Para los médicos, es un milagro. Así se refieren a la recuperación de Leila, la adolescente argentina que hace dos meses saltó con su hermana gemela desde el balcón de un
Las chicas, de 12 años, se tiraron al vacío de la mano. Leila sufrió numerosas heridas y fracturas pero sobrevivió. Su gemela, Alana, no.
Sucedió el 21 de febrero pasado, cuando volvieron a casa del Instituto Público Llobregat de Sallent, donde eran hostigadas por hablar “con acento argentino”. Allí cursaban primer año y lo pasaban mal.
Por eso, ese martes de febrero, en la puerta del edificio en el que vivían a la entrada del pueblo, se despidieron de una amiga del cole con abrazos de más. Dejaron un par de cartas manuscritas para sus papás, arrimaron dos sillas a la baranda del balcón y saltaron.
Alana tenía muy claro lo que deseaba, según escribió: “Yo quiero ser feliz, pero evidentemente esto lo voy a sufrir el resto de mi vida y tomé la decisión de no seguir”, expresó sobre el acoso escolar que la atormentaba.
“Saben lo que yo amo a mi hermana. Yo vi todo el bullying que sufre ella, voy a hacer lo que ella decida. La voy a acompañar adonde ella quiere”, decía la cartita de Leila que, al caer, habría puesto instintivamente las manos.
Sin embargo, llegó al hospital Parc Taulí de Sabadell, a 55 kilómetros de Sallent, con un pulmón destrozado, la mandíbula rota y varias fracturas.
Allí permaneció internada hasta el 30 de marzo, cuando le dieron el alta. Hoy continúa su rehabilitación en otra clínica. Su vida no corre peligro y los médicos no pueden creer lo bien que se está recuperando después de haber caído desde tres pisos.
Los 13 años de Leila
El cumpleaños de las gemelas fue el 7 de marzo, 14 días después de haber saltado al vacío. Leila cumplió los 13 bajo efecto de los sedantes y sin enterarse. Pero desde que abrió los ojos, su salud mejora día a día.
En España se habla del caso como “las gemelas de Sallent”, una tragedia que se está convirtiendo en un punto de inflexión en el sistema educativo catalán.
Según reconoce la Consejería de Educación, desde que Leila y Alana se arrojaron por el balcón de su casa, los avisos de acoso escolar se triplicaron.
Hasta el 23 de enero, la Unidad de Apoyo al Alumnado en Situaciones de Violencia (USAV) había recibido llamadas por127 posibles casos de violencia, 46 de las cuales argumentaban acoso escolar.
Desde esa fecha hasta el 20 de marzo, las denuncias por violencia fueron 241, de las que 125 fueron por presunto bullying.
Además, a partir del próximo ciclo lectivo -en España las clases comienzan en septiembre y terminan en junio-, en todas las escuelas catalanas habrá un “referente de convivencia”: un coordinador de Convivencia y Bienestar que trabajará sobre la detección precoz de violencias y acosos dentro de las aulas.
Porque en el Instituto Público de Llobregat nadie contuvo la angustia y el agobio que padecían Leila y Alana.
“Por la información que tenemos, el acoso escolar no se había detectado. Por lo tanto, no podemos decir que existiera”, dijo a Clarín el alcalde de Sallent, Oriol Ribalta, al día siguiente del salto al vacío de las gemelas.
Pero los informes policiales que elaboraron los Mossos d’ Esquadra, que son la policía catalana, confirmaron que las nenas eran víctimas de bullying.
Hasta el presidente de la comunidad autónoma de Cataluña, Pere Aragonès, admitió a este diario: “Un suceso trágico como éste es un fracaso colectivo como sociedad”.
La investigación, en manos del Juzgado de Instrucción número 5 de Manresa -de guardia aquel 21 de febrero-, avanza.
Ya declararon los papás de las nenas, Lucas y Maia, y también fue convocado a declarar el director de la escuela a la que asistían, Josep Olivella, quien no estará más al frente del Instituto Público de Llobregat, según informó la secretaria general de Educación de la Generalitat de Cataluña, Patrícia Gomà.
Leila mejora. Lucas y Maia esperan poder viajar pronto con ella y con Amadeo, su hermano de 10 años, a la Argentina.
Añoran volver a Mar del Plata, de donde emigraron hace tres años y donde los esperan los suyos. Desean que las cenizas de Alana, la gemela que falleció al caer del balcón, descansen en la ciudad en la que nació.
Madrid. Corresponsal
AS
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