Elecciones en España: el desgaste del PSOE en el poder y los nuevos liderazgos en el Partido Popular

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Comenzó este domingo en España un ciclo electoral que culminará dentro de seis meses, con las elecciones generales de diciembre. Seis meses que a la izquierda que gobierna se le harán cuesta

arriba mientras a la derecha que aspira a hacerlo se le hace agua la boca.

Después de un año de duelo verbal, finalmente el socialdemócrata Pedro Sánchez, presidente del gobierno, y Alberto Núñez Feijóo, líder de la oposición, se encontraron en unas elecciones que, a pesar de no serlo, se jugaron en tono de contienda nacional.

El de este 28 de mayo fue un primer ensayo desde que Núñez Feijóo llegó a la presidencia del Partido Popular (PP) -en abril del 2022- para la puesta en escena de diciembre, donde los españoles decidirán si prefieren seguir siendo gobernados por la izquierda o si es hora de cambiar de rumbo, como lo dejaron claro este domingo.

El PSOE llegó a estas elecciones municipales y regionales con cierta fatiga y desgaste por los cinco años de Pedro Sánchez en el poder, una gestión que se vio tironeada por los desacuerdos con Podemos, el socio minoritario en la coalición con la que Sánchez gobierna desde 2020, o las concesiones a los partidos independentistas a cambio de apoyos parlamentarios.

Los festejos del Partido Popular en Madrid tras el triunfo. Foto AFP
Los festejos del Partido Popular en Madrid tras el triunfo. Foto AFP

La caída del PSOE


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Lejos del músculo bien tonificado que el socialismo lució en 2019, cuando venía de haber desalojado a Mariano Rajoy de La Moncloa con una moción de censura, la pérdida de territorios emblemáticos este 28M predice una segunda mitad del año en la que el único estímulo para Sánchez será la presidencia de la Unión Europea que España tendrá en sus manos a partir del 1 de julio.

En aquel 2019, el PP sufrió una sangría sin antecedentes y perdió las elecciones por una diferencia de 1,5 millones de votos.

Sin embargo, ésta, la del 28M, será una noche de fiesta larga para los azules, el color que identifica al Partido Popular. Aunque la resaca del día después les provoque jaqueca crónica apenas tomen conciencia de que si el PP llega a gobernar en tantas comunidades autónomas -como nunca antes en su historia- es porque aceptó meterse en la cama con la ultraderecha de Vox.

Su líder, Santiago Abascal, hablaba de Vox en la noche electoral como “el partido absolutamente necesario para construir la alternativa al socialismo”. Y apenas cerraron los colegios electorales, se supo que ya había formado las comisiones negociadoras que empezarán el tire-y-afloje con los de Núñez Feijóo.

Desde las últimas elecciones de 2019, el PP recuperó casi dos millones de votos que, a decir verdad, no son sólo mérito propio: la disolución del partido liberal Ciudadanos -que en 2019 reunió 1,6 millón-, le aportó un shock vitamínico que hoy le permite celebrar la conquista de 30 capitales de provincia y 9 de las 12 comunidades autónomas que renovaban autoridades este domingo.

“Hemos recuperado la mejor versión de nuestro partido”, dijo Alberto Núñez Feijóo, presidente del PP, cuando salió al balcón de la sede de la calle Génova escoltado por los mejores alumnos del partido: Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid, y José Luis Martínez-Almeida, alcalde de la capital española. Ambos candidatos al cuadro de honor de empleados del mes: se presentaron para ser reelectos en sus territorios, tarea que no sólo lograron sino que gobernarán con mayoría absoluta.

Liderazgos


Ese 31,5 por ciento de los votos que convirtió al PP en el partido más elegido este 28 de mayo da, además, alivio al liderazgo de Núñez Feijóo, el caudillo gallego que dejó su pago chico para asumir la conducción del partido hace un año.

Sucedió luego de la implosión de la cúpula de los populares que produjo la disputa entre Díaz Ayuso y Pablo Casado, presidente del PP entre 2018 y 2022.

Pilar Alegría, la vocera del PSOE, tras la derrota. Foto AFP
Pilar Alegría, la vocera del PSOE, tras la derrota. Foto AFP

Díaz Ayuso, una licenciada en periodismo que no oculta su rechazo al peronismo ni esquiva criticar al kirchnerismo, le negó a Clarín que su próximo paso sea postularse a gobernar España. Sin embargo el efecto tornado que provoca en las urnas no deja de ser un fantasma, tan latente como inquietante, si se le llegara a ocurrir disputar el sillón de la cúpula del PP para aspirar a ser presidenta de los españoles.

A Núñez Feijóo le gustó decir desde el balcón que España está frente a un nuevo ciclo político.

En noviembre del año pasado, días ante de una gira por Argentina, le había confesado a Clarín: “Viajo como candidato a presidente del gobierno de España”.

Los resultados de este domingo podrían acercarlo a ese anhelo, aunque en el PP prefieran fingir demencia y no nombrar a Vox.

Eran las doce y media de la noche cuando Díaz Ayuso, Martínez-Almeida y Núñez Feijóo salieron a saludar al balcón. Luego de apela a las ganas y “al modo de vida liberal”, Díaz Ayuso se despidió con un “¡Viva Madrid, Viva España!”, leit motiv con el que suele cerrar sus discursos Abascal para despedirse en los actos de Vox.

Habrá poco tiempo para los festejos: el lunes 29 arranca la precampaña para las generales de diciembre.

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