Gabriel Mandagaray (25), el joven oficial de la Policía de Río Negro, murió mientras realizaba un curso para ingresar al Cuerpo de Operaciones Especiales y Rescate (COER), el 15 de abril
de 2021 en la localidad costera de Bahía Creek. Esta semana comenzó el juicio contra los cuatro instructores implicados, y se escucharon estremecedores relatos de los distintos testigos.
A los instructores Alfredo Nahuelcheo, Marcelo Contreras y Maximiliano Vitali Méndez y al entonces jefe del COER Alejandro Gattoni se los acusa de ser coautores de los delitos de homicidio culposo, abuso de autoridad e incumplimiento de los deberes de funcionario público. En ese momento eran los responsables del área de capacitación de la Policía de Río Negro.
Uno de los relatos que se escucharon fue el de un joven que estuvo junto a Mandagaray en una prueba en el mar que los obligaron a hacer y donde el oficial perdió la vida, ya que, como había avisado a sus superiores, no sabía nadar.
Contó que los hicieron (eran tres) entrar al agua con sus uniformes, arma reglamentaria y sosteniendo un tronco. “Pasamos un banco de arena y por ahí empezamos a ver que no hacíamos pie. Les dije que no suelten el tronco mientras las olas nos golpeaban. Cuando nos dicen ‘vuelvan’, ya no podíamos volver”, contó, y destacó: “En ningún momento ninguno se tiró a sacarnos”.
Otro joven policía que era parte de ese grupo de aspirantes relató: “Vitali, el señor Vitali nos hacía ingresar al agua que estaba en conjunto con el señor Nahuelcheo. Y bueno, que nos metiéramos al agua, que no seamos cagones, que el mar, que la mierda flota en el agua y que el mar devuelve la basura, la saca afuera, decía Vitali”. También narró que les hicieron ponerse en la cara un preparado con bosta de vaca y que uno de ellos orinó sobre Gabriel “para que agarre olor a hombre”.
Los alegatos de cierre se realizarán mañana. La madre del joven muerto, que prestaba servicios en la localidad de Los Menucos como jefa de la Regional 6ª, declaró sobre el acusado Nahuelcheo que a su hijo “lo sobreentrenó, le dio poco descanso y sabiendo que la limitación que tenía era el agua lo hizo formar con compañeros cerca del canal 30 que es profundo y correntoso, le pegó una patada en la espalda y lo tiró al agua y sus compañeros tuvieron que sacarlo”.
“Yo quiero justicia y una sentencia severa, justa, para que se erradiquen para siempre estas prácticas encubiertas dentro de la institución policial. Que estas personas que están enquistadas se hagan cargo, como yo me estoy haciendo cargo de vivir sin mi hijo”, finalizó según reprodujo el sitio Viedma Noticias.
