Damián Szifron y su película Misántropo: ¿por qué pateó de puntín al medio?

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Diez años casi. Nos declaramos más fans de Damián Szifron que de Los Simuladores. Pensamos en cómo hizo para escribir el personaje de Bombita Darín más que en en la

actuación deRicardo Darín. Nos entregamos mansamente a su creatividad, a su mente brillante, a su perfil bajo como atributo. Diez años casi sin saber nada de él hasta el reciente estreno de Misántropo.

¿Y qué pasó? Fuimos corriendo para ver la última de Szifron. Así de corta.

En el momento de sacar la entrada no nos salió la palabra "misántropo" y pedimos para la última de Szifron. Nombramos al director y nos entendieron. Eso ya es hablar de una marca.

Damián Szifron es el director de "Misántropo". Foto Gabriel Machado
Damián Szifron es el director de "Misántropo". Foto Gabriel Machado

Arranque atractivo

La película arranca como un recital de Kiss. Es imposible no manotear el pochoclo y, en caso de no tener, salir a comprarlo. Fuegos artificiales, Año Nuevo, tiros, muertes, cadáveres por todos lados. El comienzo de la película es más atractivo que el trailer de cualquier pelicula.

Increíble, pensás: el tipo llegó a Hollywood para imponer las reglas de su propio juego de género. 

BANER MTV 1

¡Wau, man, ahí esta nuestro Quentin Tarantino! Damián "Fuckin" Szifron, te decís y codeás al de al lado, que no te conoce, pero entiende perfectamente el orgullo que produce ser argentino. Hasta se te pasa por la cabeza que el cantante de La Mosca le dedique una canción.

Una escena de "Misántropo", de Damián Szifron, que en inglés se llamo "To Catch a Killer".
Una escena de "Misántropo", de Damián Szifron, que en inglés se llamo "To Catch a Killer".

Ves el comienzo como diciendo, "yo te sigo desde Cemento". Ves la escena con emociones mezcladas y te acordás de sus comienzos, allá lejos y hace tiempo, con El fondo del mar. ¡Qué lejos has llegado, Damián!

Es como un triunfo. Como si un boxeador argentino ganara en el Madison Square Garden.

Corrección política

Pero con el correr de los minutos el entusiasmo decrece hasta llegar a la sensación de que podría ser una película más sobre otro asesino serial. La pirotecnia inicial, que amenazaba con un hit, termina en una especie de decepción que se traduce en una frase de pasillo: "Parece una de Netflix".

Encima, diálogos innecesarios, tediosos, plagados de corrección política y una fuerza policial que está en las antípodas de División Palermo. El fastidio se consolida con una solemnidad de la trama que se redondea, lamentablemente, con la metáfora blanda de un asesino "víctima del sistema" (¡vegano!).

Demasiado edulcorado. Tanto, que uno sospecha que los fuegos artificiales del comienzo son una figura alegórica de todas las exageraciones que iremos viendo en el desarrollo.

Misántropo patea de puntín al medio del arco. Imaginamos que nuestro director estrella tuvo que aceptar todas lxs reglas del #MeToo, como si su desembarco en lengua inglesa significara pagar derecho de piso y salir de la fórmula de Los Simuladores, su serie top eminentemente masculina.

Todo esto para guionar a un detective gay y a una mujer policía súper concentrada y sagaz. Al rato nos quedará un sabor amargo. Ni siquiera agridulce. Y nos preocupamos por Szifron y su posible mímesis con un director cualquiera que pretende un producto comercial de escasos kilates artísticos.

Escena de "Misántropo", de Damián Szifron, con la actriz Shailene Woodley. Foto EFE/Diamond Films
Escena de "Misántropo", de Damián Szifron, con la actriz Shailene Woodley. Foto EFE/Diamond Films

Es más, uno intuye que el coguionista, el tal Jonathan Wakeham, en realidad ocupó el rol de "espía creativo", supervisando o limitando la tarea imaginativa de nuestro querido realizador.

Casi diez años lo estuvimos esperando y ni siquiera se nos ocurriría identificarnos si, por casualidad, llegara a ganar el Oscar.

WD

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