Condenan a 20 años de cárcel a un profesor de lengua por abusar de ocho alumnos

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El ex profesor de lengua Adrián Dario Rowek (53) recibió una condena a 20 años de prisión por abusar a sus estudiantes. Además, quedó inhabilitado de forma perpetua para el ejercicio de la

docencia con menores de edad. Tres años antes lo habían detenido en su casa del barrio porteño Villa Real, donde estaba acostado en la cama con uno de sus estudiantes, menor de 14 años.

Los jueces del Tribunal Colegiado de la Justicia en lo Penal, Contravencional y de Faltas Natalia Ohman, Gabriela Zangaro y Ricardo Baldomar sostuvieron que "valiéndose de su condición de docente y de la confianza que las familias habían depositado en él para cuidar y orientar a sus hijos, cometió distintos delitos contra la integridad sexual de ocho niños y adolescentes de entre 12 y 15 años edad que eran sus alumnos o lo habían sido entre 6° y 7° grado de la escuela primaria".

El Tribunal condenó al ex docente del Colegio de Educación Primaria “Abel Ayerza” por cometer los delitos de abuso sexual agravado y abuso sexual con acceso carnal agravado (las víctimas tenían entre 13 y 15 años), grooming, tenencia de material de abuso sexual infantil y suministro de material pornográfico a un menor de edad.

El Ministerio Público Fiscal porteño había solicitado una pena de 40 años de prisión para Rowek, conocido por los docentes, familiares y alumnos como “Pipi”. La Unidad Fiscal Especializada en Delitos y Contravenciones Informáticas de la Ciudad (Ufedyci), a cargo de Daniela Dupuy, hizo la acusación.

Los fundamentos se conocerán el viernes 7 de julio. Desde ese momento, las partes podrán apelar la condena. Pese a que la sentencia no está firme, el Tribunal ordenó que se mantenga la prisión preventiva de Rowek.

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Rowek en el momento de su detención.
Rowek en el momento de su detención.

La Ufedyci estableció el modus operandi que el imputado desplegó con sus víctimas, desde sus inicios como encargado de la enseñanza en los años' 90 hasta el momento de su detención en mayo de 2020.

Los comportamientos del docente consistían "en la imposición y provocación de comunicaciones a través de las redes sociales de alto tenor sexual por parte de Rowek, preguntas insistentes sobre la sexualidad, envío y exhibición de material pornográfico, incluso fotos de sus propios genitales y eyaculando".

También contaba a sus alumnos relatos sexuales donde él era protagonista, hacía invitaciones y sugerencias a tener relaciones sexuales y pedía fotos de los genitales. Además tenía material fílmico e imágenes de explotación sexual de menores de edad en grandes cantidades dentro de las computadoras que fueron halladas en su domicilio.

En algunos casos, esos actos constituyeron delitos en sí mismos y en otros fueron los previos para cometer delitos más graves de abuso sexual a partir de la manipulación. Sumado a que les proveía a los chicos bebidas alcohólicas y marihuana en su casa. 

La historia

Los rumores de su accionar abusivo comenzaron a circular cuando trabajaba como preceptor en el Colegio Nacional de Buenos Aires (CNBA). "Rowek venía de una escuela primaria privada, de donde había sido echado por el comportamiento deshonesto con varios alumnos de 13 años, después de un viaje de egresados. Las conversaciones eran todas de tónica sexual", recordó a Clarín una trabajadora del CNBA tiempo atrás.

Aparte del runrún había indicios de que Rowek no se comportaba como debía. "Confundía la faceta profesional con la social, no separaba los tantos... Le gustaba la joda", sostuvo otra fuente. Y aclaró que "siempre se quería sumar a los viajes a Tilcara que organizaban los de cuarto y quinto año, por fuera del colegio, por lo que desde la institución pedíamos que no fuera nadie ligado a ella. Pero a él había que remarcárselo".

Finalmente, el colegio no le renovó el contrato por las sospechas. Pero eso no lo detuvo. En mayo de 2020, durante la pandemia, la mamá de un nene de 12 años, estudiante de una escuela de Villa Devoto, lo denunció.

La mujer aportó chats con fotos de los genitales del docente que le enviaba a su hijo. La Justicia actuó rápido: lo detuvieron en flagrancia -estaba acostado en la cama con un alumno de menor de 14 años- y le dictaron la prisión preventiva.

Al salir a la luz el caso, 21 víctimas –menores de edad al momento de los hechos- se acercaron a la Ufedyci a denunciarlo. Sin embargo, el juicio se focalizó en ocho víctimas, dado que los delitos sufridos por las otras 12 habían prescripto.

La Sala I de la Cámara en lo Penal, Contravencional y de Faltas declaró la prescripción de esos hechos y el Tribunal Superior de Justicia porteño lo confirmó. Pero por el derecho de las víctimas a ser escuchadas y los Juicios de la Verdad pudieron declarar durante el juicio todos los denunciantes.

El juicio por el derecho a la verdad atribuye responsabilidad, es decir, indica que una persona cometió los delitos, pero no fija una pena.

Más alla de ese juicio, las normas cambiaron con el paso del tiempo y ampliaron la protección a las víctimas de este tipo de delitos. En 2011, la ley Piazza modificó los plazos de prescripción del abuso sexual en la infancia y estableció que ese plazo empieza a correr desde que la persona abusada llega a los 18 años.

Después, en 2015, se sancionó la ley 27.206 que modifica el Código Penal para la prescripción de delitos sexuales y trata. Establece que el plazo comienza a correr desde que la víctima hace la denuncia.

Dónde pedir ayuda

La línea 102 es un servicio gratuito y confidencial, de atención especializada sobre los derechos de niñas, niños y adolescentes. Pueden llamar las niñas, niños y adolescentes ante una situación de amenaza, de vulneración de derechos, para pedir asesoramiento o hablar con alguien.

También se pueden comunicar familiares, otras personas adultas referentes (docentes, vecinos, organismos gubernamentales y de la sociedad civil) y cualquier individuo que sepa o sospeche sobre la afectación de los derechos de un menor de edad.

PS

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