Con reservas en baja, el FMI todavía no confirma la reunión para cerrar el acuerdo con Sergio Massa

Economia
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Después del viaje de 11 días a China para renovar el swap de monedas por otros tres años, el ministro de Economía Sergio Massa estaba llegando anoche a Buenos Aires. Y tan

pronto como pise la pista de aterrizaje, toda su atención estará puesta en las negociaciones con Estados Unidos, donde se juega la posibilidad de obtener los dólares necesarios para evitar una nueva corrida y, de esa manera, llegar a las elecciones con la economía lo menos "chocada" posible.

En su equipo económico dejaron trascender que el viaje para cerrar un acuerdo con el FMI será "en 10 días", pero desde Washington las señales no parecen ser las mismas. Según pudo saber Clarín, el organismo no confirmó todavía cuándo tendrá lugar el encuentro. En rigor, dentro del Palacio de Hacienda también hay dudas. Así, sin una fecha concreta aún definida, todo parece indicar que la discusión por el adelanto de desembolsos sigue abierta. 

Pasados ya dos meses y medio desde el último contacto cara a cara con la titular del Fondo, Kristalina Georgieva, y no está claro si el Gobierno recibirá los US$ 10.600 millones en junio ni si servirán para intervenir en el mercado cambiario. Massa solicitó las dos cosas a mediados de abril, cuando en el marco de la asamblea anual del FMI y el Banco Mundial le pidió a Georgieva un "rebalanceo" del acuerdo ante el incumplimiento creciente de metas por el impacto de la sequía.

El monto incluía desembolsos de junio, septiembre y diciembre, pero el tiempo pasó y prácticamente se vino encima la próxima revisión del acuerdo, el vencimiento de US$ 2.700 millones el 22 de junio y el cierre de candidaturas dos días despúes. Si se suman los pagos de julio al Fondo y a los bonistas, es imposible para la Argentina cancelar US$ 6.300 millones solo con el desembolso de US$ 4.000 millones previsto para junio por el actual programa.

En un intento por alejarse del precipicio, Massa logró ampliar el monto de libre disponibilidad del swap chino de US$ 5.000 a US$ 10.000 millones, lo que permitirá por un tiempo postergar el pago de importaciones con dólares. Al día de hoy, ya se autorizaron US$ 2.177 millones. La incógnita es si, en la disputa con China por recursos naturales y la influencia en la región, el Tesoro de EE.UU. estará dispuesto a que el Fondo habilite dólares para intervenir.

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En la oposición, donde dicen mantener contactos informales con el organismo, creen que no. La especulación de dos técnicos "cambiemitas" es que podrían permitirle algo del calibre de los US$ 60 millones por día que usó Nicolás Dujovne. Esa suma sería el doble de lo que estaría destinando ahora el Banco Central y se aproxima a lo que necesita Massa, pero la condición sería una devaluación, algo a lo que se resiste sobre todo Cristina Kirchner.

El extitular del Banco Nación, Carlos Melconian, ya le sugirió en junio del año pasado a la vicepresidenta un "fabregazo" -una devaluación como la que aplicó en su gestión en 2014 el presidente del Banco Central, Juan Carlos Fábrega- para evitar el riesgo de que lo haga el mercado. Un año más tarde, Massa mantiene la brecha cambiaria del 100%, por debajo de la que dejó la renuncia de Martín Guzmán bajo el asedio de Cristina, pero en varios aspectos el escenario es mucho más frágil.

Massa tuvo que endurecer el cepo en las últimas semanas con menos dólares a empresas y gobernadores, crecen las señales de enfriamiento de la actividad por la sequía y las trabas a importadores, y en dos meses se perdieron US$ 4.000 millones de reservas brutas. El drenaje es por pagos al FMI, pero también por contener el CCL y MEP abajo de los $ 500, lo que consumió casi todos los US$ 850 millones de dólar soja que compró el Banco Central.

La intervención garantiza así cierta estabilidad de los dólares paralelos, pero la sangría de reservas -las netas siguen en terreno negativo- actúa a la vez como un factor de presión sobre las expectativas de devaluación y la misma estabilización buscada por Massa. Tampoco ayuda la caída del 10% del precio de la soja en el último mes, la evolución de la cosecha y el aparente sobrante de pesos que tiene la economía, que el Fondo exige restringir.

El riesgo, según un informe del IERAL, es que "cuando las reservas empiezan a caer, el mercado incrementa las expectativas de devaluación y esto hace que la escasa oferta de dólares de este mercado se contraiga aún más y se acelere la demanda, exigiéndole (implícitamente) a la autoridad monetaria un mayor ritmo devaluatorio con el claro peligro que termine siendo disruptivo si el mismo no es acompañado en el marco de un plan de estabilización".

En la agenda más inmediata del ministro aparece otro determinante del clima financiero y cambiario, que es el dato de inflación se conocerá el miércoles 14 de junio. Los economistas esperan una cifra cercana al 9% en mayo, por encima del dato del 8,4% que gatilló la última corrida. "Cada dato de inflación impone más nerviosismo. Una situación en donde todos esperamos que algo suceda, pero sigue empeorando", señaló un informe de LCG.