La biblioteca del Papa, nueva usina high tech de San Miguel

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El colegio Máximo, ubicado en la populosa localidad de San Miguel, fue inaugurado en 1931 por orden de la Santa Sede para actividades religiosas y educativas y perteneció desde siempre a la

Compañía de Jesús. Allí estudió teología Jorge Bergoglio y se lo recuerda especialmente en el ala de la que fue su biblioteca a la que se hace referencia como la “biblioteca del Papa”. Con el tiempo y la crisis, parte de las actividades religiosas se trasladaron a Córdoba y en un acuerdo con el municipio de San Miguel se utilizan varias instalaciones del Colegio Máximo para lo que es un centro de capacitación sui generis. El intendente, Jaime Méndez, 49 años, que asumió en 2019 por primera vez y pertenece al Pro, instruyó crear un polo tecnológico a Juan Cabrera, subsecretario de Economía del Conocimiento. Hubo intercambio con ciudades como Rafaela y Tandil, pero se dieron cuenta que las necesidades eran otras para una San Miguel, un partido con cuatro localidades, 320.000 habitantes, y que es una referencia para otros partidos del conurbano. El grueso de la actividad es la comercial manifestada en todos los tamaños y con curiosidades como que el local de Frávega del lugar que es el que más vende en todo el país.

Armaron una mesa de diálogo y sumaron a Digital House, la UTN, la Fundación Telefónica, las cámaras de la economia del conocimiento como Argencon, Cessi. Y fueron asesorados por la organización La Ciudad Posible que facilita procesos de regeneración urbana y territorial e incuba emprendimientos. De esa manera articularon en función de las necesidades del lugar, diseñaron cursos breves muy focalizados para la actividad de San Miguel que contabiliza 10.000 comercios. Los estudiantes son albañiles, electricistas, los que trabajan en delivery y numerosos pequeños comerciantes. La edad promedio es 30 años y el objetivo común, “reinventarse”. Ya suman 6.000 personas, la mayoría becada para cursos intensivos que abarcan desde programación, marketing, estratégicas de posicionamiento en redes, manejo de datos, por citar algunos.

Cuando en el 2001 cayó Arthur Andersen la mayor red de auditoría del mundo, arrastrada a su vez por la quiebra del coloso energético Enron, dos contadores de la filial de Arthur Andersen en la Argentina, Pablo San Martín y Rubén Suárez, decidieron arrancar por su cuenta en SMS. Primero para dar servicio a los clientes de la región. Pero enseguida intuyeron que había que adoptar los protocolos más exigentes y se convirtieron en la única firma, con sede en el país, en haber sido admitida como miembro pleno del Forum of Firms, comité independiente de IFAC (International Federation of Accountants), que agrupa a las auditoras del mundo que trabajan bajo las normas internacionales de auditoría y control de calidad. Desde ese momento comenzaron a armar su propia red de corresponsales y ya cuentan con 60 oficinas en 21 países en la región y 2.800 profesionales. La novedad es que acaban de aterrizar en Estados Unidos con una oficina en Dallas para atender a la comunidad latina. Y de pronto se transformaron en una fuerte exportadora de servicios desde Buenos Aires. Así auditan, pagan sueldos, realizan la contabilidad y asesoramiento, siempre dentro de la región. Cuentan con 650 profesionales y están en búsqueda permanente de nuevos talentos. También intervienen en transacciones de empresas en los contratos de compra venta. San Martín dice que ha vuelto el interés por el país: “Para quienes toleran el riesgo, Argentina es una oportunidad única”.

En Ingeniero White y desde hace 21 años se encuentra la planta de Profertil, productora de urea, el fertilizante que agrega nitrógeno al suelo y es imprescindible para los cultivos de maíz y trigo. Profertil es fruto del casamiento entre YPF y la empresa canadiense Nutrien que decidieron unirse para producir el fertilizante de urea granulada. Marcos Sabelli, que la preside en nombre de YPF, acaba de sumarse como directivo a la de la Asociación Internacional de Fertilizantes (IFA, por su sigla en inglés) que se reunió en Praga. Allá Sabelli afirmó que “la producción anual de 1,3 millones de toneladas de urea que aporta Profertil al país juega un papel esencial para que los productores alcancen altos rendimientos en sus cultivos. Es un diferencial y consolida el camino de Argentina como un actor relevante en la producción de alimentos a nivel mundial”. Eso sí, Sabelli no dio ninguna pista acerca del proyecto de ampliación de la planta que trajo desaveniencias con el socio canadiense reticente a desembolsar su parte para una inversión que insume US$ 1.300 millones.

Kamay Venture, el fondo de inversión que comparten Coca Cola y Arcor, sigue de shopping. Esta semana sumó a la startup colombiana BACU que está desarrollando soluciones disruptivas que permiten conocer a los consumidores, qué y cuándo eligen los productos, controlar inventarios, optimizar el sistema de pagos y el trabajo de los mozos en los restaurantes.. BACU se propone hacer llegar su tecnología de manera masiva para optimizar sus costos. Con la inyección de capital que recibió por parte de Kamay Ventures, la startup ingresará a Argentina, Chile, Perú y México.

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