Promos, wi-fi que vuele y hasta seis personas por habitación: los hoteles alojamiento le dan pelea a la inflación

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¿Qué es de la vida de los hoteles alojamientos? ¿Está el sector en extinción después del sacudón por la pandemia? ¿Cómo es su situación actual? "Por supuesto que no está en proceso

de extinción, sólo que su situación, como la de muchos otros rubros, depende de los vaivenes económicos del país... Pero su permanencia no corre peligro en absoluto", afirma tajante Juan Manuel Capelo, presidente de la Federación Argentina de Hoteles Alojamientos (FADAPH).

En esa tónica están Carlos Lalín, Alberto López y Sergio Ramos, dueños de varios hoteles en Capital Federal y provincia de Buenos Aires. "No pensamos en bajar los brazos, peleamos cada día para tener el mejor servicio posible, pero luchamos contra molinos de viento, que son los valores de las propiedades en esta ciudad. ¿Sabés la cantidad de desarrollos inmobiliarios que terminaron comprando albergues transitorios? Pero acá estamos, poniendo el pecho a la situación y tratando de salir adelante", le dicen a Clarín.

En Buenos Aires cerraron 100 hoteles alojamientos en el último tiempo. En el país hay alrededor de 700 establecimientos. Foto Enrique García Medina
En Buenos Aires cerraron 100 hoteles alojamientos en el último tiempo. En el país hay alrededor de 700 establecimientos. Foto Enrique García Medina

"El home office también atentó contra el sector, hay menos gente que ingresa a la ciudad, hay oficinas céntricas que dejaron de funcionar y toda esa gente eran potenciales usuarios de los hoteles", refiere Capelo. "Hablo de la ciudad de Buenos Aires, porque en el interior funcionan mejor, simplemente, porque hay menos actividades y entretenimientos, con lo cual el hotel sigue siendo una escapadita elegida".

En la Argentina hay 700 albergues transitorios, de los cuales el 50% se encuentra ubicado entre Capital y Gran Buenos Aires. En CABA hay 100 y en GBA alrededor de 300. "En la ciudad llegó a haber 200 establecimientos, pero entre las nuevas construcciones y las consecuencias de la pandemia, bajaron la persiana 100 hoteles", señala Capelo.

El avance de los desarrollos inmobiliarios, con sus ofertas tentadoras, fueron imposibles de rechazar para los ex dueños, que además tuvieron que afrontar estar siete meses cerrados, sin ganar un solo peso durante la pandemia. "¿Cómo haces para luchar contra eso?", se preguntan Capelo y López.

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"Yo también recibí ofertas jugosas -apunta Lalín- pero decidí no vender ninguno de mis hoteles. Hace 36 años que me dedico a esto, tengo la camiseta puesta... Yo soy de comprar, no de vender. De alguna manera, vender es debilitar el sector y fijate que cada vez somos menos... Hotel que cae, hotel que no vuelve".

"Este hotel detesta a los pedófilos y abusadores de menores. De verificarse al presencia de un menor, se avisará de inmediato a la policía", advierte el albergue Unica.Foto: Enrique García Medina
"Este hotel detesta a los pedófilos y abusadores de menores. De verificarse al presencia de un menor, se avisará de inmediato a la policía", advierte el albergue Unica.Foto: Enrique García Medina

Un dato estadístico para entender el panorama: los últimos 3 hoteles alojamientos que se inauguraron en la ciudad de Buenos Aires fueron hace más de 30 años: Faraón abrió sus puertas en 1993, Plenty en 1991 y Otello en 1988. "¿Sabías que el albergue transitorio es el único rubro que la habilitación depende del jefe de Gobierno? -hacen saber López y Ramos con una sonrisa-. ¿Podés creer que sigue vigente una ordenanza que dictó (Osvaldo) Cacciatore en la dictadura?".

Público hay, plata escasea

Cloe tiene 25 años, es empleada de comercio y, con desenfado, dice que es una habitué de los hoteles alojamientos. "Empecé a los 20 y la verdad es que me gusta, es un buen plan, una siempre está a la expectativa de encontrar algo distinto, además está la fantasía de la búsqueda. Es cierto que a veces hay algunos lugares pedorros y te decepcionás, pero tratamos con mis parejas eventuales de no bajar el nivel".

Dice Cloe que le gusta "hacerla completa". Cena, pernocte y desayuno. "Por un lado es como que uno flashea que está, al menos una noche, en otro lado como si fueran vacaciones, pero también está bueno esto de fingir una mini convivencia con tu compañero". Sin embargo, remarca la joven, "el tema plata se hace cuesta arriba, hay veces que tenemos ganas pero no tenemos 6, 7 lucas disponibles. Y la verdad es que no son baratos, eh, a algunos se les va la mano".

"En una habitación nunca puede faltar un gran espejo ni el jacuzzi", dicen los dueños de los establecimientos. Foto: Enrique García Medina
"En una habitación nunca puede faltar un gran espejo ni el jacuzzi", dicen los dueños de los establecimientos. Foto: Enrique García Medina

Victoria (47) es maestra, está casada hace doce años y tiene un hijo preadolescente. "A mi marido no le gusta hablar de esto, le da vergüenza, pero es el que toma la iniciativa y a mí me gusta que me sorprenda. Vamos a un hotel una vez cada dos meses... Hasta hace un año íbamos cada tres semanas, pero se nos complicó en lo económico", dice la vecina de Villa Luro.

Confiesa la docente que de soltera nunca había ido a un albergue transitorio. "Es algo que me inculcó mi marido a partir del tercer o cuatro año de casados y ese hábito intentamos no perderlo, aunque nos cueste pagarlo, porque nos gusta ir a lindos lugares, donde nos sintamos cómodos y que valga la pena". Grafica como "un día de fantasía cada vez que sé que vamos a ir. A mí me cambia el humor, como también me lo cambia cuando no podemos ir porque no tenemos disponibilidad".

La privacidad es muy celosa en los hoteles alojamientos: en los estacionamientos hay cortinados para que no vean las patentes de los autos. Foto: Enrique García Medina
La privacidad es muy celosa en los hoteles alojamientos: en los estacionamientos hay cortinados para que no vean las patentes de los autos. Foto: Enrique García Medina

Alfredo (61) pide por favor que no salga su foto ni su apellido. "Ya sé que no es ningún delito ir al telo, pero bueno, hombre grande, que se tiñe para aparentar más juventud -se celebra-. Toda mi vida fui a los albergues, es el invento más glorioso de la humanidad, el tema es que la vida se hizo muy cara, muy cuesta arriba", describe este kiosquero de Congreso.

Soltero y declarado mujeriego, Alfredo confiesa que "la mejor experiencia fue unos meses antes de la pandemia, cuando fui con dos chicas y la pasamos de diez. En ese momento podía invitar, hoy estoy en rojo... Fijate que este año todavía no fui. Como voy al mismo lugar, me dicen que me pueden descontar un 30%, pero ni así me alcanza".

Zozobra e incertidumbre

¿Quién invierte en un hotel alojamiento en la actualidad? Alberto López, un experimentado del rubro, responde con una pregunta: "¿Quién tiene plata para comprar un edificio y adecuarlo a las condiciones? Porque un hotel por hora exige, para empezar a hablar, una playa de estacionamiento. Nadie está dispuesto a hacer tamaña inversión en las condiciones económicas de este país".

El sector viene arrastrando años de parate, achicamiento y una lógica intranquilidad a futuro. "Tuvimos meses de mucha zozobra, de incertidumbre, de no saber cómo se volvería a comportar nuestra actividad después de la pandemia. Y la verdad es que nos sorprendió gratamente, porque de a poquito fue volviendo la gente, aunque no en los niveles prepandémicos", asevera Sergio Ramos, vinculado al gremio hace 35 años.

"Las exigencias de hoy en día no tienen nada que ver con las de hace 20 años, cuando con una lamparita roja y un espejo grande alcanzaban". Foto: Enrique García Medina
"Las exigencias de hoy en día no tienen nada que ver con las de hace 20 años, cuando con una lamparita roja y un espejo grande alcanzaban". Foto: Enrique García Medina

Capelo estima que "la actividad está un 15% por debajo de los niveles que sí hubo hasta 2019. Para nosotros es un número significativo en un país donde la inflación te retuerce el cogote y cada vez hay menos plata en el bolsillo de los argentinos". López es más crudo y dice que "se está trabajando un 30% menos que antes de la pandemia", cifra con la que coincide su colega Ramos.

¿Cuánto sale ir a un telo? Un turno de 4 horas de domingo a jueves (o de 2 horas viernes, sábados y vísperas de feriados) en un establecimiento estándar cuesta entre 4.000 y 6.000 pesos, según el barrio. Para pernoctar, también de acuerdo al día, hay que pagar un adicional entre 5.000 y 7.000 pesos. En barrios como Palermo o Belgrano, puede trepar a 8.000 y hasta 10.000 pesos.

Fantasía y confort. Una habitación en un albergue transitorio. Los clientes, dicen sus dueños, son cada vez más exigentes. Foto Enrique García Medina
Fantasía y confort. Una habitación en un albergue transitorio. Los clientes, dicen sus dueños, son cada vez más exigentes. Foto Enrique García Medina

Para fomentar el movimiento, destaca Lalín, "buscamos ofrecer planes atractivos como la promo de un 20% de descuento en el día de cumpleaños. Además, como queremos llegar al nicho de los más jóvenes, si la pareja tiene entre 18 y 25 años -previa presentación de DNI- también puede accederse a un 20% off. Y si se reserva un turno de manera online, automáticamente hay un 10%. Son maniobras que se hacen para intentar volver a ser".

Coinciden los consultados que "el segmento más fuerte a captar es el que va desde los 18 a los 30, pero también es el que cuenta con más dificultades económicas, ya sea por falta de trabajo o por sueldos bajos. Igual no aflojamos y buscamos llegarles a través de las redes sociales. El telo sigue siendo un lugar elegido, el tema es que hoy el pibe o la piba que gana 120.000 pesos de sueldo no le da para gastar en algo que no es una necesidad básica".

Clientela exigente

"Muchos de los clientes que van a mis hoteles -cuenta Lalín- llegan vía Instagram. Entran a la página, preguntan de todo y yo mismo les contesto, soy muy obsesivo con mi trabajo. Tenemos muchas visitas y también es importante contar con una página con una propuesta llamativa, con lindas fotos, promociones tentadoras para que quien entra a la página quiera reservar".

También los clientes buscan abaratar costos yendo tres, cuatro y hasta seis a la misma habitación. "Por supuesto que sale más caro y no todos los hoteles poseen un cuarto para seis. La mayoría sí dispone de una o dos habitaciones para cuatro personas, pero sólo para estar durante el turno, no está habilitado para pernoctar por una cuestión de preservar la tranquilidad", cuentan los cuatro especialistas.

"La plata es la que falta en el bolsillo del propietario para invertir y en el del cliente para usufructuar", dicen los dueños. Foto: Enrique García Medina
"La plata es la que falta en el bolsillo del propietario para invertir y en el del cliente para usufructuar", dicen los dueños. Foto: Enrique García Medina

"Hoy la cabeza está más abierta y hay muchos menos prejuicios que hace 20 años. De todas maneras, es un nicho pequeño que tiene derecho a venir y vivir su sexualidad como le plazca... Que haya cuatro personas se da en 1 de cada 20 o 25 habitaciones... y seis es todavía más remoto", grafica Capelo.

Tanto Ramos como López concuerdan que "las exigencias de hoy en día no tienen nada que ver con las de hace 20 o 30 años, cuando con una lamparita roja y un espejo grande alcanzaban. Hoy tenés que pensar en decorar la habitación como si fuera un departamento privado con todos los chiches", puntualizan.

​"Tenés que tener luces sofisticadas, baños amplios, una pantalla de TV Smart, te piden hidromasaje y ni hablar de contar con una red de wi-fi que vuele y, también, bluetooth", remarca López, mientras que Lalín acota: "Antes lo primero que te pedían eran profilácticos, hoy la clave de internet. Y si algo llegara a fallar o no funcionar, los clientes te amenazan con escracharte en las redes".

Experimentado en la materia, López no tiene dudas que "el sector se salva con renovación, modernización y aggiornamiento. No hay secretos, se debe dar el mejor servicio y para eso hay que apuntalar las instalaciones... ¿Y cómo se hace? Con plata, y la plata es la que falta en el bolsillo del propietario para invertir y en el del cliente para usufructuar. Lo nuestro es oferta y demanda, usos y costumbres, prestaciones y utilización de ellas".

Las prestraciones de una habitación son claves para atraer gente. "No hay secretos: si no te aggiornas, sonaste", dicen los dueños de hoteles. Foto: Enrique García Medina
Las prestraciones de una habitación son claves para atraer gente. "No hay secretos: si no te aggiornas, sonaste", dicen los dueños de hoteles. Foto: Enrique García Medina

"Tenés que tener lo último de lo último, seducir al cliente", insiste Capelo. "Es clave estar en constante superación, el tema es que hay empresarios más conservadores, que temen invertir. Hay que entender que este sector funciona con tener un mobiliario aggiornado, una decoración agradable". López y Ramos asienten: "El público que va al albergue transitorio es un cliente puntual, demandante, que busca un buen servicio de habitación sin fisuras, un estacionamiento seguro, con privacidad y acceso directo a la habitación".

Cuando se consulta qué tipo de clientela, Lalín pone primera: "Hay de todo, muchas parejas maduras, también hay mucha juventud. Después, por mi experiencia en el rubro, diría que el 50% de los que vienen están de trampa y el otro 50% son matrimonios y parejas. Pero todos vienen a buscar lo mismo: tranquilidad".

Y comparte un detalle curioso Lalín: "Hace un par de semanas, cuando los cortes de luz eran moneda corriente, muchas parejas y hasta familias vinieron a nuestros hoteles en busca de aire acondicionado. El 90% de los hoteles cuenta con generador de energía, con lo cual la electricidad está garantizada".

El hotel alojamiento, concluyen, "es un lugar leal, que siempre estuvo, que siempre está. Pensá que está en los barrios, en lugares alejados, en el conurbano, en sitios donde no hay hoteles turísticos, pero sí están los albergues, que -remarcan- no sólo son el destino para relaciones sexuales, sino también para encuentros, charlas, tranquilidad como ya dijimos".

Tanto Capelo, como López, Ramos y Lalín saben que venden una fantasía momentánea. "El hotel es el lugar ideal para consolidar la pareja, para salir de la crisis, para dar rienda suelta a la imaginación... Pero si no hay un mango en la calle, esa fantasía que vendemos se va al tacho. En febrero, 6% de inflación, marzo será aún mayor. Si la trasladamos a los precios, tenemos que cerrar porque no viene nadie... Pero aquí estamos, no bajaremos los brazos, no queremos desaparecer".

AS