Los estudiantes pobres argentinos, entre los peores de la región en lectura

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Nicaragua, Panamá, Guatemala y República Dominicana. Solo en esos cuatro países de la región los alumnos de las familias pobres leen peor que los chicos argentinos de la escuela primaria. En el

resto de las naciones de América Latina los estudiantes más vulnerables tienen mejor desempeño que los argentinos.

Incluso leen mejor los chicos pobres de países con bastante menos recursos, medidos en PBI per cápita. Por ejemplo, los de El Salvador, Honduras, Paraguay o Ecuador. Y hay países como Perú, Costa Rica, Cuba y Brasil que casi duplican en porcentaje de alumnos los que no tienen problemas graves de lectura.

Los datos surgen de la última prueba ERCE, de UNESCO, que compara los aprendizajes en 16 países de la región. El Observatorio Argentinos por la Educación puso la lupa en el desempeño en lectura en esa prueba de los alumnos de 3° grado de las distintas clases sociales.

Y el cuadro más preocupante es, precisamente, el que muestra qué pasa entre los alumnos del nivel socioeconómico más bajo. En la Argentina 6 de cada 10 de ellos (el 61,5%) no alcanzan el nivel mínimo de lectura.

Esto quiere decir que al leer textos adecuados a su edad no son capaces de localizar información o relaciones presentadas literalmente ni hacer inferencias a partir de información sugerida, destacada o reiterada.

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“Hay muchos elementos que confluyen en este resultado porque la pobreza suele estar acompañada de un ambiente poco regulado y entonces los chicos se ausentan mucho, nadie les hace seguimiento en la casa y además van a escuela con mucho deterioro edilicio y del personal. Todos estos fenómenos refuerzan la distancia existente entre la cultura de origen y la que les propone la escuela”, le dijo a Clarín Guillermina Tiramonti, investigadora de FLACSO, quien hizo el informe junto a Eugenia Orlicki y Martín Nistal, del Observatorio de Argentinos por la Educación .

“En general los pobres provienen de familias poco educadas, que utilizan un código lingüístico poco elaborado, no tienen práctica de lectura y escritura. La escuela en la Argentina está usando una metodología de enseñanza de la lectoescritura que evidentemente no funciona y mucho menos con esos chicos. Por otro lado, no hay seguimiento de los aprendizajes y rectificación de los rumbos pedagógicos. No hay responsabilidad de maestros y directores por los malos resultados”, agrega Tiramonti.

Para Florencia Salvarezza, especialista en Lingüística del MIT y de la Fundación INECO, el resultado “muestra lo que se hizo en el país, las decisiones políticas educativas que se han tomado”.

“Uno de los temas que se discute siempre es la importancia de la escuela para licuar el efecto cuna. Es decir, que no importa donde nació un niño, cómo es su familia, su nivel económico o educativo, la escuela le brinde las mismas oportunidades y aprendizajes a todos. Esto no sucede, la escuela regenera la pobreza. Los niños pobres tienen escuelas que cumplen menos que lo mínimo indispensable: hay pocos días de clases, poca formación docente. Se mide poco, se pide poco, y la casa no compensa esa falta”, dice Salvarezza.

Promedio de lectura

“Así, el sistema estafa a los chicos de los sectores vulnerables. Bajo el paraguas de que todos estén en la escuela, todos están, pero aprenden poco y pocos. Esto es la radiografía de lo que hicimos: si comemos grasa todo el tiempo vamos a estar peor que si comemos comida saludable. Acá es lo mismo: si el sistema no mejora, el resultado no va a mejorar”, agrega.

Ahora, ¿qué se puede hacer para mejorar? Tiramonti dice que hay que “proveer a todos los docentes de variados recursos metodológicos para que puedan usarlos en clase. Hacer un seguimiento permanente de los resultados de los aprendizajes”. “La Nación debería liderar un programa de este tipo y tomar medidas con las provincias que no realizan las acciones requeridas”, afirma.

Para Salvarezza, 3° grado ya es tarde, pero hay muchos programas remediales. “Los niños no comprenden los textos porque no se les enseña como corresponde. Se siguen usando teorías románticas, ‘progres’, pero lejísimo de lo que la evidencia informa. No se siguen métodos estructurados, se espera que el niño construya el alfabeto y descubra cómo se lee”.

Los alumnos ricos tampoco se salvan

La prueba de UNESCO no solo compara los aprendizajes de los alumnos pobres de los distintos países, sino también los de otros sectores sociales. En el caso de los ricos, muestra que los argentinos están peor que los de otros países de similares características.

Aquí, poco más de 2 de cada 10 (26,4%) de los chicos de clase alta alcanzan el mejor desempeño en lectura: son mucho menos que en países como Costa Rica (47,4%), Brasil (48,1%) o Perú (50,6%).

Los autores del informe explican que las mejoras o caídas en los aprendizajes en un país suelen darse en forma pareja en alumnos de todos los niveles sociales. Por eso, al caer la Argentina en los últimos años, los alumnos de los sectores más altos del país tienen resultados similares a los de clase media de Brasil, Costa Rica y Perú.

“El refugio en el subcircuito privado de los niños de ese sector los coloca en una posición ventajosa respecto a los niños del resto del país, pero no de la región”, afirman.

La desigualdad en el país es otro desafío. Los alumnos del nivel socioeconómico alto que sí logran entender algo de un texto (73,7%) son más del doble, en proporción, que los alumnos de clases bajas que lo hacen (38,5%). Aunque hay que decir que la desigualdad es algo que caracteriza a todos los países de la región.

De acuerdo al puntaje obtenido, la prueba de Lectura agrupa a los alumnos en cuatro niveles, de menor a mayor. Los que están en el nivel I no logran entender lo básico de un texto para su edad. Entre los niveles II al IV pueden entenderlo. Entre ellos, los del nivel IV tienen una alta capacidad de comprensión.

Para el cálculo del nivel socioeconómico de los alumnos, ERCE usa su propio indicador que construye a partir de variables como el nivel educativo y ocupacional de los padres, características de la vivienda, acceso a Internet en el hogar, propiedad de dispositivos tecnológicos, equipamiento, vehículo y cantidad de libros en el hogar. No necesariamente es la misma división que usa el Indec u otros organismos nacionales.


Otros mejoran, Argentina no

Hay otro dato preocupante y que pone en cuestión la forma en que se enseña en la Argentina. En la mayoría de los países hay una correlación positiva entre los resultados de aprendizaje y el nivel de riqueza medido por PBI per cápita. Sin embargo, con un promedio de 689 puntos en la prueba, Argentina obtiene peores resultados que países con niveles similares de PBI per cápita como Brasil (748 puntos), Cuba (730) y México (713 puntos).

Prueba de lectura Puntaje promedio y PIB

Y varios países con PBI per cápita más bajo obtuvieron mejores resultados, como Perú (753), Colombia (715), Ecuador (699) y El Salvador (697).

La prueba ERCE fue tomada en 2019, antes de la pandemia, de modo que aún falta saber cuál fue el impacto del cierre de las escuelas. Recién ahora se conocen más detalles de los resultados, como el de la división por clases sociales. Respondieron unos 160.000 alumnos de 3° y 6° grado de unas 4.000 escuelas representativas.

Además de Lectura, ERCE compara los aprendizajes en Matemática y Ciencias Naturales y se viene haciendo desde 2006. En estos años, la Argentina pasó de estar por encima del promedio en aquella primera edición a estar por debajo del promedio en las tres disciplinas.

Esto es porque los resultados en el país se mantienen estables, o incluso bajan, mientras que otros países de la región van mejorando. Entre 2013 y 2019, por ejemplo, la Argentina cayó de 703 a 689 puntos en promedio en Lectura de 3° grado, mientras que Brasil subió de 712 a 748 puntos, y Perú de 719 a 753.

Según Irene Kit, presidenta de la Asociación Civil Educación para todos, “resulta esperanzador analizar la situación de países de la región que, con menor o semejante rango de PBI, alcanzan iguales o mejores resultados. Brasil, un país enorme, variado y de organización federal como la Argentina, ha logrado una mejora sustantiva”, afirmó.

Será tiempo de revisar qué se puede hacer también en nuestro país para revertir estas últimas décadas de decadencia en los aprendizajes.