Pakistán: el dramático arresto del ex premier Imran Khan abre las puertas a disturbios masivos

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El destituido primer ministro de Pakistán, Imran Khan, fue detenido el martes en una grave escalada de una crisis política que plantea la perspectiva de disturbios masivos por parte de

sus partidarios incondicionales.

La crisis viene gestándose desde hace meses, cuando Khan cuestionó abiertamente al ejército pakistaní y al actual gobierno, afirmando que conspiraban contra él. El lunes, los militares acusaron al ex dirigente de hacer falsas acusaciones contra un alto funcionario de los servicios de inteligencia.

Khan se encontraba en una audiencia judicial en Islamabad cuando fue detenido este martes por tropas paramilitares. Tras ser destituido en una moción de censura parlamentaria en abril del año pasado, Khan enfrenta decenas de causas judiciales por cargos que incluyen terrorismo y corrupción.

Imran Khan llega a l Corte en Pakistán, luego sería detenido. Foto: EFE
Imran Khan llega a l Corte en Pakistán, luego sería detenido. Foto: EFE

La detención intensificó de inmediato el enfrentamiento entre el gobierno actual y Khan, una ex estrella populista del críquet, que reapareció en la escena política en los meses transcurridos desde su destitución.

Su partido ha atraído a decenas de miles de personas a concentraciones políticas en todo el país, en las que Khan y otros han pedido nuevas elecciones y acusado al poderoso establishment militar de Pakistán de orquestar su destitución.

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Él y sus partidarios han calificado los cargos contra Khan de abuso del sistema judicial por parte del gobierno del primer ministro Shahbaz Sharif y de los militares para apartarlo de la política. Los dirigentes políticos y militares pakistaníes han negado reiteradamente esas afirmaciones.

Seguidores de Imran Khan protestan en Hyderabad. Foto: Akram Shahid / AFP
Seguidores de Imran Khan protestan en Hyderabad. Foto: Akram Shahid / AFP

Atentado

Las tensiones políticas en torno a Khan alcanzaron su punto álgido en noviembre, cuando el ex primer ministro resultó herido durante un acto político después de que un hombre no identificado abriera fuego contra su convoy, en lo que sus colaboradores calificaron de intento de asesinato.

Desde entonces, Khan permanece casi siempre en su residencia de Lahore, la segunda ciudad más grande de Pakistán.

Fawad Chaudhry, uno de los principales colaboradores de Khan, declaró que la amenaza contra la vida de Khan hacía que sus comparecencias ante el tribunal fueran mucho más riesgosas y añadió: "No es humanamente posible comparecer ante los tribunales en un número tan alto de casos".

Según los analistas, el drama que rodea a Khan sólo parece haber aumentado su popularidad, subrayando su capacidad única para burlar las reglas de juego habituales en Pakistán para marginar a los líderes políticos caídos en desgracia con los poderosos militares del país.

Durante el verano, su partido, el Pakistán Tehreek-e-Insaf (PTI), obtuvo victorias aplastantes en las elecciones municipales de Punjab - provincia que a menudo sirve de referencia para la política nacional- y en la ciudad portuaria de Karachi.

Esas victorias políticas se consideraron también una respuesta al empeoramiento de la situación económica, que el nuevo gobierno se ha esforzado por resolver, y un repudio al establishment militar, que desde hace mucho ejerce una fuerte influencia en la política pakistaní.

Pero han provocado una creciente represión contra Khan y sus partidarios, que muchos ven como un esfuerzo coordinado de las autoridades para frenar sus perspectivas políticas.

Periodistas conocidos por simpatizar con Khan afirman haber sido hostigados por las autoridades. Los canales de televisión de noticias han prohibido la retransmisión en directo de los discursos de Khan. ARY News, uno de los principales canales, se vio obligado a dejar de emitir una entrevista a uno de los principales colaboradores de Khan en la que hacía comentarios contra los militares.

La crisis ha dado vuelta la situación de Khan, que se benefició de una estrecha relación con los militares cuando fue elegido primer ministro en 2018. En aquel momento, sus rivales políticos afirmaban que las autoridades habían llevado a cabo una campaña de coacción e intimidación que disuadió toda oposición a Khan y aseguró su éxito electoral.

Los funcionarios militares niegan esas acusaciones y sostienen que la institución ha adoptado una posición "neutral" en la actual crisis política. Los militares parecieron retirar su apoyo a Khan a principios del año pasado, tras lo cual los legisladores del Parlamento lo destituyeron con el voto de censura.

Desde entonces, las acusaciones planteadas por Khan de que los militares actuaban en connivencia contra él han sido cada vez más duras y directas, algo poco habitual en el sistema político de Pakistán, donde los militares ejercen una influencia intimidatoria.

Sin embargo, Khan conserva una gran popularidad, señal de que los métodos tradicionales de las autoridades para marginar a los líderes políticos pueden no ser suficientes para silenciar a un político populista en la era de las redes sociales, según los analistas.

Ahora, muchos temen que la detención de Khan agrave aún más la agitación política que ha envuelto al país en los últimos meses. Antes de que Khan fuera detenido, sus colaboradores advirtieron que ello desencadenaría disturbios masivos que podrían paralizar Pakistán.

c.2023 The New York Times Company

Traducción Elisa Carnelli

ap

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