables rivales, llegue a los comicios generales de octubre.

Las declaraciones de Festa sobre Uhrig, que demuestran el alta estima de sí mismo y de su pareja, quizás invadido por la euforia de un rating espectacular de un programa en el que ella es protagonista, se suman a otros síntomas, dichos, réplicas inimaginadas en el pasado y acciones de temor al llano que asolan a la dirigencia de una agrupación antes juvenil que hoy maneja varios de los principales ministerios y organismos con mayor presupuesto del país.

A esto se suma las fracturas cada vez más inocultables de los jefes del movimiento, que siempre tuvieron vínculos de tensión, aunque ahora extremados. Que hayan trascendido es otra prueba de que nada es lo que era un movimiento interno del PJ hiperverticalista que hizo del secreto de sus movimientos internos un culto, o más bien una obligación a sostener por su militancia.

El ministro de Desarrollo Social de Buenos Aires, Andrés “Cuervo” Larroque, vocero de la vicepresidenta Cristina Kirchner que castiga hiriente a diario al presidente Alberto Fernández, anunció que deja la secretaria General de La Cámpora porque pasó a fundar una agrupación propia llamada “La Patria es el Otro”. ¿Se retira de ese cargo enojado con Máximo Kirchner y el resto de sus compañeros de mayor influencia? No tanto.

El vínculo de Larroque con los Kirchner es de lealtad total, aunque desde años choca con dirigentes de la cúpula de su agrupación de origen, como la ahora intendente de Quilmes, Mayra Mendoza, o el ministro del Interior, Eduardo De Pedro. Hasta disiente con Máximo Kirchner sobre cómo debería sostener la “orga”, como ellos llaman a La Cámpora. Larroque argumenta que el trabajo para el futuro es junto a agrupaciones debería ser junto a agrupaciones más tradicionales del PJ, mientras que el diputado hijo de la vicepresidenta se tienta con instalar un discurso de supuesta ideología de “izquierda”.

Kirchner lideró el último acto de su agrupación. Fue en un plenario de Avellaneda donde volvió a criticar al principal enemigo de los “camporistas”: el presidente que ellos mismos ungieron, Alberto Fernández, pero en el que también le pidió al gobernador de Buenos Aires, Axel Kiciloff, a su modo, que admita nombrar en su administración a funcionarios “camporistas”, algo que el mandatario resiste, aunque sin romper el diálogo con la mamá de Máximo, Cristina, la vice, quien lo adora. No más que a su hijo, por supuesto.

Las internas en La Cámpora se resumen así: el líder Máximo Kirchner manda siempre apoyada en el silente senador nacional Mariano Recalde. El ministro del Interior, Eduardo De Pedro, es criticado por Larroque y otros compañeros. La intendenta de Quilmes, Mendoza, ganó espacios de poder. Y quien asume ahora la jefatura de esta agrupación que alguna vez fue prepotente y poderosa dentro del peronismo es Lucía Cámpora, pariente de Héctor Cámpora, presidente fallido.

Larroque, con su nuevo movimiento liderado por él mismo, buscaría sumar a agrupaciones no “camporistas” con un discurso diferenciado de su jefe, aunque no tanto.

Todo pasa mientras la dirigencia tradicional del PJ ortodoxo, y otros satélites del oficialismo, le perdieron el respeto tanto a los Kirchner como a La Cámpora en general.

El vocero gubernamental que más castiga a este sector es el ministro de Seguridad, Aníbal Fernández. Suele hacer declaraciones hirientes contra “los pibes”, como los llaman los funcionarios de más edad, y por ende, de más experiencia política. La frase que mejor resumen el sentimiento que invade hoy al peronismo tradicional respecto a los jóvenes que tomaron buena parte del poder central y sus cajas, y también a los principales cargos del Partido Justicialista de Buenos Aires, podría ser ésta: “Loco, dejá de hinchar las bolas porque estás jodiendo al peronismo, que nos interesa a todos”, expresó en declaraciones a los medios pidiendo que alguien se la transmita a Larroque debido a sus insistentes críticas furibundas contra el Presidente de la República.

De golpe, dirigentes del PJ como Aníbal, e incluso un enemigo del Jefe de Estado, como Guillermo Moreno, dicen en entrevistas que Cristina Kirchner ya no es quien era, que perdió poder, y que hace daño poniéndole trabas o fustigando de modo personal o vía voceros al Presidente que ella misma designó. Son varios más los que hablan de este modo, y que antes callaban el sentimiento que hace años los invade debido a la prepotencia con la que La Cámpora surgió en sus distritos, tanto en en provincias como en municipios. Las próximas elecciones marcarían un límite a los atropellos con apoyo de la Vice al que solían estar acostumbrados los “camporistas”, herramienta con la que construyeron poder.

El escenario de desconcierto frente al solo objetivo de defender de la Justicia a Cristina, y de intentar sostenerse gracias a los presupuestos públicos que manejan, se suma a otras incertidumbres. Dirigentes relevantes de la agrupación, como la intendenta de Quilmes, Mendoza, o la pareja que ocupa la titular del PAMI, la obra social de los jubilados, intentan con modos variables de solucionar sus problemas en la Justicia. Mendoza es investigada por posible desvío de fondos públicos a cooperativas de dirigentes de su entorno. Los jefes del PAMI, Luana Volnovich y, sobre todo, su pareja y segundo en ese organismo, Martin Rodríguez, sufren por la reactivación de una causa judicial llevada adelante por una jueza de San Martin, Alicia Vence, quien tomó medidas de prueba en una causa que determinará si desde el PAMI central se desviaron de modo ilegal más de 50 millones de pesos a centros de jubilados de Hurlingham, el partido en el que milita Rodríguez.

Festa, sostén de la televisada Uhrig, también tiene problemas judiciales más allá de la causa por enriquecimiento ilícito. Enfrentará las audiencias de un juicio oral y público en el que fue procesado por malversas fondos estatales supuestamente, entre otras irregularidades, haciendo nombrar empleados en la municipalidad de Moreno para sacarles parte de su sueldo para financiar sus políticas.

El mes que viene, La Cámpora intentará volver a las calles con un número importante de movilizados por la causa K. Primero, sus militantes marcharán el 24 de marzo, día en el que se recuerda el inicio de la última dictadura militar en 1976, y sobre todo sus crímenes de lesa humanidad.

La fecha siguiente convocada internamente a una movilización está agendada para el 13 de abril.

Ese día se cumplirán siete años de la primera vez que debió declarar en indagatoria ante el juez Claudio Bonadio, la primera vez a la que se sometió a esa situación procesal, en el marco del caso llamado Dólar Futuro.

La Cámpora, el peronismo en general que hoy o la critica o hace silencio ante sus infortunios jurídicos, solía tener objetivos movilizantes de mayor fulgor político.

En la noche de hoy se sabrá, mientras tanto, si Uhrig continúa o no dentro de la Casa de Gran Hermano.