La sonrisa de Flavia: perdió una pierna cuando le robaron el celular y se inspira en Harry Potter para salir adelante

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"Es un milagro que no me haya pasado nada: solo tuve cinco puntos en la cabeza, pero podría haber muerto". Optimista y reflexiva, la joven a la que le robaron el celular en

la estación de trenes de Villa de Mayo y fue arrollada por una formación a fines de enero, Flavia Antonella Cruzado Leguizamón (19), habla como si no hubiera perdido una pierna y cuenta cómo vive con fortaleza su recuperación​ y sus planes para el futuro.

El hecho ocurrió el miércoles 25 de enero, cuando Flavia se dirigía a la guardia de una clínica odontológica en Córdoba y Riobamba, en Capital, junto a su hermana Cathy (14). Un ladrón le robó su celular dentro del tren, Flavia se bajó para perseguirlo y cayó a las vías del ferrocarril Belgrano Norte. Como la formación pasó sobre ella, debieron amputarle la pierna derecha.

Rápidamente fue trasladada al hospital de trauma Federico Abete de Pablo Nogués, donde le salvaron la vida, pero no pudieron salvarle el pie izquierdo por falta de equipamientos. Por eso, a los dos días la derivaron al Sanatorio Los Arcos, en Palermo, donde lograron evitar la amputación también de la pierna izquierda y próximamente recibirá el alta. Hace 70 días que está internada.

Flavia está releyendo los libros de Harry Potter, pero en papel. La inspira su historia de superación. Foto Rolando Andrade Stracuzzi
Flavia está releyendo los libros de Harry Potter, pero en papel. La inspira su historia de superación. Foto Rolando Andrade Stracuzzi

Desde el primer minuto, la joven se sintió acompañada por su familia, amigos e integrantes de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Su papá, Juan José Cruzado Arquiño (47), trabaja en las oficinas de la parroquia.

"Fue un milagro que en la estación de trenes estaba mi amigo Cristián de la iglesia, que escucha que gritan mi nombre. Él habló con un amigo de mi padre y eso hizo que me sintiera muy contenida", dice Flavia desde su cuarto de Los Arcos. La habitación está decorada con flores, dos globos -uno rojo y otro de Hello Kitty- y libros -entre ellos, todos los tomos en versión nueva de Harry Potter.

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Recién el 2 de febrero pudo entender qué le había sucedido. De todo lo que pasó antes, sólo recuerda que le estaba enviando mensajes a sus amigos porque en el boliche donde iba a comenzar a trabajar en el guardarropa buscaban más empleados y después alguien agarró su celular. Los siguientes minutos no los recuerda, pero sí el momento en que estaba debajo del tren pidiendo ayuda a los gritos

"Tuve muchas veces pesadillas sobre ese momento. Me levantaba gritando, pidiendo ayuda. Me generaba angustia y ansiedad. Era como si lo reviviera, pero con el acompañamiento de psicólogos y psiquiatras, mejoré", explica. Lo que padece es estrés postraumático, explican los especialistas que la atienden. 

En estos más de dos meses internada sintió una mezcla de emociones. Angustia y bronca, al principio, hasta que después comenzó a aceptar lo sucedido. "Pensaba qué hubiera pasado si no corría, tambien que no lo merecía. Sin embargo, pensar no va a cambiar mi situación", reconoce. Y aclara: "Después me di cuenta que no es mi culpa ni mi responsabilidad porque solo corrí pero no fui la que actuó mal. No voy a culparme porque me hace mal".

Flavia con su papá. Su familia es su gran apoyo. Foto Rolando Andrade Stracuzzi
Flavia con su papá. Su familia es su gran apoyo. Foto Rolando Andrade Stracuzzi

Al cambiar su pensamiento, los progresos no tardaron en llegar. "Se nota su deseo de mejorar, internamente trabaja para que su organismo se recupere", cuenta su padre sobre lo que le dicen los médicos.

La última operación que le hicieron fue el miércoles de la semana pasada. Le reacomodaron los injertos del pie izquierdo -que le reconstruyeron-, ya que perdió la planta. Comenzó a usar la silla de ruedas y ganar fuerza en los brazos. "En el futuro va a poder pisar con el pie", dice José con ilusión. 

Lo próximo es que Flavia haga kinesiología para moldear el muñón de la pierna derecha para adaptarlo a una prótesis. "Pienso en mi futuro y me gusta. Me veo caminando y yendo a trabajar", cuenta la joven, que este año tenía planeado hacer el CBC de Abogacía.

Su objetivo es comenzar este año la carrera en una facultad que le otorgue una beca y pueda cursar de forma online. Desde chica le gustó el Derecho: "Si algo no iba con mis principios lo decía. Con lo que me pasó confirmé quepenal es la especialización que seguiré".

Su papá mueve contactos para conseguir la beca. Confía en que estudiar "le va a hacer bien, ya que va a estar ocupada". Sumado que al volver a casa, estará más tiempo sola ya que sus tres hermanas trabajan o van al colegio, y la abuela hace las compras.

Mientras tanto, en la clínica, ella relee en papel los libros de Harry Potter que ya leyó en formato PDF. "Me gusta que sea una historia de superación. Los personajes evolucionan de una forma en la que dicen 'Tengo que hacer esto y lo hacen'. Me veo representada. Yo me supero porque es para mí, debo hacerlo por mí, es lo que quiero", dice Flavia sobre el vínculo que la une con la creación de J. K. Rowling.

De hecho, por un tiempo tuvo que "volverse zurda" a fuerza de voluntad, porque al caer a las vías del tren se quebró el brazo derecho y la operaron.

La perseverancia que le puso en su tratamiento los hace sentir orgullosos tanto a ella como a su padre, que la acompaña diariamente antes o después de ir a la oficina, a unas pocas cuadras del sanatorio en Fitz Roy y Paraguay. Y sus hermanas se turnan para verla cuando salen de la escuela y del trabajo.

Flavia con su familia en la clínica en que está internada. Sueña con ser abogada y escribir un libro sobre su historia.
Flavia con su familia en la clínica en que está internada. Sueña con ser abogada y escribir un libro sobre su historia.

Para Flavia fue clave la contención que recibió de su familia, pero también de amigos y de gente de la iglesia. Su padre es de Perú, vive en Argentina hace 30 años, y no tiene más familiares que su círculo cercano. Así que sus amigos se volvieron como familia y la visitan mucho, pese a que viven en la localidad bonaerense de Malvinas Argentinas.

Tras aceptar lo que atraviesa y agradecer estar viva proyecta escribir un libro con información sobre la pérdida de una extremidad. Su idea la motiva y toda su familia la apoya.

"Por ahora hago audios para sentirme mejor en este proceso. Los comencé en un momento de quiebre y me hicieron sentir mejor. Me lo recomendó la psiquiatra. Pero ahora quiero transformarlos en un libro", explica.

Al buscar videos en YouTube sobre lo que vive encontró "desinformación" sobre el tema. Y agrega: "Una persona puede ver como alguien perdió una extremidad pero no cómo sigue adelante. Siento que me puede ayudar y ayudar a los demás. No voy a ser egoísta, quiero compartir mis avances".

"En un momento tenía que elegir entre mi vida y mi pierna, pero no era consciente. Hay gente que puede elegir y ver que una extremidad no significa ni define tu vida. Decir esto es muy fuerte porque de chica tuve muchos complejos con mi cuerpo", reconoce. Y aclara que "uno ve cómo todos siguen adelante, pero es difícil verse a sí mismo en esa situación". Por eso, quiere sumar un granito de arena y llevar esperanzas a quienes la perdieron en el proceso que ella enfrenta con valentía.

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