Estaba en la cárcel condenado por violar a cinco mujeres. Tenía que hacerse un tratamiento de diálisis y dos guardiacárceles lo acompañaron al hospital. Pasó lo único que no podía pasar:
Emilio Zacarías Bustos (63), condenado a 21 años y 6 meses de prisión por abusar sexualmente a cinco mujeres, fue de la cárcel de Bouwer al hospital de Córdoba acompañado por dos agentes del Servicio Penitenciario de esa provincia, pero pese a eso logró escapar. El hecho ocurrió el 23 de abril.
En medio del tratamiento, una médica se dio cuenta que el preso se sacó la única esposa que tenía puesta y se escapó del tercer piso del centro de salud por el estacionamiento. Hay un detalle no menor: le faltan dos dedos de una mano y lo esposaron de ese mismo brazo, por lo que aprovechó esa circunstancia para zafarse.
Ese mismo lunes a la noche, el violador fue detenido en la casa de un familiar. Los dos guardiacárceles fueron imputados por "favorecimiento de evasión culposa".
Por la huída se pasó a disponibilidad de dos agentes con el fin de “atribuir o deslindar” responsabilidades en la fuga. No se descarta el pase a disponibilidad de otros efectivos que pudieran estar afectados a la custodia del condenado.
Después de ese caso, se conoció el de un condenado por homicidio que escapó de la cárcel de San Luis. Por el episodio, dos agentes del Servicio Penitenciario de esa provincia fueron pasados a disponibilidad.
Alberto Figueroa (61) estaba preso condenado a prisión perpetua por el crimen del kinesiólogo Darío Gramaglia, quien fue secuestrado y asesinado en 2004 en esa provincia.
La familia de la víctima había advertido a la justicia sobre el irregular tratamiento que recibía el ahora prófugo cuando éste solicitó en febrero pasado la semilibertad.
Figueroa estaba alojado hace cinco años la Colonia Penal, una suerte de granja para presos con conducta ejemplar. El predio que depende del Servicio Penitenciario y está ubicado en el kilómetro 796 de la Autopista de las Serranías Puntanas, cercado por un alambrado simple y una tranquera a pocos metros de esa vía rápida. El domingo a las 9.30, se dieron cuenta que no estaba. El asesino sigue prófugo.
Dos días antes a esa fuga, el viernes 28 de abril, dos presos limaron los barrotes y se escaparon por la entrada de la Seccional 1° de la cárcel de Morón. La cúpula de la comisaría fue relevada ante las sospechas de complicidad policial.
Uno de los presos fue recapturado a las pocas horas. Esta fuga fue la segunda en menos de una semana en la Provincia de Buenos Aires. La otra fue el domingo 23 de abril, cuando tres presos se escaparon de la comisaría 10 de Tres de Febrero. El lugar estaba sobrepoblado: había 16 presos donde entran cinco.
Según la versión policial, un oficial no le puso el candado a la celda y los presos lo amenazaron y redujeron con un palo con punta. Los delincuentes salieron por la puerta principal de la comisaría, ubicada en Sáenz Peña.
El raid delictivo no terminó en la fuga. Apenas pusieron un pie en la calle robaron un Peugeot 408, a dos cuadras de la comisaría. El auto fue abandonado en Villa Devoto.
En el mismo mes, pero el 16 de abril, cinco presos que estaban en la comisaría 1° de Avellaneda fugaron durante la madrugada. La técnica que aplicaron fue, otra vez, limar los barrotes de una ventana, con una sierra prefabricada, que sirve de ventilación en un baño de los calabozos.
A la mañana siguiente, los agentes hicieron una recorrida por las instalaciones y detectaron que los barrotes estaban cortados. Así se percataron que Fernando Maggio (31), detenido por una tentativa de robo; Lucas Raúl Daniel Verón (21), apresado por robo en poblado y en banda; Leandro Ezequiel Giménez (20), por robo agravado con arma de fuego; Alan Ariel Verón (23), por robo en poblado y en banda; y Gabriel Horacio Roldán (39), detenido por tentativa de robo se habían fugado.
Los hombres ingresaron al patio exterior y, desde ahí, subieron a los techos con ayuda de una sabana para luego fugarse. Al día siguiente, Maggio fue detenido en el barrio de Villa Corina, en Villa Dominico, cuando caminaba por la calle. A los otros cuatro los siguen buscando.
Con la misma táctica que usaron en la comisaría de Avellaneda, tres presos fugaron de la comisaría 21 en Rosario. Dos de los prófugos fueron detenidos. Uno de ellos, Jorge Cardozo, fue encontrado en el sudoeste de la ciudad. Tenía en su poder un pistolón calibre 14.
El otro recapturado fue Rodrigo Ezequiel Martínez, quien caminaba junto a una mujer por la zona oeste de Rosario y al momento de su detención portaba un arma casera. El tercer preso, Oscar Gómez, sigue prófugo.
Las fugas en grupos de tres no pararon en abril. A principios de mes, tres presos huyeron de la comisaría Distrital Noreste Sexta, de Villa Celina, alrededor de las 2.30. Luego de reducir a un detenido que escapaba, otros presos agredieron a la oficial de guardia y se escaparon Miguel Ángel Gómez, Alan Mauricio Moreira y Claudio Oscar Vadala.
Mientras que los demás detenidos armaron un motín exigiendo ser trasladadas a unidades carcelarias, lo que derivó en la intervención del grupo Halcón.
Más fugas insólitas sucedieron en abril como el escape de un preso esposado -Víctor Hugo Gómez (29)- en la subcomisaría 12° de Los Troncos de Santa Fe. El día que entró, escapó. Estaba a la espera de ser trasladado a otra sede policial con lugar para alojamiento cuando, cerca de las 21 aprovechó "una distracción" de los guardias para escapar por los fondos de la dependencia. Una hora y media después fue atrapado.
Otra huída ocurrió el 14 de abril cuando un preso -Ezequiel Alberto Schefer (45)- se sacó las esposas y salió corriendo de la comisaría 10° de la ciudad de Santa Fe.
También dos presos fugaron tras limar los barrotes del calabozo de la comisaría de Tapalqué, Provincia de Buenos Aires, durante la madrugada del 28 de marzo. Juan Carlos Harika Mendoza (37) y Juan Ramón Barreto Villalba (32) fueron capturados.
A principios de marzo, cuatro presos alojados en la Comisaría Vecinal 7C del barrio porteño de Flores se fugaron de madrugada por los techos de las viviendas linderas. Uno de los detenidos logró escaparse de su calabozo rompiendo un enrejado que estaba sin protección y luego abrió otras celdas.
Víctor José Pana (18), David Ferrari (32), Diego Guerrero (23) y Luis Silveyra (34) huyeron, pero al día siguiente, el cinco de marzo, Ferrari fue apresado nuevamente. Se había teñido el pelo de rubio y usaba gorra.
El hecho coincide con el colapso de presos en las alcaidías porteñas de la Ciudad de Buenos Aires. En las seccionales hay 1.284 detenidos cuando la capacidad es de 543.
Datos oficiales
No hay cifras oficiales de la cantidad de presos que logran escapar de las comisarías, pero sí de las cárceles. El Sistema Nacional de Estadística sobre Ejecución de la Pena hizo el último informe en el 2021 donde registra las huidas de los detenidos en los servicios penitenciarios provinciales y el federal.
En el documento se informa la respuesta de los detenidos a la consulta de si "¿tuvo intentos de fugas o evasiones durante el último año?". Del total de 101.267 presos, 190 contestaron que intentaron la evasión y 257, la fuga.
A su vez, el Servicio Penitenciario Federal (SPF) consignó que no hubo fugas de procesados en sus cárceles, mientras que en las provincias registraron 16 casos. En las cárceles de la Provincia de Buenos Aires se escaparon cuatro presos, en Córdoba uno, en Chubut dos, en Mendoza uno, en Río Negro tres y en Santa Fe cinco.
La misma tendencia siguió con los condenados. En el SPF no se registraron fugas, pero sí en las provincias, 74: Buenos Aires (30), Corrientes (2), Chaco (2), Entre Ríos (1), Mendoza (22), Misiones (1), Río Negro (4), Santa Cruz (4) y Santa Fe (8).
MG
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