Cuando las restricciones de asilo de la era de la pandemia terminaron este viernes temprano, los migrantes en el norte de México amanecieron con más incertidumbres: ahora para pedir asilo
A lo largo de la frontera entre Estados Unidos y México, la gente se inclinaba este viernes sobre sus teléfonos celulares tratando de acceder a una aplicación de citas que podría cambiar su futuro.
La administración del presidente Joe Biden introdujo las nuevas reglas de asilo en un intento por lograr que los solicitantes de asilo dejen de cruzar la frontera ilegalmente al reactivar y agudizar las sanciones previas a la pandemia y crear nuevas vías legales para el asilo que tienen como objetivo eliminar a los contrabandistas.
La transición al nuevo sistema se desarrolló durante la noche en medio de desafíos legales y esfuerzos desesperados por parte de los migrantes para cruzar una frontera fortificada con alambre de púas y tropas.
En Matamoros, México, al otro lado del Río Grande desde Brownsville, Texas, las familias migrantes —algunas de los cuales venían con sus chicos— dudaron solo brevemente cuando pasó la fecha límite antes de ingresar a las aguas del Río Grande, agarrando teléfonos celulares sobre el agua para iluminar el camino hacia los Estados Unidos.
Las autoridades estadounidenses gritaron a los migrantes que retrocedieran.
“Cuidado con los chicos”, gritó un funcionario a través de un megáfono. “Es especialmente peligroso para los niños”.
Por separado, en un campamento de migrantes al aire libre junto a un puente fronterizo en Ciudad Juárez, frente a El Paso, Texas, los teléfonos celulares estaban encendidos mientras los migrantes intentaban reservar una cita de asilo en línea a través de una aplicación administrada por la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de EE. UU.
“No hay otra forma de entrar”, dijo la venezolana Carolina Ortiz, acompañada de su esposo y sus hijos, de 1 y 4 años. Otros en el campamento tenían el mismo plan: seguir probando la aplicación.
Qué es el Título 42
La regla vencida, conocida como Título 42, estaba vigente desde marzo de 2020. Permitía a los funcionarios fronterizos devolver rápidamente a los solicitantes de asilo al otro lado de la frontera con el fin de prevenir la propagación de COVID-19.
Si bien el Título 42 impidió que muchos buscaran asilo, no tuvo consecuencias legales y alentó la repetición de intentos. Desde ahora, es peor. Los migrantes enfrentan la prohibición de ingresar a los EE.UU. durante cinco años y un posible enjuiciamiento penal.
En la frontera de Estados Unidos con Tijuana, cuando expiró el Título 42, no hubo una reacción visible entre cientos de migrantes que estaban bajo custodia de Estados Unidos entre dos muros fronterizos, muchos de ellos durante días con poca comida. Durmieron en el suelo bajo luces brillantes en el aire fresco de primavera. Los refugios en Tijuana se llenaron con aproximadamente 6.000 migrantes.
No estaba claro cuántos migrantes estaban en movimiento o cuánto podría durar la oleada. Para el jueves por la noche, el flujo parecía estar disminuyendo en algunos lugares, pero no estaba claro por qué o si los cruces aumentarían nuevamente.
Un funcionario estadounidense informó que la Patrulla Fronteriza detuvo a unos 10.000 migrantes el martes, casi el doble del nivel diario promedio desde marzo y solo un poco por debajo de la cifra de 11.000 que las autoridades han dicho que es el límite superior de lo que esperan después de que finalice el Título 42.
Más de 27.000 personas estaban bajo la custodia de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos, dijo el funcionario.
“Nuestros autobuses están llenos. Nuestros aviones están llenos”, dijo Pedro Cárdenas, comisionado de la ciudad de Brownsville, mientras los recién llegados se dirigían a lugares en todo Estados Unidos.
Canadá o España
La administración espera que un nuevo sistema sea más ordenado y ayude a algunos inmigrantes a buscar asilo en Canadá o España en lugar de en Estados Unidos.
Pero Biden ha admitido que la frontera será caótica por un tiempo. Los grupos de defensa de los inmigrantes han amenazado con emprender acciones legales, y los migrantes que huyen de la pobreza, las pandillas y la persecución en sus países de origen todavía están desesperados por llegar a suelo estadounidense a toda costa.
Las instalaciones de detención a lo largo de la frontera ya estaban muy por encima de su capacidad. Pero el jueves por la noche, el juez de distrito de EE.UU. T. Kent Wetherell, designado por Donald Trump, detuvo el plan del gobierno de Biden de comenzar a liberar a los migrantes con la condición de que se presenten en una oficina de inmigración en 60 días.
Las liberaciones rápidas también se activarían cuando las autoridades detuvieran a 7.000 migrantes a lo largo de la frontera en un día. El juez detuvo todo esto a pesar del hacinamiento.
En un comunicado, la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés) dijo que cumpliría con la orden judicial, al tiempo que la calificó de “fallo perjudicial que resultará en un hacinamiento inseguro... y socavará nuestra capacidad para procesar y expulsar a los migrantes de manera eficiente”.
Weatherell bloqueó las liberaciones durante dos semanas y programó una audiencia para el 19 de mayo sobre si extender su orden.
El secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, ya había advertido que se avecinaban más instalaciones de la Patrulla Fronteriza abarrotadas.
“No puedo exagerar la presión sobre nuestro personal y nuestras instalaciones”, dijo a los periodistas el jueves.
El miércoles, Seguridad Nacional anunció una regla para que sea extremadamente difícil para cualquier persona que viaje a través de otro país o que no haya solicitado asilo en línea, con pocas excepciones. También introdujo toques de queda con seguimiento por GPS para las familias liberadas en los EE.UU. antes de las evaluaciones iniciales de asilo.
Minutos antes de que entrara en vigor la nueva regla, los grupos de defensa presentaron una demanda para bloquearla.
La demanda, presentada en un tribunal federal de San Francisco por el Centro de Estudios de Género y Refugiados y otros grupos, alega que el gobierno de Biden “redominó” una política propuesta por el presidente Donald Trump que el mismo tribunal rechazó. La administración Biden ha dicho que su nueva regla es sustancialmente diferente.
El gobierno también dijo que está reforzando la expulsión de los migrantes que se encuentran no calificados para permanecer en los EE.UU. en vuelos como los que enviaron a casi 400 migrantes a Guatemala.
Entre ellos estaba Sheidi Mazariegos, de 26 años, quien llegó con su hijo de 4 años solo ocho días después de haber sido detenida cerca de Brownsville.
“Escuché en las noticias que había una oportunidad de entrar, lo escuché en la radio, pero todo era mentira”, dijo. Los contrabandistas la llevaron a Matamoros y las pusieron a las dos en una balsa. Rápidamente fueron detenidos por agentes de la Patrulla Fronteriza.
Mazariegos dijo que hizo el viaje porque es pobre y esperaba reunirse con sus hermanas que viven en los EE.UU.
El presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, notó un aumento en los traficantes en la frontera sur de su país que ofrecen llevar personas a los Estados Unidos y dijo que les estaban diciendo a los migrantes que la frontera de los Estados Unidos estaba abierta.
Al mismo tiempo, la administración ha introducido nuevos caminos legales expansivos en los EE. UU.
El camino para entrar legalmente
Hasta 30.000 personas al mes de Haití, Cuba, Nicaragua y Venezuela pueden ingresar si lo solicitan en línea con un patrocinador financiero y entran por un aeropuerto. Se están abriendo centros de procesamiento en Guatemala, Colombia y otros lugares. Hasta 1.000 pueden ingresar diariamente a través de cruces terrestres con México si consiguen una cita en la aplicación en un celular.
En los refugios en el norte de México, muchos migrantes optaron por no correr a la frontera y esperaron las citas de asilo existentes o la esperanza de reservar una en línea.
En el albergue Ágape Misión Mundial en Tijuana, cientos de migrantes esperaron su momento. Daisy Bucia, de 37 años, y su hija de 15 años llegaron al refugio hace más de tres meses desde el estado mexicano de Michoacán huyendo de amenazas de muerte, y tienen una cita de asilo el sábado en California.
Bucia leyó en las redes sociales que las restricciones de la era de la pandemia estaban terminando en la frontera entre Estados Unidos y México, pero no estaba segura de si era cierto y prefirió cruzar con certeza más tarde.
“Lo que la gente quiere más que nada es confundirte”, dijo.
Valerie González, Elliot Spagat y Giovanna Dell'Orto son periodistas de Associated Press.
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