Un excanterano del Arsenal, tetrapléjico a los 23 años después de que le echaran droga en su bebida una noche de fiesta

, pero rara vez nos concienciamos. Hasta que algo ocurre. El caso del joven Daniel Cain es especialmente trágico por las circunstancias en las que se produjo. El joven, que ahora tiene 23 años, sufrió en 2020 un paro cardíaco mientras estaba de fiesta con sus amigos y ahora depende por completo de los cuidados de su familia. Cain, que fue una gran promesa en la cantera del Arsenal y un chico que destacaba por sus aptitudes para el deporte, pasó por un infierno después de que alguien le echara algún tipo de droga en la bebida que estaba consumiento aquel fatídico 9 de junio en lo que se supone iba a ser sólo una noche divertida con sus amigos. Al cabo de un rato en el pub, estos notaron que Daniel estaba de un color extraño y apenas podía moverse . Instantes después cayó al suelo. Trataron de reanimarlo mientras llegaba la ambulancia, momento en el que los médicos, tras alrededor de 25 minutos intentándolo, devolvieron el latido a su corazón. Noticia Relacionada estandar No «Pasé 62 días en coma y estuve a punto de morir»: calvario en la sanidad pública valenciana por una apendicitis David Maroto Gustavo Maestre denuncia un posible caso de negligencia médica después de que un facultativo no le diagnosticara una dolencia que le llevó a estar ingresado más de tres meses en el hospital de Sagunto Sin embargo, el chico estaba en coma y los doctores se temían lo peor : o bien no despertaba, o bien lo hacía con severas secuelas debido al tiempo excesivo que su cerebro pasó sin oxígeno. Una recuperación lenta y costosa La madre de Daniel, Tracey, reunió a la familia, que en ese momento no estaba en Hemel Hemstead, Hertfordshire, donde residen, y acudieron al hospital para estar al lado del joven. Pasados unos días, logró despertar. Sin embargo, como los médicos habían vaticinado, las secuelas eran severas. Al principio no podía hacer nada por sí mismo, una situación que ha mejorado ligeramente dos años después gracias a los diversos tratamientos a los que ha sido sometido. Ahora ya en casa, con una habitación preparada para sus necesidades, Daniel acude al fisio varias veces a la semana para tratar de mejorar una movilidad que apenas le permite mover algo de sus extremidades superiores. A nivel cognitivo, mantiene daños en su memoria a corto plazo, pero los recuerdos a largo plazo los tiene intactos. Si bien ha pasado por cuadros de depresión y ansiedad, su madre asegura que se muestra muy contento especialmente cuando llega la hora de hacer sus ejercicios de rehabilitación. La familia ha abierto un crowdfunding para que cualquier persona pueda contribuir económicamente en el tratamiento de Daniel, que asciende a unas 24.100 libras al año, más de 27.000 euros. La esperanza de los Cain es que gracias a un tratamiento experimental de una empresa de servicios de salud especializada en personas con movilidad reducida, Daniel pueda, algún día, volver a sostenerse sobre sus pies y continuar con la vida que se le paró en seco una mala noche de fiesta.