La enviada de Joe Biden que estará en la Argentina este jueves 13 y el viernes de 14 para dar continuidad a los temas de la agenda acordada en el reciente encuentro entre
Wendy Sherman, número dos del secretario de Estado, Antony Blinken, veterana diplomática de contacto directo con el presidente estadounidense, cenará con Massa y sus reducidas comitivas, en la capital de Santo Domingo, este miércoles.
Quiere escuchar al ministro de Economía, Agricultura y Producción y dar seguimiento a los temas de interés de Estados Unidos y de Argentina en materia bilateral e internacional.
Massa participó en el viaje de Alberto Fernández para el encuentro con Biden del pasado 29 de marzo. Pero extendió su estadía para seguir sus temas específicos con Washington -una agenda propia que tiene- sobre la marcha del país, la economía, la deuda, la crisis y la relación con los organismos internacionales.
Más allá de la agenda con el FMI sobre su programa en torno a la reprogramación del pago de la deuda, Argentina se encuentra en una necesidad de urgentes ingresos de divisas frescas para enfrentar el desplome de sus exportaciones agroindustriales -u$s15.000 y u$s20.000 millones- siendo Washington el que tiene un rol fundamental por su influencia en los organismos de crédito.
Tras su viaje a Washington para la visita que le hizo Alberto Fernández a Joe Biden, se esperan unos U$S 3000 millones provenientes del Banco Mundial, del Banco Interamericano de Desarrollo y de la Corporación Andina de Fomento.
Sherman estará con el presidente Fernández recién al día siguiente, en Buenos Aires. También lo verá al canciller Santiago Cafiero.
Si bien la relación del Presidente y Massa no están un buen momento, el hecho de que la entrevista de Sherman y el ministro sea en Dominicana, marcan por un lado el interes de Estados Unidos por seguir con rigor esa agenda pautada con Argentina y, por otro lado, el rol que le asignan a Massa, que tiene su propio vínculo y fuerte con Estados Unidos.
Además, según ha podido saber este diario, en Estados Unidos ya están atentos con algún grado de preocupación al proceso electoral en Argentina, y a las profundas crisis que atraviesan las coaliciones oficialista (Frente de Todos) y de oposición (Juntos por el Cambio) y al surgimiento de cualquier tipo de fenómeno político que desestabilice la democracia local.
Massa no iba a estar en la visita de Sherman del jueves porque estará en Estados Unidos hasta el sábado 15, para participar de la Asamblea de Primavera del FMI y el Banco Mundial.
Fue en ese marco que, aprovechando la gira de la funcionaria del Departamento de Estado a República Dominicana, cuyo presidente Luis Abinader es amigo de Massa, que se acordó el encuentro entre ambos.
Sherman viaja con Ricardo Zúñiga, subsecretario de Asuntos del Hemisferio Occidental del Departamento de Estado y Enviado Especial para el Triángulo Norte. Massa viajará solamente con su jefe de Asesores, Leonardo Madcur; el Subsecretario América latina y Caribe, Gustavo Martínez Pandiani y Santiago García Vázquez, Director de Comunicaciones del Ministerio de Economía.
Además de la hoja puente que se habló con Biden, y de la necesidad de los pedidos argentinos a los organismos internacionales, el Gobierno viene pidiéndole a los estadounidenses que Argentina vuelva ser incorporada en el Sistema Generalizado de Preferencias (SGP), estatus que perdió en 2020, y que encuentra al país con una importante caída de las exportaciones a dicho mercado.
Por el otro que se contemple el acceso de ciertas materias primas a ese mercado provenientes de países que sólo cuenten con acuerdos de libre comercio con EE.UU. De eso hablaron también Cafiero y Massa con los senadores estadounidenses que visitaron el país la semana pasada.
Para el caso, ahí en todos estos temas empieza a jugar el poder de presión que también tiene la Argentina. Si Estados Unidos no ayuda, dicen, China entra con su poder de créditos accesibles, sin demasiados requisitos y sin demasiadas trabas.
En el Gobierno desmienten que se hayan frenado acuerdos con China, y muchos de los que están paralizados tienen que ver con la falta de entusiasmo local, o la falta de dinero para avanzar en proyectos conjuntos, como la cuestión de una central nuclear. Otros, como la inversión que buscaba hacer Beijing en un Polo Logístico en Ushuaia o la venta de aviones de guerra, sí son material de evaluación por la fuerte presión en contra que ejerce Estados Unidos
En este telón de fondo también juega la situación de Brasil hoy. Ocurre que ciertos movimientos de Lula da Silva que inquietaron en Washington, supo Clarín. Su viaje a China en plena tensión por Taiwán. Y que, además, por ese viaje, le haya hecho suspender a Ursula von der Leyen, la número uno de la Unión Europea, su gira por Brasil y la Argentina.
Por el otro lado la visita a Brasilia a mediados de mes también de Serguéi Lavrov, el canciller de Vladimir Putin, encendió sus alarmas. Lula tiene una posición crítica sobre la actitud de Volodimir Zelenski, que no arriesga a tener el gobierno argentino. Esa postura acercó al líder del PT más a la alianza chino rusa. Y Argentina quedó del lado de Estados Unidos.
También el 16 y 18 de abril estará en el país la jefa del comando sur de los Estados Unidos, Laura Richardson, que a diferencia de los diplomáticos del Departamento de Estado es quien, como ya lo ha contado este diario, viene exponiendo los temas de preocupación estadounidense, en lo que hace a la presencia china en sectores estratégicos ya no sólo militares y tecnológicos sino también en lo que hace a los recursos del futuro como los minerales y el litio.
Es la segunda vez que visita el país y tal como lo hizo en su viaje pasado, se gestiona un encuentro con la vicepresidenta Cristina Kirchner, cuyo poder gravita en el medio de la fuerte interna que atraviesan la coalición oficialista, del Frente de Todos, y la de la oposición en Juntos por el Cambio. Un tema que ya miran con interés y algún grado de preocupación en Washington.
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