Guerra en Ucrania: el papa Francisco envía a Kiev a un experimentado mediador

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El cardenal Matteo Zuppiviajó este lunes a Kiev enviado por el papa Francisco, en el marco de los intentos de mediación que busca llevar adelante el pontífice argentino.

Si

bien Zuppi no tiene previsto hacer declaraciones sobre su misión, sí condenó desde Kiev que la guerra haya afectado a los niños ucranianos.

"Es inaceptable que la violencia de esta guerra haya afectado a los niños. El Papa Francisco, hablando de Ucrania, usó una expresión muy hermosa: Tus lágrimas son mis lágrimas, tu dolor es mi dolor. Y hoy digo que sus hijos son nuestros hijos", dijo Zuppi en una reunión con el comisionado de Derechos Humanos del parlamento ucraniano, Dmytro Lubinets.

"Puedo hablar de esto porque muchos niños vinieron a Italia y fue muy agradable ver la hospitalidad con la que los italianos recibieron a los niños ucranianos", agregó.

Un experto mediador


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El Cardenal Zuppi, durante una entrevista con Clarín. Foto: Cézaro de Luca
El Cardenal Zuppi, durante una entrevista con Clarín. Foto: Cézaro de Luca

La elección de Zuppi, considerado por muchos como el futuro Papa, para viajar a Kiev no es causal. Este cardenal ya medió en la resolución de los conflictos de Mozambique, Burundi o Guatemala. Tanto él como Bergoglio son conscientes de que sólo con el diálogo se pondrá fin al conflicto en Ucrania.

La visita de Zuppi, como enviado del Papa a Ucrania, se produce "en el contexto de mantener un diálogo diplomático constante con la Santa Sede", le dijo a ANSA el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de Ucrania.

"Lo vemos como otra oportunidad para que el Vaticano vea de cerca la realidad de la guerra de agresión de Rusia", indicaron en Kiev. Y agregaron que el gobierno de Volodimir Zelenski "espera esfuerzos del Vaticano para ayudarnos a traer a casa a los niños ucranianos que han sido llevados ilegalmente y por la fuerza a Rusia".

La visita de Zuppi, arzobispo de Bolonia y Presidente de la Conferencia Episcopal Italiana (CEI), se trata de "una iniciativa cuyo principal objetivo es escuchar en profundidad a las autoridades ucranianas sobre los posibles caminos para alcanzar una paz justa y apoyar gestos de humanidad que contribuyan a aliviar las tensiones", informó un comunicado de prensa la Santa Sede.

Raudamente, el Kremlin avisó escuetamente que el presidente ruso, Vladimir Putin, aún no ha programado una reunión con el cardenal Zuppi.

La noticia del encargo dado al cardenal Zuppi fue dada a conocer por la Oficina de Prensa del Vaticano el 20 de mayo pasado. Anteriormente, el propio Papa había hablado de una "misión" de paz para el atormentado país de Europa del Este.

Para Kiev, la visita de Zuppi servirá para ver de cerca la agresión de Moscú. Foto: Reuters
Para Kiev, la visita de Zuppi servirá para ver de cerca la agresión de Moscú. Foto: Reuters

Fue entonces el cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado, interrogado más tarde al margen de algunos actos, quien explicó que no se trata de una misión que tenga "como objetivo inmediato la mediación", sino que tiene el objetivo de "tratar sobre todo de favorecer el clima, de favorecer un ambiente que pueda conducir a caminos de paz".

Los "interlocutores serán Moscú y Kiev por el momento, luego ya veremos", dijo Parolin, señalando no obstante que en este diálogo "no queremos excluir a nadie".

El agradecimiento por la iniciativa de la Santa Sede provino este lunes del ministro de Relaciones Exteriores de Italia, Antonio Tajani.

"Estamos a favor de todas las iniciativas de paz -dijo el canciller- apreciamos el esfuerzo que está haciendo la Santa Sede para ayudar a poner fin a la guerra".

Zuppi: "Toda guerra termina con una negociación"


"Toda guerra termina con una negociación", aseguraba en una reciente entrevista el arzobispo de Bolonia, que es conocido por ser "un cura de calle" volcado con los más pobres y los migrantes, a pesar de haber sido nombrado cardenal.

Estas características, pero sobre todo su trabajo de mediación en los acuerdos de paz en Mozambique en 1992, en Guatemala a mediados de la década de 1990 y por su colaboración con Nelson Mandela para el alto el fuego en Burundi en 2003, han llevado al pontífice a confiarle, acaso, la misión más delicada de todo el pontificado.

Según la intención del papa, Zuppi será el único interlocutor con los presidentes ruso, Vladímir Putin, y ucraniano, Volodimir Zelenski, aunque aún no se ha comunicado una fecha para el viaje a Moscú.

"Hay que mantener todos los canales abiertos, para detener la masacre, no hay otro camino", explicó a Corriere della Sera antes de saber que el papa lo elegiría a él en su delicada y casi imposible misión de paz, sobre todo cuando parece que ni Ucrania ni Rusia pretenden dialogar.

Nacido en Roma el 11 de octubre de 1955, Zuppi fue ordenado sacerdote para la diócesis de Palestrina en 1981 y de 2000 a 2012 fue el asistente eclesiástico general de la Comunidad de fieles laicos de San Egidio tras conocer a su fundador, Andrea Riccardi.

En 2012 fue designado obispo auxiliar de Roma por Benedicto XVI, mientras que Francisco lo nombró arzobispo de Bolonia en 2015 y, cuatro años más tarde, cardenal.

En la Comunidad de San Egidio, conocida como la ONU de Trastevere, el barrio romano donde tienen su sede, rige un absoluto silencio porque serán seguramente ellos, con un amplio historial en labores de mediación, quienes ayuden a Zuppi en su misión.

La propia Comunidad está implicada en un intensa tarea humanitaria en Ucrania, con más de mil toneladas de ayuda, cuatro centros de distribución y una densa red de relaciones también con el Patriarcado de Moscú.

Zuppi no hara declaraciones

El momento es delicado y la Conferencia Episcopal Italia ha señalado que "el cardenal no emitirá declaraciones hasta que lo considere oportuno, de acuerdo con el papa y la Santa Sede", cuando se recuerda que en 2003 Karol Wojtyla envió a dos cardenales a Bagdad y Washington en un vano intento de frenar la segunda Guerra del Golfo.

La Conferencia Episcopal Italia ha señalado que "el cardenal Zuppi no emitirá declaraciones". Foto: Cézaro De Luca
La Conferencia Episcopal Italia ha señalado que "el cardenal Zuppi no emitirá declaraciones". Foto: Cézaro De Luca

Zuppi sabe que las negociaciones son largas y se necesita paciencia, como en Guatemala, donde el acuerdo de paz llegó en 1996 al amparo de la ONU, pero el papel de la Comunidad de San Egidio fue decisivo, como indicó el propio arzobispo.

Reuniones secretas

"Las conversaciones habían durado varios años pero no se había establecido confianza, entendimiento entre una parte y la otra. Esto fue posible, precisamente, por estas reuniones secretas que organizaba la Comunidad sin sustituir el ejercicio de Naciones Unidas. Optamos por hacer esto y luego seguir acompañando el proceso que entonces presidía la ONU y que condujo a la firma del acuerdo de paz en Guatemala", explicó entonces.

Zuppi también participó junto al metodista irlandés Harold Good, que fue testigo del desarme del IRA, en el acto que se celebró en el Ayuntamiento de Bayona el 8 de abril de 2017 donde se entregaron los documentos con las localizaciones de los depósitos de armas de ETA a los integrantes de la Comisión Internacional de Verificación (CIV).

El arzobispo de Bolonia había intentado con San Egidio una mediación entre ETA y el Gobierno español, que sin embargo fracasó porque el grupo terrorista nunca llegó a fiarse.

La presencia de Zuppi "pretendía ser la de un testigo moral, conocido por haber participado en varios procesos de reconciliación internacional, y está conectada con el trabajo por la paz de la Comunidad de San Egidio, que contribuyó a superar esta dolorosa página de la historia española", explicó el movimiento católico ante el malestar de una parte de la Iglesia vasca.

En 1990, Riccardi, el fundador de la Comunidad de San Egidio, y Zuppi desempeñaron el papel de mediadores en las negociaciones entre el Gobierno de Mozambique, entonces controlado por los socialistas del Frente de Liberación, y el partido Resistencia Nacional, enfrentados desde 1975 en una cruenta guerra civil.

La mediación condujo el 4 de octubre de 1992, festividad de San Francisco de Asís y tras veintisiete meses de negociaciones, a la firma de los acuerdos de paz de Roma que pusieron fin a las hostilidades.

ANSA y EFE

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