Carrera contra las olas de calor: 10 soluciones simples para mejorar el confort en las escuelas

Sociedad
Lectura

Faltan ocho meses para diciembre. Por más que el tedio del verano metropolitano haya sido excepcional (fue el más cálido desde 1906), la pesadilla podría repetirse. Se impone la pregunta

por las escuelas y el calor, tras los días invivibles de marzo en que varios establecimientos juzgaron imperioso suspender la presencialidad. En estas líneas, un arquitecto, un ingeniero y un funcionario especializados en estos temas destacan diez aspectos en pos de mejorar el confort térmico de chicos y docentes.

Lo de “un” funcionario es porque solo se pudo entrevistar a una autoridad del Ministerio de Educación porteño. En la correspondiente cartera bonaerense no respondieron las preguntas de Clarín.

Los otros especialistas son Alejandro González, arquitecto enfocado en medio ambiente y sustentabilidad y director del proyecto “Vida Urbana”, que depende de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la UBA; y Armando Chamorro, ingeniero, magister en Salud Ambiental, director del Laboratorio de Calidad de Aire de la Universidad Nacional de San Martín e (ironizó) “patólogo de edificios”: “Mi trabajo es investigar edificios enfermos y curarlos”.

Ambos pusieron el acento en una cuestión poco difundida: el impacto de la ventilación adecuada dentro del aula en el rendimiento escolar.

Antes de detallar diez aspectos clave que para ellos deberían considerarse en pos de lograr algunas mejoras, Sebastián Tomaghelli, subsecretario de Administración de Recursos del Ministerio de Educación de CABA advirtió que “fueron días excepcionales".

BANER MTV 1
Docentes en La Matanza, en reclamo de ventiladores en las aulas, por la ola de calor en las escuelas. Foto: Luciano Thieberger
Docentes en La Matanza, en reclamo de ventiladores en las aulas, por la ola de calor en las escuelas. Foto: Luciano Thieberger

Tomaghelli maneja un área enorme, que abarca aspectos muy sensibles de la vida en las escuelas: desde infraestructura, mantenimiento y transporte escolar hasta comedores, cooperadora y contrataciones.

Según dijo, "la ventilación y la refrigeración en las escuelas no son temas que suelan ser un problema. O pueden serlo, pero esto fue una situación excepcional para Argentina y para la Ciudad. Nos estamos preparando para enfrentar todo mejor en el futuro”.

Ahora bien, por “excepcional” que haya sido, es clara la tendencia a que las cuatro estaciones se radicalicen de un modo dicotómico (verano vs. invierno), con las temperaturas medias del otoño y la primavera diluidas. Son los efectos esperables del cambio climático.

¿Qué van a hacer las autoridades de Educación para acompañar este cambio ineludible? ¿Cómo aggiornar edificios diseñados para otra época?

1. Confort térmico

Chamorro habló de un concepto del cual habría que partir, que a a muchos les parecerá novedoso. Implica pensar el aula en términos de “confort térmico”.

“Incluye cuatro elementos: la temperatura del aire, la humedad relativa, las ráfagas de viento que pasan sobre la piel de los estudiantes y lo que conoce como temperatura radiante, que alude a que si por ejemplo uno está al lado de una ventana y siente más frío o más calor”, explicó.

De esas variables se desprende un porcentaje. “Yo trabajo mucho en Estados Unidos y allá las escuelas se diseñan para entre un 90% y un 95% de confort térmico. Es decir que entre el 90% y el 95% de los alumnos va a sentir 'confort térmico cuando esté en el aula'”, aclaró.

En la ciudad y en la provincia de Buenos Aires, cientos de escuelas no tienen bebederos.
En la ciudad y en la provincia de Buenos Aires, cientos de escuelas no tienen bebederos.

Argentina está lejos de esto, quizás porque (tomando cifras de Tomaghelli) “más del 50% de los edificios escolares de la Ciudad tienen más de 75 años”. El resto no es mucho mejor: un ecléctico conglomerado de edificaciones con cualidades muy disímiles, según la época de construcción.

Algún brote verde va surgiendo, admitió Chamorro, pero solo en el sector de las escuelas de gestión privada. “Hay algunos proyectos que hoy buscan tener la certificación LEED”, la sigla de Liderazgo en Energía y Diseño Ambiental, una especie de sello de calidad creado por el United States Green Building Council, del cual Chamorro es evaluador certificado.

Pero, como se verá, si bien no existe un criterio claro sobre el confort térmico y sería interesante plantear un porcentaje de confort “de mínima” para cumplir en Argentina, existen otras metas posibles a las que las escuelas locales podrían apuntar.

2. Ventilación cruzada

Tanto González como Chamorro aludieron a la ventilación cruzada como un tema clave, que suele estar mal manejado o subestimado, y que es simple de incorporar: la ventilación cruzada (sí, la misma que conocimos por el Covid). 

Para González, “nadie desea lo que no conoce. Todos piden aire acondicionado en las aulas porque es la solución que se conoce, pero hay que promover que se capacite en soluciones posibles, y esto incluye a directivos y docentes, que en general no conocen las bondades del aire nuevo, el aire renovado”.

Reclamos en las escuelas por los cortes de luz y las malas condiciones frente a la ola de calor.
Reclamos en las escuelas por los cortes de luz y las malas condiciones frente a la ola de calor.

Yendo a lo práctico, explicó que, “si bien por ventilación cruzada suele pensarse en un aula con una ventana y una puerta abiertas, hay otros modos de generar circulación de aire”, algo que no es menor porque -aclaró Chamorro- “a veces entra mucho ruido de la calle y eso no ayuda al rendimiento escolar”.

González fue claro: “Supongamos que las aulas de planta baja están relativamente frescas, pero las del primer piso son muy calurosas. Como el calor tiende a subir, lo que podría pasar en ese caso es que el edifico tuviera un segundo piso con todas las ventanas cerradas, sea en pasillos como en los ambientes. Eso obstaculiza que se genere una corriente de aire, que mejoraría mucho las condiciones del primer piso”.

¿Por qué? “El aire corre, no por fuerza (no hace falta que haya viento) sino por diferencias de presión. El aire frío tiende a bajar y el caliente, a subir”, detalló.

Así, “si en las partes altas de la escuela hay ventanas abiertas o alguna salida de aire, el aire caliente que estaba abajo se va a querer ir por ahí. Para ello, naturalmente va a succionar aire más frío que está aún más abajo. Es un proceso natural de circulación del aire que no precisa ningún mecanismo artificial”.

“Pero hay que educar respecto de esto porque quizás implica solamente abrir una o dos ventanas más, que tal vez están soldadas para evitar el ingreso de ratas, o porque haya instalados splits. Se impide, así, un alivio general que sería inmediato”, enfatizó.

3. Árboles

Muchos se sorprenderán al conocer el rol central que cumplen los árboles. Más allá de que representen una solución a largo plazo, vale la pena comentarlo, ya que, aseguró González, “alrededor de un árbol hay 5 grados menos de temperatura”.

Alejandro González, arquitecto, director del proyecto “Vida Urbana” (FADU-UBA), habló con Clarín de los problemas edilicios de las escuelas frente al calor.
Alejandro González, arquitecto, director del proyecto “Vida Urbana” (FADU-UBA), habló con Clarín de los problemas edilicios de las escuelas frente al calor.

“Plantar árboles es clave. Si vos rodeás una escuela de árboles, él árbol entrega humedad todo el día, refresca, da un tipo de sombra particular, según la especie. Y de hecho, alrededor del árbol hay varios grados menos, en comparación al mismo espacio sin árbol. En definitiva, se genera un movimiento de aire diferente”.

“Los árboles tienen su ciclo. En un momento, las hojas caen, de modo que en invierno las ramas dejan pasar el sol y calentar los espacios. Cuando suben las temperaturas, al revés, dan sombra”, agregó.

¿Qué ocurre hoy? “La poda”, dijo con indignación.

“El problema es que, cuando largan las hojas, muchos directivos escolares que no están capacitados en estos temas mandan a podar el árbol en cuestión para evitar que se tapen las canaletas. Esto pasa especialmente en las instituciones de gestión privada, ya que en las públicas, por lo menos las porteñas, la poda está a cargo de la Ciudad, y diría que se hace una poda 'sensata'”, opinó.

“Hoy, pasás por una escuela pública y en general tiene un árbol en la puerta. Pasás por un colegio privado y en general no tiene árboles. Tampoco, heces de paloma ni hojas en las canaletas. Hay una 'imagen', digamos”, señaló.

Para el arquitecto, falta capacitación acerca de la importancia de muchos procesos naturales: “Un árbol no mejora el clima, pero hace mas tolerables las temperaturas extremas”.

4. Aires acondicionado

Según Chamorro, “los nuevos edificios escolares, si están bien proyectados, deberían incorporar sistemas de aire acondicionado centralizados, que permitieran un acondicionamiento térmico, con filtrado del aire exterior”.

Todo esto "es importantísimo porque evita la recirculación del aire. Hay estudios que muestran que los estudiantes aprenden másy el ausentismo baja cuando la calidad del aire es mejor”.

Armando Chamorro, ingeniero, magister en Salud Ambiental y director del Laboratorio de Calidad Aire la Universidad Nacional San Martín.
Armando Chamorro, ingeniero, magister en Salud Ambiental y director del Laboratorio de Calidad Aire la Universidad Nacional San Martín.

“Además, cuando se incorpora aire del exterior se reduce el disconfort térmico y la propagación de enfermedades”, agregó.

El problema es que, aun si el factor “presupuesto” no estuviera sobre la mesa, muchas escuelas viejas no podrían incorporar los ductos que se precisan para instalar estos sistemas. Llegamos entonces al álgido capítulo de los “splits y ventiladores".

En las olas de calor de estos días, fue motivo de queja la falta de estos elementos, al igual que su deterioro o, mismo, la imposibilidad de usarlos por los cortes de luz.

Algunas escuelas privadas optaron por pasar a los chicos a la modalidad pandémico-virtual, al menos unos días. En las públicas, en cambio, se generaron protestas.

Según Tomaghelli, “el 20% de las aulas de todos los niveles tiene aire acondicionado”, pero matizó al explicar que, aunque “está bueno tener aires, no es la prioridad de la Ciudad".

"Nuestra prioridad es la puesta en valor de las escuelas”, dijo, y aclaró que los aires se reservan para aulas “especiales”, que, por ejemplo, tengan sol de tarde.

Ventilador roto en un aula del colegio Mariano Moreno de la ciudad de Córdoba. Foto: gentileza Eldoce.
Ventilador roto en un aula del colegio Mariano Moreno de la ciudad de Córdoba. Foto: gentileza Eldoce.

Además, advirtió dos cuestiones: una, que "los aires no son una solución sustentable". La segunda fue una denuncia a las distribuidoras de energía. 

El funcionario apuntó que cada vez que una escuela aumenta su demanda energética (porque, por ejemplo, instaló nuevos "splits") y necesita modificar la capacidad de los cables que entran al establecimiento escolar desde la calle, "las empresas distribuidoras demoran dos años en brindar ese servicio".

"Para los padres somos culpables, pero no es así. Debe haber más compromiso de las distribuidoras”, apuntó.

De todos modos, es claro que algo no está bien si el horizonte son los splits cuando los expertos advierten que cerrar las ventanas envicia el aire y empeora el rendimiento escolar. 

Según González, “podés estar días sin comer, pero si no respirás, a los seis minutos estás muerto. Es lo más necesario. Cuando se aburren los estudiantes o se duermen en clase, es que falta aire. Está saturado el ambiente. Sobre esto hay que capacitar”.

5. Ventiladores

También, sobre la instalación de ventiladores, dijo.

Tomaghelli dio algunas cifras: “Tenemos 25.000 ventiladores en un promedio de 10.000 aulas. Los tenemos hace mucho tiempo, más allá de roturas y que con la ola algunos se hayan roto. Lo mismo con los aires. Pero en los últimos meses, toda la situación estuvo estresada”.

Tanto él como Chamorro consideraron que son una buena herramienta, siempre que quienes los operen conozcan el "ABC". Es decir, que las paletas pueden girar para un lado o para el otro, y que esto modifica que el aire caliente suba o baje.

González fue aun más crítico: “He visto aulas en las que el ventilador lo pone el electricista, y lo hace en función del largo del cable y lo que le queda cómodo; no pensando en una ubicación estratégica para el ambiente y los alumnos".

"Estas decisiones quedan atadas a un técnico y no a un profesional que piense en la efectividad”, agregó.

Tomaghelli no negó el problema y dijo que lo están atendiendo: “Tenemos en revisión sumar ventiladores y modificar su ubicación en algunos casos”.

6. Parches útiles I: toldos o parasoles

Tomaghelli habló de “otras estrategias” que están buscando implementar para el próximo verano.

Por un lado, la colocación de toldos ignífugos, de modo de sumar espacios de recreación cuando pega el sol en los patios descubiertos de las escuelas.

“Nos costó mucho encontrar quien nos pudiera dar esa prestación. Hay muchos toldos, pero no encontrábamos un fabricante de toldos ignífugos”, aclaró.

Horacio Rodríguez Larreta en el comienzo de clases 2023, junto a la ministra Soledad Acuña y el jefe de Gabinete porteño, Felipe Miguel.
Horacio Rodríguez Larreta en el comienzo de clases 2023, junto a la ministra Soledad Acuña y el jefe de Gabinete porteño, Felipe Miguel.

Chamorro, atento de lleno al factor humano, opinó que “los parasoles o toldos buenos son una solución ideal: permiten que se vean las vistas del exterior, que son importantísimas para que estudiantes y maestros puedan descansar la vista. Es importantísimo, ya que permite 'salir' y mirar un punto placentero, controlando la incidencia solar”.

7. Parches útiles II: filtros y cortinas en las ventanas

Tomaghelli informó que, además, “en algunas escuelas a las que les da el sol de tarde, se sumarán cortinas", y bajaran una segunda solución: "Un filtro solar que se coloca en la propia ventana”.

¿Una especie de polarizado? "Algo similar", dijo el funcionario, y aclaró: "Estos filtros te reducen un 50% a 80% el calor en el aula. Son una solución de la que tomamos nota para las aulas que tienen sol de tarde y en las que no alcanza con la cortina”.

8. Parches útiles III: los techos

González sumó otra propuesta, pensando en el ciclo lectivo 2024: revisar los techos de los edificios escolares.

“Lo que es común a todas las escuelas es el aislamiento del techo. Si están bien aislados, impiden que entre el calor. Si me preguntás qué obra haría en las escuelas, respondería, sin dudarlo, 'los techos'”, dijo.

“Sea telgopor, espuma de poliuretano o lana de vidrio; tengas loza o techo de chapa, en todos los casos, aislar el techo mejora muchísimo la radiación. Implica una obra de dos o tres meses. Es algo para encarar en el verano, pero tiene sentido hacerlo”, aseguró.

9. Parches útiles IV: agujeros al cielo

Esto podrá sonar raro, pero arquitectónicamente es una solución lógica y más simple que aislar los techos escolares.

González aludió otra vez a la importancia de la ventilación cruzada, y explicó que, en aquellas escuelas con pocas ventanas, "se podrían hacer agujeros en los propios techos, de modo de promover la convección".

"Así, el calor tendría por dónde salir, generando esa suerte de succión por la diferencia de presión”, comentó.

10. Agua

¿Algo más? Cualquiera que mande a sus hijos a escuelas de gestión pública sabe que en muchas no hay bebederos, algo que va en contra de todas las recomendaciones oficiales respecto de la alimentación saludable y, en especial, las medidas contra los golpes de calor. Los chicos, como pueden, terminan bebiendo agua del baño.

Tomaghelli, sin embargo, aseguró que todas las primarias tienen, hoy, bebederos, aunque admitió que algunos todavía no están activos.

Dijo que están avanzando en su colocación en los jardines de infantes. Y que por ahora son una cuenta pendiente en las secundarias porteñas.

PS

Mirá también

Cambia la secundaria bonaerense: aprueban el boletín "conceptual" y se reaviva la polémica

Un nene de 5 años, grave por el ataque de una jauría en Mendoza: detuvieron al dueño de los perros