Uno de los dueños de Paladini se confiesa: "Frente a la inflación, hacemos malabares"

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Todos los días unos 1.700 cerdos de 220 a 240 kilos y en el que es un viaje muy cuidado llegan en camiones jaula a una sucesión de seis plantas sobre el

río Paraná en Villa Gobernador Gálvez, a pocos kilómetros de Rosario. Bienvenidos a los 43.000 metros cuadrados de Paladini que cumple con el clásico concepto de Antoine Lavoisier: nada se pierde todo se transforma.

Por las nuevas reglas de bienestar animal, los cerdos se duermen y luego se convierten en salamines, mortadelas, jamones, hamburguesas y hasta sus huesos, tan ricos en calcio, se destinan a distintos medicamentos. Cuentan con plantas potabilizadoras de tratamiento de agua y residuos. En esa industria, con equipos daneses de última generación, lo primero que llama la atención es el amplio laboratorio y la sala de pruebas donde ensayan combinaciones para una empresa que tiene como lema la innovación.

Paladini está integrada verticalmente y con 12 mil madres en sus criaderos de Santa Fe y San Luis es la principal productora de cerdos del país. Es, además, la mayor empresa de alimentos de Santa Fe, la numero uno en refrigerados de la Argentina y contabiliza la šsegunda mayor cadena de frío después de La Serenísima.

La familia Paladini llego de Lucca, Italia, a principios de 1900 pero la historia se inicia cuando Juan, nacido en la Argentina, arrancó con los chacinados para parientes y amigos y en 1923 se inauguró la primera fábrica. Juan tuvo cuatro hijos y murió joven, a los 42 años. El negocio quedó en manos de la abuela María Davalle..

El gran salto llegó en los años 60 con la ampliación de la planta, una decisión que llevó adelante Roberto Paladini, el menor de los hermanos, fallecido en 2020 y padre de Pablo que expresa a la tercera generación apoyada en un management profesional como Gustavo Bonvechi, el CEO y Marcelo Diaz su director comercial. En 2011 Paladini decidió reconvertirse desde un frigorífico a una empresa de alimentos. “Hacemos malabares”, dice Pablo Paladini cuando se le pregunta qué hace ante la inflación.

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Parecen contra culturales. Decidieron invertir $ 4.000 millones en nuevas líneas de producción para una oferta de productos que atienda a todos los segmentos. ¿La receta?Baja de costos, tecnología y aventurarse a los congelados, milanesas de soja, quesos especiales, pastas, y comida lista para llevar y vegetales para la cima de la pirámide social. Y lanzaron fiambres, salchichas, rebozados de pollo y hamburguesas de cerdos y de soja para quienes no llegan a fin de mes.

Se volcaron más al comercio minorista que a los supermercados, que “les pisan los pagos” y ahora representan 13% de sus ventas. Así, buscan defenderse frente a una caída de 2% del consumo.

“Nosotros mantenemos el volumen pero nos cuesta cada vez más”, dice Marcelo Díaz. Paladini tiene el 23% del negocio de alimentos. Un dato de lo que está pasando en la base de la pirámide es que tienen una producción récord de salchichas de 2 millones de paquetes de seis unidades por día. “Podríamos elaborar más, la salchicha es la comida principal en muchos hogares”, amplia Diaz.

Detectan que la clase media se pasó del jamón a la paleta y hoy el 85% de sus ventas son fiambres, quesos y salchichas. Cuentan con 2.200 empleados.

Pablo Paladini reivindica ser una empresa familiar que, si bien no tiene un prestamista de última instancia como las multis ni puede acceder a créditos a tasas internacionales, “cuenta con el apoyo de los accionistas que están a la vuelta de un llamado telefónico, lo que nos da flexibilidad. Cumplimos cien años”.

-¿Están exportando?

-La brecha cambiaría y la inflación lo desalienta. Enviábamos 11 contenedores a China y 20 a Rusia todos los meses antes de la pandemia. Ahora algo a Paraguay y tres contenedores cada tres meses a China. Nos reconocen un dólar de $220. Es a pérdida.

-¿Los afecta el cepo importador?

-Importamos algunos insumos críticos y no accedemos a los dólares. Pero esta es la única empresa de su tamaño con el apellido de sus dueños. Y somos cumplidores. Nuestros proveedores del exterior entienden la situación y nos ayudan.

-¿Cuál es su expectativa para 2024?

-La empresa está sin deuda y sólida en un contexto de alta volatilidad, por lo tanto predomina la cautela en nuestras decisiones.